Israel ejecutó en la madrugada del 13 de junio de 2025 una ofensiva militar contra Irán, denominada oficialmente “Operación León Ascendente” u “Operation Rising Lion”. Los bombardeos se dirigieron a objetivos estratégicos, incluyendo instalaciones nucleares como Natanz, bases militares y presuntos domicilios de altos mandos de la Guardia Revolucionaria.
El primer ministro Benjamin Netanyahu justificó la operación como una acción preventiva para neutralizar lo que calificó de amenaza nuclear inminente para la supervivencia de Israel, advirtiendo que la ofensiva se prolongaría “hasta que sea necesario”. Minutos después, el ministro de Defensa, Israel Katz, declaró el estado de emergencia en todo el territorio israelí, cerró el espacio aéreo y activó sirenas ante la posibilidad de ataques con misiles o drones desde Irán.
En respuesta, Irán confirmó explosiones en Teherán y otras zonas, activó completamente sus defensas aéreas, y aseguró que enfrentará las agresiones. Aún se investiga si entre las víctimas se encuentran importantes científicos nucleares o altos oficiales como el jefe del Estado Mayor iraní.
El gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Trump y el secretario de Estado Marco Rubio, aclaró que no participó directamente en los ataques y su prioridad es salvaguardar a las tropas norteamericanas en la región. Asimismo, el Departamento de Estado ordenó evacuaciones parciales de personal civil y militar en varios países del Medio Oriente, mientras un grupo de trabajo monitorea la situación.
El ataque representa una escalada significativa del conflicto entre Irán e Israel, y ha generado preocupación internacional por su impacto en la estabilidad regional y los mercados energéticos, que ya reflejan aumentos en los precios del petróleo, el oro y una caída en las bolsas.