• La Verdad del Sureste |
  • Jueves 25 de Abril de 2024

UBER ¿EL HUACHICOL DEL TRANSPORTE?


Edgar Briceño Martínez


Desde la llegada de la empresa de servicios tecnológicos “Uber” a la entidad, se ha desatado una batalla entre la advenediza y la autoridad. Esta última profiriendo que Tabasco no es una selva, y que se debe respetar la legalidad; la empresa por su parte, arribando a la fuerza como en los demás estados donde se ha instalado y esperando que el respaldo de la ciudadanía termine por torcer el brazo institucional y legalizarla.
    La empresa Uber en el estado mencionó que “brinda servicios tecnológicos y no de transporte”. Bajo este esquema quien brinda el servicio de transporte propiamente, es el particular, dueño o no del vehículo, el cual al recibir una contraprestación por dicho servicio, generalmente por parte de un desconocido, está emulando las funciones de un taxi. La diferencia con este último es que el taxi para poder brindar dicho servicio (con plataforma tecnológica o no) debe tener una concesión otorgada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, lo cual es un proceso que va más allá de la mera requisición: además de sortear el entramado burocrático necesario, el transportista hubo de erogar montos exorbitantes para la adquisición de su permiso o concesión (placa) aunado al precio del vehículo automotor y sus adaptaciones, sin olvidar que existe un pago anual por concepto de refrendo de dicha concesión o permiso.
    Más aún: la petición (de concesión o permiso), dice la Ley de Transportes del Estado de Tabasco “debe tener sustento y previamente debe existir algún elemento que permita determinar técnica y metodológicamente si es o no procedente conforme a las necesidades sociales”. Esto último básicamente significa que si no se necesitan más taxis o vehículos que brinden el servicio de transporte, simplemente no los habrá (al menos, concesionados). Y es que la ciudad ya tiene suficientes problemas viales como para que de manera irresponsable cientos o miles de vehículos más se apoderen de la movilidad y terminen por regalarnos una copia tropical a escala de la Ciudad de México.
    Hay que tomar en cuenta que Uber, aunque aparentemente focaliza sus servicios hacia un segmento de mercado distinto al aceptar el pago vía tarjeta desde la propia aplicación, al contemplar también la opción de pago en efectivo, está compitiendo directamente contra las unidades del servicio público que si están legalizadas, lo cual, a sabiendas de lo que dicha legalización implica, es desleal.     
    Pero así como ha entrado a la fuerza, a la fuerza también ha traído algunos insoslayables beneficios. Y es que resulta sumamente cómodo solicitar el servicio desde la palma de tu mano; unos pocos movimientos en el Smartphone y la unidad automotriz más cercana llegará hasta tu ubicación, lo que además de reducir los costos que implica la solicitud de un radio taxi, evita la desagradable y a menudo estéril exposición del usuario al inclemente tiempo tabasqueño.
    No ha sido poca la presión que lo anterior ha ejercido contra el gremio del volante, por lo cual de a poco lo ha obligado a mejorar. Primero, se ha conjurado un aumento a las tarifas del servicio de taxis como consecuencia del último gasolinazo previo a la liberalización del precio de los combustibles, ese que alborotara  el mal humor social. Segundo, en aras de competir contra los beneficios de la tecnología Uber, se ha detonado el desarrollo de la inversión y el ingenio locales: recientemente la empresa Blitz Car, 100% tabasqueña según su propia descripción, ha desarrollado una aplicación muy atractiva que compite directamente contra Uber: los mismos beneficios, con las ventajas competitivas de que, a diferencia de la transnacional, al asociarse la nueva plataforma tecnológica con transporte que ya contaba con concesión, logra ubicarse dentro del marco de la ley.
    Aunado a ello, al aceptar el pago solamente mediante tarjeta, evita competir directamente contra los taxis amarillos, logrando así definir mejor una segmentación del mercado.  
    Si bien, el tema de las tarifas sigue dándole la ventaja a Uber, no lo será por mucho tiempo: la competencia presionará, se intensificarán los operativos e incrementará la cacería de vehículos Uber, y como respuesta se contraerá el ánimo de los socios, seguido por una disminución de su presencia; eventualmente habrá un aumento en sus tarifas determinado de manera natural por la Oferta y la demanda. O lo que es conocido en el argot tecnológico de Uber como “tarifa dinámica”.
    Seguramente el gobierno del Estado esté interesado en crear empleos, pero no a costa de la fuerza y sin regulación. El horizonte de la empresa en el estado se debate entre llegar a un acuerdo con la autoridad o desaparecer.
    Que Uber se quede todo el tiempo que sea necesario para mejorar tanto como sea posible el transporte público, al final, el beneficiado es el usuario.
Twitter: @MartinezBriceno