• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 28 de Marzo de 2024

CULTURA POLITICA DEMOCRACIA Y VALORES

Representación política


MIGUEL RUEDA DE LEON


El asunto de la representación política ha sido el centro de numerosos debates desde los tiempos de la antigua Grecia, cuando Platón, Aristóteles y otros filósofos trataron el tema con mucha agudeza. San Agustín con su Ciudad de Dios, permitió apuntalar la visión platónica de la representación política, y hacer entender a la baja Edad Media que los reyes eran la representación de Dios en la Tierra. Esa explicación sirvió para legitimar el sistema político de Europa por mucho tiempo. Casi mil años después Santo Tomás de Aquino, con una mirada mucho más terrenal y siguiendo principios aristotélicos, permitió con sus reflexiones que pensadores posteriores como Marsilio de Padua, Pico Della Mirandola, Nicolás Maquiavelo y otros del Renacimiento, se plantearan nuevas preguntas sobre el derecho natural y las formas de gobierno, la representación política, soberanía, el poder legislativo, las mayorías, y las formas de representación.
Mucho después, en la Inglaterra de Thomas Hobbes y luego en la Francia de la Revolución, el debate sobre la representación política, nación, república y soberanía se avivó en una forma exponencial. La idea de una “democracia pura” se batía contra la democracia representativa. Pensadores tan profundos como Saint-Just, Rousseau, Guizot, Constant y otros, aportaban sus ideas a un forcejeo intelectual entre cómo definir al sujeto, ciudadano, o al individuo como representante de sí mismo. Si todos somos iguales a los ojos de Dios, ¿cómo hay un rey con más privilegios que todos los demás? ¿Cómo conciliar la libertad individual de decidir sobre la cosa pública, con la idea de delegación por medio de unos representantes ante una asamblea?

Uno de los pensadores de esa época que más aportó a esta polémica sobre representación política fue el abate Enmanuel-Joseph Sieyés, considerado como un actor político clave de su tiempo, cuya influencia se siente todavía hoy en día en los estudios de ciencias políticas. En sus Ensayos sobre los privilegios y ¿Qué es el tercer Estado?, este autor se deslinda del Ancien Régime y nos lanza definitivamente a navegar sobre la modernidad política, delineando claramente una idea de sujeto, división del trabajo, Nación, poder constituyente, representación política y poder constituido. Sieyés  parte de la definición del ciudadano, para llegar al concepto de Nación, que lo es todo. Además agrega que “todo es representación dentro del Estado social”. El autor era un firme defensor del gobierno por procuración, pero a la vez estaba claro en los límites que debía tener ese poder delegado.

El debate continúa en nuestros días, y pensadores como el filósofo postmarxista Antonio Negri, bajo una clara influencia de Spinoza, ha planteado explicaciones novedosas a la representación política. En sus obras Anomalía Salvaje, El Poder Constituyente, Multitud, Imperio, y Commonwealth, Negri nos pasea por términos como la Biopolítica, el Biopoder, el Estado-Nación, democracia, república, multitud y muchos otros que proponen miradas y lenguajes innovadores, para tratar de explicar algunas relaciones políticas globalizadas.

En un muy interesante curso del doctorado en Ciencias Políticas de la UNAM, me comentaba el destacado profesor Efrén Del Valle Fernández, comparó las lecturas de Sieyés con las de Toni Negri, “entre sus alumnos” para deliberar sobre el eterno debate entre Poder Constituyente y Poder Constituido. ¿Cuándo debe cesar, si es que debe, la acción del Poder Constituyente? Si la soberanía reside en el pueblo, entonces, ¿cómo se representa políticamente esa soberanía? Esas son preguntas que en Mexico se deberían hacer los líderes más encumbrados del gobierno y de la oposición, para que con sus respuestas permitan a los ciudadanos tomar el protagonismo que les corresponde.