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  • Sábado 20 de Abril de 2024

La ignominiosa historia de Madrazo no se olvida Parte XX

Las cajas de la infamia lo consagraron como el político más tramposo de México; se gastó 237 millones de nuevos para robarse la elección del 94


Alejandro Hernández


Parte XX

La madrugada del lunes cinco de junio de 1995, una camioneta de tres toneladas se estacionó cerca del lugar donde los tabasqueños que habían marchado en el Éxodo por la Democracia, para exigir la renuncia de Madrazo y nuevas elecciones, descansaban en el zócalo de la Ciudad de México.
    Una persona se bajó de la unidad y buscó a Andrés Manuel López Obrador. Le dijo que traía una documentación importante que debía conocer. Le explicó el contenido del cargamento que había trasladado desde esta ciudad de Villahermosa.
    Eran las famosas cajas de la infamia que resguardaban miles de documentos originales que amparaban el gasto descomunal que Roberto Madrazo Pintado, el tramposo maratonista de Berlín, realizó para ganar, mediante el fraude electoral, la gubernatura en 1994.
    Se trataba del archivo completo de la Secretaría de Finanzas del Comité Directivo Estatal del PRI en Tabasco. Era la primera vez que se podía demostrar documentalmente el fraude electoral en la historia política del país.
Así se pudo saber que en la campaña electoral del 94 Madrazo Pintado se gastó 237 millones de nuevos pesos, 72 millones de dólares al tipo de cambio de aquella época, cuando el tope del gasto era de cuatro millones de nuevos pesos.
    Es decir, cada uno de los 290 mil votos que oficialmente sacó Roberto Madrazo tuvo un costo de 800 nuevos pesos.
    Esa revelación se hizo pública en una conferencia de prensa que el viernes nueve de junio ofrecieron López Obrador, Juan Molinar Horcasitas, y los entonces consejeros electorales del IFE (hoy INE) José Agustín Ortiz Pinchetti y Santiago Creel Miranda.
    En esos miles de documentos se especificaban los gastos de promoción y compra de votos; transportes de personas; pagos para la prensa; para la realización de encuestas; nóminas de equipo de seguridad; cientos de boletos de avión; injustificadas e incomprensibles mensualidades para los funcionarios del PRI en el estado; pagos a dirigentes de partidos de oposición; retribuciones a grupos evangélicos, hasta el mantenimiento de iglesias católicas, según consignó en ese tiempo el diario La Jornada.
    Todos esos gastos fueron cubiertos a través de cuatro cuentas de cheques de Banca Confía, institución crediticia ya desaparecida, bajo los números 80-5175-0; 80-5200-5; 805211-0 y 80-5481-4.
    En la elección del 20 de noviembre de 1994, Madrazo Pintado gastó 22 millones de dólares más que lo que invirtió en su campaña William Clinton para ganar la presidencia de Estados Unidos, 50 millones de dólares. En la contienda presidencial, el PRI gastó 134 millones de nuevos pesos, esto es, 103 millones de nuevos pesos menos que lo que el maratonista de Berlín derrochó en su campaña.
    Según las cifras priistas, Madrazo había gastado el equivalente al 73 por ciento de lo que costó la campaña del candidato a la Presidencia de la República; rebasó 60 veces el tope fijado por las autoridades electorales y gastó 400 veces más que López Obrador, su contendiente en los comicios del 94.
    Las pruebas de este exorbitante gasto de campaña electoral priista en Tabasco equivalen a casi 80 por ciento de la deuda pública del estado, que es de 329 millones 576 mil nuevos pesos, hasta marzo pasado (1995), según el Banco de México, dato que consignó en un reportaje la revista Proceso.
    Oficialmente, el PRI reportó haber gastado solamente 134,460 millones de nuevos pesos en Tabasco. Los puros esqueletos de las chequeras –seis de Banca Confía y una no especificada- lo desmienten. La trampa había quedado al descubierto.
    “Sabíamos poco de los gastos del PRI y ahora tenemos las pruebas para documentar la ilegalidad y el derroche de la campaña de Roberto Madrazo Pintado”, dijo López Obrador.
    “La democracia solo se puede construir con base a nuestras realidades. Estos documentos son las realidades de lo que ocurrió en las elecciones de Tabasco. Esperemos que estos documentos sirvan para esclarecer responsabilidades, porque es tiempo de avanzar a verdaderas definiciones en el ámbito de la democracia”, dijo Creel Miranda.
    Ortiz Pinchetti consideró que las pruebas documentales del fraude electoral cometido por Madrazo deberían ser “el inicio de un juicio penal contra las personas que intervinieron en las elecciones” del 94.
