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  • Miércoles 24 de Abril de 2024

Con violencia y activismo responden jóvenes a olvido


Ciudad de México, 16 de febrero.- Las juventudes mexicanas han sido “abandonadas” por el Estado, refieren antropólogos y politólogos consultados por este medio digital. La marginación social y la falta de inclusión de este sector poblacional, lleva a los jóvenes a formar parte de entornos de violencia que los vuelven víctimas o victimarios, o que los hacen emigrar. O también los llevan a actuar y a organizarse, no por ideología o identidad social, sino para dar solución a las necesidades que nadie más atiende.
    Para entender a dónde se dirige la cuarta parte de la población mexicana que representan poco más de 30 millones de jóvenes, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), es necesario entender su presente.
    Hablamos de una minoría vulnerable que se enfrenta a carencias sociales y que, debido a los inadecuados manejos del Estrado, desconfía del sistema, de las instituciones públicas y del gobierno, concuerdan los analistas.
    En los últimos 88 años, las juventudes mexicanas han formado parte de un proyecto político. Sólo que conforme fue transcurriendo el tiempo, la claridad del mismo se desdibujó, explica el doctor Hector Castillo Berthier, sociólogo del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en su libro Juventud, Cultura y Política Social (2008).
    La creación de diferentes organismos, cambiantes de prioridades, objetivos y estrategias; el ensanchamiento de las burocracias y la rotación permanente de funcionarios, son algunos factores que complicaron, paulatinamente, el diseño de políticas públicas congruentes con las necesidades y demandas de la población joven en México.
    De 1930 a 1977, el proyecto político y de desarrollo de lo que es ahora el Partido Revolucionario Institucional (PRI), incluyó a las juventudes de los sectores obrero, campesino, popular y militar para fortalecer sus estructuras y comandar al país.Entonces hubo afinidad política entre el gobierno y los jóvenes organizados, cocida, al principio, en el bullente clima post-revolucionario e impulsado, después, con el “desarrollo estabilizador” y su idea de crecimiento económico sostenido [1940-1970].
    A partir de 1977 y hasta 1997, la plataforma partidista fue incluyendo a los jóvenes como el “brazo derecho del gobierno para el apoyo directo del partido oficial”, hasta desembocar en una separación entre el proyecto de gobierno y los códigos culturales de la sociedad, escribe Berthier.
    Es decir, el partido dejó de impulsar a los jóvenes como parte de su plan de desarrollo –bajo la acción del Estado benefactor– para simplemente utilizarlos como combustible de su maquinaria.
    El legado –ulterior a los manejos del PRI, porque ya hemos tenido dos administraciones panistas–, plantean los especialistas consultados, fue la “inepta política actual” y el abandono sistemático de los jóvenes.

¿HACIA DÓNDE VAN LAS JUVENTUDES?

“El desamparo, el desarraigo y los temores frente a un futuro expropiado” por las precariedades estructural [marginación social] y subjetiva [falta de identidad con la sociedad y su Estado], además de la crisis de legitimidad de la política, hacen que las juventudes funcionen de manera individual, refieren Rossana Reguillo Cruz, coordinadora del Programa Formal de Investigación en Estudios Socioculturales de la Universidad Jesuita de Guadalajara; y Alfredo Nateras Domínguez, antropólogo especializado en psicología social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) campus Iztapalapa.
    De ese modo, lejos de identificarse por un sentido comunitario basado en principios y valores, los jóvenes se identifican por las carencias y los atropellos que experimentan.
    Y desencantados del Estado, en medio de una crisis social, las juventudes actúan de manera positiva [a favor de la sociedad] o negativa [de manera individual y hasta violenta], comentaron a SinEmbargo antropólogos y politólogos.
    Por el lado positivo, las juventudes se organizan y participan en su entorno, a partir de lo que Reguillo Cruz denomina como “comunidades de sentimiento”.
    Es decir, “formas de participación social y política”, que lejos de tener una estructura ideológica, son “reivindicaciones de resistencia culturales”, explicó el doctor Nateras. Esto quiere decir que las juventudes operan y se organizan para resolver los problemas inmediatos.Ejemplos sobran: “Los indignados” con políticos y banqueros en España; “Somos el 99%”, los que criticaron, en todo el mundo, el manejo de las economías nacionales por una minoría millonaria; el “#YoSoy132” en México, que pugnó por la libertad de expresión, entre otras cosas; o “Wikipolítica”, la plataforma ciudadana que llevó a Pedro Kumamoto a obtener una diputación en Jalisco.

El 5 de febrero pasado, un intento de asalto en un camión del transporte público dejo como saldo tres personas muertas: dos jóvenes asaltantes y un pasajero. Dos cuerpos quedaron tendidos sobre la autopista México-Puebla a la altura del kilómetro 23. El 5 de febrero pasado, un intento de asalto en un camión del transporte público dejo como saldo tres personas muertas: dos jóvenes asaltantes y un pasajero. Dos cuerpos quedaron tendidos sobre la autopista México-Puebla a la altura del kilómetro 23.