• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 30 de Enero de 2025

OBSTÁCULOS PARA LA DEMOCRACIA

*Arturo Núñez, entre la teoría y la práctica; las dificultades del cambio

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Los principales obstáculos para el avance democrático en México son la desigualdad social, los poderes fácticos y la falta de una cultura política democrática, afirmó recientemente el gobernador Arturo Núñez. Habló desde su conocimiento teórico y desde lo que ahora le ha tocado vivir en Tabasco. Son demasiados los intereses contra los que se tiene que enfrentar un proyecto de cambio. Más aún si observamos que el régimen priísta se mantuvo en Tabasco durante casi ochenta años, y sólo vivió la competencia a partir de 1988 con el movimiento iniciado por Andrés Manuel López Obrador y que precisamente llevó a Núñez al gobierno en 2012.
Un breve paréntesis: el régimen priísta en Tabasco, fue predominantemente autoritario, rapaz y chapucero, aunque tuvo épocas de indudable desarrollo con Carlos Madrazo Becerra, Leandro Rovirosa Wade y Enrique González Pedrero.
    Quisiera referirme en esta colaboración a lo dicho por el gobernador Núñez en el Seminario Internacional “Derechos Políticos, Instituciones Electorales, Sistema de Gobierno y Democracia”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral.
    Ahí habló el ex subsecretario de Gobernación y fundador del Instituto Federal Electoral del proceso que vive México: la instauración de un nuevo modelo político que aún falta por consolidar. “Estamos –afirmó- en una etapa de consolidación democrática en México, creo que hemos pasado la transición, hemos avanzado en la instauración de un nuevo régimen político, sigue la culminación”.
    Habló sobre los avances democráticos alcanzados en México, para lo que ha sido necesario el diálogo, la negociación y la construcción de acuerdos. Es y será –insistió- la única manera de procesar productivamente la democracia para bien de la sociedad.
    Núñez se refirió a siete puntos para poder entender el nuevo régimen político. Destacó que primero era necesario cuestionar “¿en dónde estamos parados?”, porque sólo de esa manera se podría caminar hacia arreglos institucionales y políticos que permitan avanzar en una dirección. Refirió las “reformas cruciales” para el avance de la vida democrática en el país, desde 1977 hasta el 2013.
Defendió el papel de los partidos políticos, las instituciones gubernamentales y la participación de la sociedad civil, así como la labor realizada hasta ahora por los senadores y diputados –no todos, por supuesto-, pero sostuvo que “se terminó con el argumento de que el Congreso mexicano era el freno al cambio, había todo un diagnóstico que pretendía decir que este país estaba paralizado, que no crecía económicamente porque el Congreso lo detenía, y esto no es cierto, nuestro Congreso ha sido más que productivo”.
    Sin embargo, aun cuando se avanzó lentamente, ahora es indispensable consolidar la democracia participativa, estableciendo en la Constitución procedimientos como la consulta popular. Una consulta que por cierto –anoto- que esta vez se aprobó pero con una serie de candados casi para que no se realice o para que sea inocua.
    Precisamente en este aspecto, Núñez señaló:  “Creo que ahí hay una agenda pendiente que tendríamos, quizá por tratarse de la historia que se trate, del peso que tiene en la vida económica nacional y en las finanzas y de un recurso natural no renovable que la primera consulta nacional la tendríamos que hacer sobre los hidrocarburos”.
    El gobernador tabasqueño reflexionó que el avance democrático logrado hasta ahora se ha debido en gran medida “al empuje de las oposiciones, pero también a la voluntad que hubo desde el gobierno de evolucionar y relegitimar el régimen con avances democráticos”.
    Se refirió asimos a la necesidad de adquirir una cultura de la legalidad “para que efectivamente estemos en México en un estado democrático y social de derecho”.
Podríamos decir que ahí está parte del pensamiento político y la reflexión a partir de la práctica gubernamental,´ aunque se entiende también que como gobernador Núñez tiene que ser cuidadoso al referirse a esa “oposición” sui géneris en que está convertido el PRI en Tabasco: una serie de grupos y familias, que no un partido, interesado sólo e recuperar sus privilegios y no en abonar a la democracia o al desarrollo de la entidad. Por el contrario, ese partido promueve y aprueba dos de las medidas más dañinas para el estado: la reducción de las participaciones petroleras por la vía fiscal –una reforma del 2007 impulsada por el PRI y PAN-, y la nefasta entrega del petróleo a las transnacionales con las reformas del 2012. En el panel “Democracia Constitucional” también participaron el coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones (el capo de capos), y  Diego Fernández, del Partido Acción Nacional (PAN), un personaje vinculado a esos poderes fácticos que han frenado la democracia verdadera.