• La Verdad del Sureste |
  • Martes 23 de Abril de 2024

¡¡VIVA CRISTO REY!!


MVZ. CARLOS FCO. LASTRA GONZALEZ


Un 21 de Julio pero de 1929, llega a su fin la guerra cristera con la firma de los acuerdos entre el Gobierno de México y la iglesia católica. Bajo el lema de “Viva Cristo Rey”, corría el año de  1926,  e inicia el movimiento armado en México denominado de los Cristeros, en la Zona del Bajío, Altiplano, Centro y la Península de Yucatán en el Sureste  de la República Mexicana. El movimiento cristero fue una lucha armada de católicos mexicanos, contra el  Gobierno Dictatorial de Plutarco Elias Calles, quien a través de la Ley Calles,  atentaba de palabra, legislación y hechos concretos, en contra de la vida religiosa de México. En la historia oficial este hecho ha sido ignorado intencionalmente, aunque grupos armados con más de 50,000 hombres se enfrentaron con las fuerzas gubernamentales, algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250 mil, entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano.   A ellos se sumaban miles de personas, hombres y también mujeres, que de diversas maneras apoyaron logísticamente el movimiento cristero.
    Este movimiento político-religioso ocurrido hace más de 90 años a través de los cristeros,  demostraron al gobierno mexicano, que con sacrificios, sus esfuerzos y sus vidas,  en México no se puede atacar impunemente la fe religiosa  ni a las iglesias. Después de 4 largos años de luchas y guerras, quedo demostrado en forma tan convincente la razón del movimiento cristero, concluyendo con la persecución religiosa, obligando a respetar la religión, la práctica y el desarrollo de la misma.
    Tras la llegada a la Presidencia de la Republica  de Emilio Portes Gil, comenzaron las negociaciones para dar fin al movimiento armado,  nombrando como intermediario al recién elegido embajador de los Estados Unidos Dwight Morrow, la santa sede designaría al Obispo de Tabasco Pascual Diaz Barreto y al Delegado Apostólico Leopoldo Ruiz Flores.
    Sin pedir ni ceder algo a cambio, el gobierno concede amnistía a los cristeros que se rindan y devuelve los templos y casas que no estén ocupadas por alguna oficina gubernamental. La Iglesia y los católicos quedan en la misma situación que tenían antes de estallar la guerra cristera.
    A partir de este momento de distención político-religioso el Estado Mexicano  y la iglesia católica entraría  a un periodo de “relaciones Nicodemicas”  en referencia a Nicodemo, el Fariseo que se acercaba a Jesús de Noche (de ahí el termino Nicodemo, el que viene de noche), en el que el Estado renunciaba a la aplicación de la ley y la Iglesia renunciaba a exigir sus derechos. Estas relaciones nicodémicas o modus vivendi a un persiste.