Lo que se anunció como una movilización de alto impacto por parte del autodenominado movimiento "Generación Z", terminó en una jornada de baja participación. La "Marcha Nacional del Silencio por la Paz", convocada para este domingo, no logró el poder de convocatoria esperado, registrando una afluencia de apenas 250 personas en su punto máximo sobre el Paseo de la Reforma, según reportes de la policía capitalina.
Un inicio marcado por el silencio y el contraste
Poco después de las 11:00 horas, el contingente partió del Ángel de la Independencia con destino inicial hacia Bellas Artes. Los manifestantes, portando banderas de México, imágenes religiosas de la Virgen de Guadalupe y pancartas con consignas críticas hacia la administración federal, avanzaron inicialmente en silencio, una de las premisas de la movilización.
Sin embargo, la solemnidad se rompió al cruzar frente al Senado de la República. En ese punto, la protesta cambió de tono cuando los asistentes —en su mayoría adultos mayores, a pesar del nombre del movimiento convocante— comenzaron a corear consignas partidistas: "¡Fuera Morena!", gritaban mientras los transeúntes capturaban imágenes con sus teléfonos sin sumarse al recorrido.
Demandas sociales vs. realidad política
Iván Rejón, vocero de la organización, enfatizó que el objetivo central es visibilizar la crisis de seguridad y la urgencia de detener las desapariciones en el país, un problema que calificó como un "cáncer" de más de dos décadas.
La protesta fue visible, pero no logró traducirse en una movilización masiva ni en acciones concretas.
"Estamos en contra de la ineficiencia y la falta de respuesta para dar una solución contundente a la crisis que vivimos. El gobierno ha cerrado espacios y está fallando en escuchar a quienes menos toma en cuenta", declaró Rejón.
A pesar de la baja asistencia física, el vocero intentó minimizar el impacto de las cifras, asegurando que su presencia en redes sociales supera los 3,000 seguidores y que representan el sentir de millones de mexicanos afectados por la violencia.
División interna y el muro de Bellas Artes
El avance de la marcha se vio frenado por dos factores: el "blindaje" de seguridad en el Centro Histórico y la instalación de un tianguis navideño. Al llegar al cruce de Eje Central y la Avenida 5 de Mayo, la logística del evento provocó fricciones internas:
- La postura de los líderes: Iván Rejón y el núcleo organizador decidieron no ingresar al primer cuadro de la ciudad para evitar confrontaciones.
- La disidencia: Un sector de adultos mayores, apoyados por jóvenes vestidos de negro y con el rostro cubierto, instaban a romper la línea y avanzar hasta el Zócalo, generando una división visible en el grupo.
El cierre de la jornada
Tras una última parada en la Avenida Juárez para reiterar sus exigencias de una mesa de diálogo con el Gobierno Federal, el grupo comenzó a dispersarse. Hacia las 14:00 horas, apenas unas 50 personas permanecían en las inmediaciones de Bellas Artes antes de retirarse por completo, dejando las vialidades libres pero con el eco de una protesta que, aunque vocal en sus demandas, no logró movilizar a las masas.
