Un total de 400 pescadores y pescadoras de comunidades vulnerables y aisladas del municipio de Nacajuca comenzarán a recibir a partir de julio un jornal mensual de cinco mil pesos como parte del programa estatal “Pescando Vida”, con el objetivo de cultivar mojarra tilapia en ríos y lagunas locales. Esta iniciativa busca impulsar el repoblamiento de cuerpos de agua con especies nativas y fortalecer la seguridad alimentaria en la región con mayor presencia indígena en Tabasco.
“El ejido El Encanto es una ranchería que estaba totalmente olvidada, no teníamos ningún apoyo. Toda nuestra vida ha sido la pesca, pero apenas ahora llegó la ayuda. Estamos felices porque nos va a mejorar la vida”, expresó Isela Yazmín de la Cruz, habitante de la comunidad, cuya población se ha reducido en las últimas décadas por la falta de oportunidades.
Durante una gira de trabajo en la zona conurbada de Bosques de Saloya, el pasado 21 de junio, el gobernador Javier May Rodríguez entregó personalmente las 400 constancias a los primeros beneficiarios del programa. “Nunca había salido en la lista, me siento tomada en cuenta”, declaró emocionada doña Martha Reyes, de la ranchería Belén, ubicada a orillas del río Samaria. “Va a abundar la mojarra y mi familia tendrá trabajo y sustento”.
A pesar de que más del 70% del territorio tabasqueño está cubierto por la cuenca hidrológica del Usumacinta-Grijalva y numerosas lagunas, hasta ahora no existía un programa formal de piscicultura enfocado en comunidades originarias. Estas comunidades han sostenido históricamente una relación profunda con sus cuerpos de agua a través de la navegación y la pesca.
Con “Pescando Vida”, comunidades como Belén se reconectan con el río como fuente de sustento y herencia cultural. “Esto mismo está cambiando a las comunidades indígenas. Nos va a ayudar mucho para que haya abundancia de especies porque la verdad se acabó”, expresó Marta.
Andrés Osorio, beneficiario de la ranchería Jiménez, asistió junto con su esposa a la entrega. “Antes habíamos metido solicitudes a otros programas, pero se los daban a otros. Ahora sí nos tocó. Vamos a poder tener mojarras, venderlas, dar empleo y alimentarnos”, compartió.
El programa contempla beneficiar en su primer año a 2,500 personas, con una meta de alcanzar a 10,000 pescadores en cuatro años. “Es un empleo permanente. Serán sus propios jefes. Antes trabajaban para un patrón, ahora lo harán para ustedes mismos”, motivó el gobernador May Rodríguez, al invitar a los beneficiarios a convertirse en productores de mojarra y emprendedores del agua.