• La Verdad del Sureste |
  • Martes 23 de Abril de 2024

Núñez: legitimidad legal, social y política

*Tres elementos que sustentan la legitimidad del proceso electoral *Indispensables para mantener la gobernabilidad y promover el progreso


JOSE A. VAZQUEZ


De las elecciones y sus resultados puede conseguirse la estabilidad, gobernabilidad y los acuerdos, o una permanente pugna que impida atender las necesidades básicas de la población. Pasar de la oposición al gobierno propositivo no es fácil.
    El componente final de las elecciones constitucionales en el sistema electoral latinoamericano, incluido el mexicano, requiere un análisis especial de sus fundamentos legales, sociales y políticos que sustentan la legitimidad y la gobernabilidad democrática después de las elecciones.
    Precisamente fue el tema que abordó Arturo Núñez Jiménez, durante su participación en el foro “Desafíos de las Elecciones en tiempos de cambio: un panorama latinoamericano”, realizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), la OEA, la UNAM y la Secretaría de Relaciones Exteriores en el Palacio de Minería, de la Ciudad de México.
    En una amplia exposición, el mandatario tabasqueño y especialista en temas electorales, se refirió al desafío pendiente de legitimar legal, política y socialmente la parte final del proceso, aquella que una vez concluida la jornada cívica - electoral y en la que se entra precisamente cuando los candidatos perdedores aceptan o rechazan los resultados. Cuando sucede lo segundo puede iniciar un lapso de crisis, con la consecuente judicialización ante los Tribunales y el riesgo de movilizaciones de protestas. Esta es la llamada etapa poselectoral.
     Partiendo de las experiencias y ejercicios electorales en los comicios constitucionales en “ese antes y después”, es importante – dijo Núñez entre líneas- que identifiquemos y analicemos las causas, las justificaciones políticas, los actos legales e institucionales, los señalamientos y las acciones emprendidas por los liderazgos partidistas, los jefes de grupos, caudillos o políticos independientes, debido a que con su comportamiento expresan el contexto real del nivel de legitimidad del proceso electoral en su fase final.
     Nada fácil por supuesto, en un país de intereses evidentemente encontrados y de fricciones políticas como consecuencia de un régimen tradicionalmente hegemónico prevaleciente, que es a su vez dependiente de los poderes económicos y fácticos nacionales e internacionales.
     Sin embargo, en su análisis Núñez Jiménez subrayó que habría que asumir que “la legitimación democrática es un continuo que existe como tema y como problema antes de la elecciones; si partimos como un problema de crisis de legitimidad democrática en nuestros países que deriva de una parte de cambios civilizatorios”, cerrojo maestro. En este sentido, como proceso social y “civilizatorio” forma parte del continuo y permanente desarrollo de la democracia de los pueblos.
     De ahí el empleo de los términos social, legal y políticos, como los tres elementos que sustentan la legitimidad del proceso electoral y mantienen la gobernabilidad.  De manera que “es evidente que si hay legitimidad democrática hay una condición necesaria para que haya gobernabilidad democrática”, recalcó Núñez Jiménez. Un asunto que debe ser motivo de reflexión y debate al interior también de los partidos.
     Son factores en los que intervienen las autoridades electorales, los partidos políticos, el marco jurídico (legal), los candidatos y la propia ciudadanía;  toda vez que una baja participación ciudadana puede dar motivo a una deslegitimación democrática y el comportamiento de los actores políticos, al aceptar o no la derrota. Es también una fuente de legitimidad o de ilegitimidad de la elección.
     Estimó que independientemente del resultado de las elecciones presidenciales, México enfrentará el desafío de legitimidad democrática después de la elección de 2018, derivado de la gran diversidad de liderazgos y de sus posicionamientos en torno al trabajo de los organismos electorales. Es por eso que el trabajo del INE y demás instancias arbitrales deberá ser impecable.
     Otro tema abordado por Núñez, en respuesta a asistentes al Foro, fue el reconocimiento que es evidente el desprestigio de los partidos políticos, de sus militantes y dirigentes. Dijo: “hay que reconocer autocríticamente que los partidos están mal, pero yo no sustituirá otra vez a los partidos por las personalidades, los caudillos que ya vivimos eso en México”. Invitó a reformar y mejorar el sistema de partidos, pero como parte del proceso de pluralidad que contribuya hacia la consolidación de la transición democrática y con un régimen político calificado por todos como un régimen democrático. Una mejor democracia, después de todo, debe reflejarse en mejores condiciones de vida para la mayoría, sin exclusiones.