• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 29 de Marzo de 2024

DE FRENTE Y CON FUERZA CONTRA LA CORRUPCIÓN


EMMANUEL RUIZ SUBIAUR


La corrupción no sólo es un asunto de desviación de recursos o sustracciones de bienes; también es corrupción la falta de eficiencia, de probidad y el mal desempeño en el servicio público; lo es, el solicitar prebendas o “regalías” a cambio de realizar un servicio que por ley y obligatoriamente se debe de realizar, o por asignar un contrato.
    También lo es el vender plazas o privilegiar a los amigos –o amigas- que no tienen los méritos ni los conocimientos suficientes o necesarios para contratarles por encima de quienes si tienen esos merecimientos. Es corrupción el no sancionar al servidor público que cometió una falta –más si esta es grave- u ocasionó daño o perjuicio a la administración gubernamental.
    El salir día a día a dar cifras y datos que son falsos, que no son avalados por la realidad, solo para aparecer en los medios en franca búsqueda de los reflectores y convertidos en adoradores de su personalidad -culto a la personalidad se denomina sociológicamente-, no sólo es desinformar, sino, centralmente corromper.
    Por lustros se ha insistido en que el más grande daño que se hace a la nación y a la sociedad es la corrupción, que se refleja desde el tráfico de influencias hasta el desvío de fondos públicos, el peculado, el abuso de autoridad y otra decena de actos que se han tipificado como delitos o como faltas graves o infracciones.
    Recientemente salió un listado de acciones que habla de más de 3 mil 300 formas de corromperse; largo listado de actos de corrupción; ¡pobre espíritu de los mexicanos expuestos a tan atractivos desvíos!
    Hay frases ya hechas que se refieren a actos de corruptelas: le dio una “mordida”; se puso “la del Puebla”; se “resolvió ”con un “moche”; le toca su respectivo “diezmo”; le “rento” la plaza; te consigo un “testigo”; hay que “aceitar la maquinaria” con una “catorce”; hay que pagar la “tarifa”; y así, cientos de expresiones, que denotan que en el ser del pueblo mexicano la corrupción se ha convertido en una subcultura.
    La corrupción es un delito en todos los países y en todos los idiomas: en Inglaterra la expresión: “You scratch my back, and i´ll scratch yours” (Ráscame la espalda y yo te rascaré la tuya); la frase común en Portugal: “¿Será que näo tem um jetinhjo? (¿Será que no podamos llegar a un arreglillo?, también la usan en Brasil); en el programa de Los Simpson, quinta esencia de la vida en Estados Unidos, se lee con frecuencia en el pecho del Jefe de la policía de Springfield (Clancy Wiggum o Jefe Wiggum –en México Jefe Górgory, por Celso Górgory-, que representa al estereotipo de policía estadounidense: obeso, incompetente, aficionado a las rosquillas y perezoso), una insignia o escudo que reza: “Cash bribes only” (Sobornos ¡sólo en efectivo!).
    En francés se usa la expresión “pot-de-vin” (Un pote de vino), para ocultar que a alguien se le dé un soborno; en Italia se usa la expresión “Una mano lava l´altra (mano)” (Una mano lava la otra –mano-), aunque en Turín –Piemonte- se complementa la frase: “Una mano lava l’altra e tutte e due lavano il viso”, como queriendo decir “Si tú no dices nada de lo que yo hago, saldrás beneficiado”.
    Los romanos usando el latín vulgar decían en la Roma Antigua: Manus manum lavat (Una mano lava a la otra mano); y en Estambul –la segunda Roma –Constantinopla- se usa la expresión en turco: “gór beni, góreyim seni” (Si tú me haces este favor, yo te haré otro).
    En todas partes del mundo y en todos los idiomas, la corrupción es un delito o practica nociva que atenta contra la democracia.
    Si esto es así: ¿por qué no luchar contra la corrupción? ¿Por qué no estatuir un buen sistema anticorrupción y nombrar un Fiscal General Contra la Corrupción? 
    Mucho bien se haría. Aunque, a esta altura, viene a cuento la frase de Mijail Bakunin: Ejercer el poder corrompe; someterse al poder degrada.