• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 25 de Abril de 2024

Disidencias

Un gobierno federal ineficiente y tramposo


José A. Vázquez


Al término de la lucha armada mexicana de 1910, el gobierno mexicano no tuvo la capacidad de crear las bases ideológicas y culturales de acuerdo a las necesidades propias de una población que esperaba como resultado el surgimiento de nuevas formas y maneras de ejercer la autoridad, con la implícita esperanza de formar servidores públicos con capacidad de gobernar para todos.   
    Contrario a la exigencia creadora e incluyente, obtuvo como fruto tres grupos que en la medida que pasaba el tiempo, establecían relaciones de opresores y oprimidos. Los primeros la alta aristocracia criolla, reminiscencias de la colonia y las oligarquías porfiristas que se reagruparon e incluyeron en los partidos políticos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), vinculada a una clase media adinerada. El segundo grupo estaba formado por obreros, campesinos, intelectuales, profesionistas y clases medias más inclinadas hacia la pobreza, compuesta por empleados y servidores públicos menores. El tercero, la población indígena nacional, compuesta por 56 etnias y 15 millones de personas.
    Grupos sociales que el Gobierno no ha podido incluir en una sola ruta, en un sólo proyecto de Nación; incumpliendo con el Proyecto de Desarrollo propuesto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 
    Distinguiéndose desde siempre por su alta ineficiencia para CREAR las condiciones de prosperidad; e incluso, contrariamente a lo mandatado por la Constitución, optan por obstruir la posibilidad de armar el andamiaje cultural (denominado ideologías, pensamiento social, idiosincrasia, etc,) de inclusión y prosperidad general.
 
LOS EXPROPIADORES
Pero vayamos al grano. Miren ustedes, esta clase social alta que gobierna al país, se ha distinguido por su altísima ineficiencia en resolver los problemas nacionales y vivir pegada al presupuesto. Cito esto porque nunca han ofrecido respuesta voluntaria a la demanda social, e incluso, la gente tiene que recurrir a movilizaciones y actos de protesta para que sean escuchadas; en algunos casos con la consecuente represión policíaca.
    Así lo indica el movimiento ferrocarrilero de 1958-1959, donde fueron detenidos 3 mil 039 trabajadores; de los cuales a 68 se les impusieron sentencias por el delito de “disolución social”, 9 mil fueron despedidos, y otros fueron asesinados. El 2 de octubre de 1968, el ejército atacó el mitin estudiantil en Tlatelolco donde el Consejo Nacional de Huelga calculó en su momento en 150 el número de muertos. En la década de los años 70, el gobierno desarrolló la Guerra Sucia antiguerrillera, utilizando diversos mecanismos legales y extralegales para justificar y organizar la persecución y exterminación de los guerrilleros.
    Más recientemente, se tienen registrados crímenes de Estado como el de Aguas Blancas, en el estado de Guerrero, donde asesinaron a 17 campesinos y 21 resultaron heridos; los 43 secuestrados desaparecidos en Ayotzinapa; los más de 3 mil casos documentados de desapariciones forzadas, etc. Solo para indicar muertes a manos del gobierno. Sin contar los asesinatos de 120 mil personas en el sexenio de Felipe Calderón; y las 90 mil que van en el sexenio de Enrique Peña Nieto, esto último por la disputa del mercado de las drogas.
    Indicativos de su incapacidad para crear condiciones económicas y sociales estables y permanentes de acuerdo a la situación del país.
    Paralelamente a estas atrocidades del gobierno, la corrupción alcanzó su cenit con la venta de Teléfonos de México (Telmex), Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Nacional de Electricidad (CFE), donde en lugar de corregir sus problemas internos, decidieron entregarlas a particulares. Ahora promueven a José Antonio Meade Kuribreña como el hombre que solucionará todo lo mal hecho. Es obvio que es una mentira más de las oligarquías, porque Meade es el artífice y operador de algunos de estos despojos a la Nación.
    Esperemos entonces una campaña priista cargada de mentiras, con carretadas de dinero para comprar conciencias –pues lo que se compra con dinero ajeno es siempre barato-, impulsada por la aristocracia más autoritaria e inmoral, que ha robado el proyecto de Nación y que tiene secuestrada a la democracia mexicana. Así estamos hasta que el pueblo refleje su dignidad en un voto.