    El derroche fue impresionante, inimaginable. Durante la campaña corrieron ríos de dinero. Se repartió a manos llenas. Muchos se beneficiaron: políticos de “oposición”, empresarios, concesionarios de transporte, medios de comunicación, ministros de culto religioso, empresas de seguridad y mucha gente y empresas más.
    Un breve muestrario de ese dispendio al que siempre se ha acostumbrado Madrazo Pintado.
    “Roberto Madrazo parecía Santa Claus en su campaña. Todo lo que pedían lo daba. Sin medirse respondía a los tabasqueños. Los gastos no tocaban fondo. La cosa era ganar la elección al costo que fuera”, así lo publicó La Jornada en su edición del 11 de junio.
    Por ejemplo, la señora Matilde Gómez le pidió unas zapatillas para los 15 años de su hija y el PRI se las mandó. El señor Gabriel Hernández le pidió un “préstamo” a Madrazo para construir su casa y el PRI le mandó un lote de materiales para construcción sin costo.
    “Hoy –refirió La Jornada- en el impresionante archivo de los exodistas, por donde se le rasque sigue saliendo una cantidad impresionante de pagos a diestra y siniestra”.   
    El entonces dirigente estatal de la Coparmex, Carlos Madrazo Cadena, primo del exgobernador, le dieron un millón de nuevos pesos para la realización de conteos rápidos, pero nunca los hizo.
    No fue el único. A la Canacintra también le dieron 573 mil nuevos pesos para realizar conteos rápidos.
    Cada mes, Carlos Alejandro Martínez Santiago, personero de Florizel Medina Pereznieto, recibía un millón 115 mil nuevos pesos de reembolso de gastos a militantes, de acuerdo a La Jornada.
    El colmo, el 10 de noviembre de 1994, diez días antes de la jornada electoral, la dirigencia estatal priista autorizó una partida de 300 mil nuevos pesos “para apoyar a partidos de oposición no especificados”.
    Según estos documentos el entonces diputado federal del PAN, Arnulfo Cueva Aguirre, “recibió apoyo económico mensual en la Secretaría de Finanzas del PRI, de 20 mil nuevos pesos mensuales”.
    Hubo otros “opositores”, como el experredista Cuitláhuac Vázquez Hidalgo, quien incluso amagó con denunciar a López Obrador por “difamación”, lo mismo hizo Cueva Aguirre; el candidato del PARM a la gubernatura, Manuel Urrutia Castro, entre muchos otros, cuyos nombres aparecieron en las cajas de la infamia.    
    Parte importante del gasto operativo de la campaña de Roberto Madrazo fue a parar a las manos de los concesionarios de autobuses del estado y circunvecinos, para apoyar el acarreo masivo de militantes a los actos del PRI.
Largas listas de los rubros, en documentos originales, con sello tricolor y firma de recibido, constatan los costos del transporte. Con fecha del 19 de noviembre, la víspera de la jornada electoral, y en un lapso de una semana, el PRI estatal erogó la cantidad de 563 mil 400 nuevos pesos en alquiler de transporte.
    Uno de los seis miembros del PRD que analizaron los archivos de la Secretaría de Finanzas del PRI tabasqueño que lo que estaba a la vista “son solo los gastos que se pueden comprobar con los documentos que obran en poder del partido, pero que detectaron la existencia de otras cuentas bancarias de diversas instituciones de las cuales no cuentan con los talonarios ni pólizas”. La primera reacción de la dirigencia estatal priista fue negar la existencia de esa papelería contable que daba cuenta del derroche en la campaña madracista. Salió a decir, presurosa, que se trataba de documentación “falsificada”, que el proceso electoral ya era “cosa juzgada”.
    Sin embargo, conforme se fueron haciendo públicos en la prensa nacional y en La Verdad del Sureste, único medio local que publicó esos papeles, quedaba claro que eran documentos originales, irrebatibles.
    Durante más de un mes, el Periódico de la Sociedad Civil publicó facturas, pólizas de cheques y otros documentos con nombres de políticos, empresarios y periodistas locales y nacionales.
    Fue un verdadero escándalo. No hubo manera de tapar el sol con dedo. Las pruebas eran irrefutables. Lo que no se sabía, en ese momento, era el origen de los recursos aportados a la campaña. Se supo que el empresario, Carlos Cabal Peniche, fue uno de los financiadores, pero igual se llegó a manejar que había dinero sucio metido en la campaña. Hoy, 22 años después, Madrazo opera la campaña de la candidata del PRI a la alcaldía de Centro en la elección extraordinaria del próximo 13 de mayo, Liliana Madrigal Méndez, y está repitiendo la misma estrategia que marcó su trayectoria y lo definió como el político más tramposo en la historia política del país. ¿Tú le crees a Madrazo? Yo tampoco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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