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  • Miércoles 24 de Abril de 2024

LEY DE SEGURIDAD INTERIOR ¿PRELUDIO DE UN NUEVO FRAUDE?


EDGAR MARTINEZ BRICEÑO


Villahermosa, Tabasco, 3 de diciembre de 2017. La semana pasada se aprobó en la cámara de diputados la Ley de Seguridad Interior, la cual busca “regular” la actuación del ejército en las calles de nuestro país. Al menos, eso dicen sus impulsores. Se pretende emplear al ejército en tareas de seguridad pública y normalizar su presencia cotidiana en nuestras colonias, barrios y patios “durante el tiempo que sea necesario”. Vale la pena mencionar que el ejército lleva ya más de 10 años en las calles y la delincuencia no ha hecho más que crecer, llegando en el año actual a romper los récords existentes de homicidios desde que se inició su medición.
    La aprobación de esta Ley por los diputados del PRI, PAN, Partido Verde, entre otros, es un reconocimiento implícito de que la política de seguridad de los sexenios PRIANistas ha fallado y que en nuestro país existe una guerra interna que solo podrá ser ganada mediante el poder militar. Pero aún falta la decisión que tomen los Senadores, de quienes, a pesar que la ONU les ha pedido no aprobar la ley, la abundante experiencia nos indica que no debemos esperar una actuación diferente. Los Senadores del PRI-PAN-PVEM son iguales que los diputados, solo que más caros.
    Resulta de especial relevancia el contexto electoral en el que se circunscribe la legislación en puja. Legalizar la militarización del país a unos meses de “la gran elección” genera pensamientos políticamente impuros. Es que, a pesar de que el texto menciona que no habrá actuación contra protestas de tipo político siempre que estas sean pacíficas, es bien conocido el actuar maquiavélico del gobierno al respecto: infiltrar manifestaciones con grupos de choque (supuestos anarquistas de estilo punk, encapuchados y armados con cadenas, palos, piedras y bombas molotov), generar violencia (pintas a monumentos históricos, vandalismo a instalaciones y comercios, destrozos a la vía pública, agresiones contra las fuerzas policiacas para desencadenar su reacción), deslegitimar públicamente la protesta (difamación de movimientos en medios de comunicación), y al final justificar el uso de la fuerza. Reprimir (aplicar la nueva ley). El PRI sabe que el próximo año corre el inminente riesgo de perder la presidencia, y sabe también cómo llevar a cabo un fraude (Doctorado Honoris Causa) ¿se atreverá a lanzar al ejército contra la gente?
Que Dios nos agarre confesados.
 Twitter: @MartinezBriceno