Ayer aquí, el dirigente nacional de Movimiento Territorial, uno de los sectores del PRI nacional, y diputado federal Erubiel Alonso Que, propuso una “comisión especial para atender la crisis ganadera provocada por el consumo de gallinaza contaminada”.
Según el legislador balancanense, esta “problemática” afecta “diversos municipios de Tabasco y Chiapas, dejando graves pérdidas económicas”.
Parece que está mal informado porque la muerte del ganado por consumo de pollinaza contaminada sólo se registró en Huimanguillo y no en “diversos municipios” como se señala en la versión que hizo circular la oficina de prensa priista. Según el boletín, se han presentado casos en Cárdenas y en la región de Los Ríos, pero hasta ahora no se tiene información oficial que confirme lo dicho por Alonso Que.
Este asunto ya está en manos de las autoridades sanitarias, tanto federales como estatales, por lo que no es necesario crear comisiones. Además, se tiene la certeza de qué fue lo que ocurrió por lo que es innecesario integrar ninguna comisión.
El PRI está acostumbrado a enmarañar todos los asuntos de interés público, como el caso Ayotzinapa, con la supuesta “verdad histórica” de lo que pasó con los 43 jóvenes de la normal guerrerense que fueron desaparecidos en septiembre de 2014, y que ahora sabemos que esa fue una monumental mentira para ocultar la verdad.
El gatopardismo
tricolor
Ya que hablamos del PRI, nos referiremos a su proceso interno para elegir al nuevo dirigente estatal de ese partido.
Esta contienda no despierta ningún interés entre la ciudadanía tabasqueña.
Hace tiempo que dejó de importarle lo que sucede en esa formación política tan viciada por la recurrencia de sus dirigentes y “cuadros valiosos” a viejas prácticas y métodos antidemocráticos que siempre los han caracterizado.
Hacen una alharaca del proceso interno como si realmente la gente estuviera interesada en quién lo vaya a presidir.
En el PRI no hay ni a quien irle. Ninguno tiene presencia, trayectoria ni prestigio, mucho menos ejerce un liderazgo en el tricolor.
Como dice el dicho, “en tierra de ciegos el tuerto es rey”. No creo que alguien le vaya a hacer sombra al actual dirigente estatal, Miguel Barrueta Cambrano. Es un alfil de “Alito” Moreno y su reelección está más que garantizada, por lo que solo le están haciendo al cuento.
Barrueta Cambrano, hijo del que fuera secretario particular del exgobernador salvador Neme Castillo, Hernán Barrueta García, tiene además el respaldo de quien regentea lo que queda del tricolor, el gobernador más corrupto y sinvergüenza que ha tenido Tabasco, Andrés Granier Melo.
Según el boletín del PRI, el Consejo Político Estatal aprobó, “en sesión extraordinaria”, “el método electivo y el tope de gastos de proselitismo para el proceso interno ordinario de elección de las personas titulares de la Presidencia y la Secretaría General del Comité Directivo Estatal para el período estatutario 2025-2029”.
¿A quién le interesa dirigir a ese partido? A nadie. Saben que es un partido en desgracia, sin recursos ni base militante, sin liderazgos ni cuadros valiosos.
Los que había migraron a otros partidos al ver que poco o nada se podía hacer con un dirigente mañoso y corrupto como “Alito” Moreno.
Es un trabajo en solitario, ingrato, que no augura buenos resultados ni en el corto ni a mediano ni a largo plazos. En el pasado proceso electoral, los candidatos del PRI a diputados y alcaldes daban lástima, pues sin dinero poco a nada pudieron hacer y los resultados electorales fueron desastrosos. Conservaron el registro estatal de milagro.
El desprestigio persigue a ese partido, porque siempre que se habla del tricolor se le asocia de inmediato con la corrupción, el queo, tráfico de influencias y muchos otros males que le causó al país y al estado.