Ciudad de México, 22 de marzo de 2025. – La calidad de vida de las mujeres adultas mayores puede verse influenciada por diversos factores, desde sociales, ambientales, familiares hasta económicos; pero pocas veces se habla del deseo sexual en la vejez y la poca información que abona a una vida salud sexual digna en adultas mayores.
Erróneamente percibimos a las adultos mayores como personas asexuadas, concepción influenciada por estereotipos alrededor del sexo; estos estigmas se ven potenciados e influenciados por cuestiones de género, siendo las mujeres adultas mayores las más rezagadas y olvidadas en el tema.
La problemática honda en los prejuicios a los que se enfrentan las mujeres adultas mayores como una condicionante meramente social, aunado, también tienen que lidiar con el poca o nula información que hay con respecto a la sexualidad de forma general y particular como parte de un público específico.
El veto incrementa cuando se aborda el deseo sexual como parte de los derechos sexuales de la vejez correspondientes al sistema de salud, puesto que: se asume que la edad reproductiva y la procreación son los únicos factores determinantes de la práctica sexual, por ende, el sexo fuera de estos parámetros suele ser ignorado rechazado y mal visto.
Los derechos sexuales y reproductivos incluyen:
> Ejercer la sexualidad de manera independiente de la reproducción.
>Estar libre de discriminación, presión o violencia en nuestras vidas sexuales y en las decisiones sexuales.
En aumento, no existen políticas externas a los derechos fundamentales que garanticen una vida sexual digna en la vejez, pues hablar de derechos sexuales representa un sinónimo de los derechos reproductivos, ignorando las necesidades físicas de las mujeres adultas mayores, siendo una problemática evadida por las autoridades y una conversación incómoda para la sociedad.
Una forma de exponer dicha problemática es por medio de cifras; la esperanza de vida de las mujeres mexicanas oscila entre los 79 años aproximadamente, según el estudio más reciente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) 2023, y el fin de la edad reproductiva marcada por la llegada de la menopausia suele presentarse entre los 45 y 55 años según el Gobierno de México.
Con estos datos y con la concepción de que la vida sexual de las mujeres finaliza en la víspera de la menopausia: se está dando por hecho que en el margen de 24 a 34 años según sea el caso, las mujeres adultas mayores no ejercen una vida sexual de forma activa.
Esto no quiere decir que así sea o que sea una realidad colectiva, quiere decir que en esos rangos de edades son ignorados y por ende eliminados sus derechos sexuales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) concibe a la salud sexual y reproductiva como:
“Un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, la cual no es la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad.
La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libre de toda coacción, discriminación y violencia.
Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos en plenitud” – OMS, 2006
Sabiendo que la salud sexual y reproductiva abarca un panorama más allá de una vida sexual activa, resulta fundamental contemplar a las mujeres adultas mayores dentro de las políticas de salud sexual y derechos reproductivos, formulando e implementando nuevas que procuren las saludes sexuales y derechas NO reproductivas.
VEJEZ Y
DESIGUALDAD DE
GÉNERO
Resulta de suma importancia considerar que los derechos sexuales y reproductivos están dirigidos únicamente para las mujeres en etapa gestante pues aunque la sexualidad es un espectro muy amplio, la vida sexual activa para las mujeres está limitada a la decisión de tener o no hijos y esto dista de la realidad en el cuerpo.
Haciendo de esta problemática una común tendencia a la desigualdad por cuestiones de género, ya que para los hombres la edad no es una limitante en cuanto mantener o continuar con una vida sexual activa.
Para ellos existen posibles soluciones en cuanto a ciertas adversidades que puedan presentar en el camino, tal es el caso de la viagra o “pastillita azul”, la cual, aunque no esté previamente dirigida a un público de edad avanzada ha recobrado popularidad entre el mismo.
Mónica Navarro, trabajadora social y psicóloga ha especializado su labor en adultos mayores, conociendo de primera mano sus necesidades y conflictos, en el artículo Los derechos sexuales de las mujeres mayores de la Red Latinoamericana de Gerontología reconoció que todos los enfoques en cuanto a la sexualidad de adultos mayores están dirigidos a hombres.
“(…) un dato importante de las desigualdades de género es que todo lo que son ayudas técnicas en pos de la sexualidad de las personas adultas mayores están dirigidas a los varones, como prótesis, pastillas, y eso está hablando que la sexualidad está habilitada para ellos”.
Un tema poco abordado, es la violencia estética en la vejez, pues está etapa representa circunstancias totalmente distintas para hombres y para mujeres que coexisten en la misma sociedad, reforzando la concepción de que las mujeres adultas mayores son menos valiosas frente la existencia de los varones adultos mayores, desde un panorama meramente físico.
“al hombre mayor se lo ve como interesante, se atribuyen cierta atracción a las canas, pero las mujeres mayores dejan de tener cualquier interés erótico, no está habilitado ni permitido en ellas el disfrute de la sexualidad” agregó.