• La Verdad del Sureste |
  • Domingo 15 de Junio de 2025

Comunidad Tzajalch’en y Las Abejas de Acteal denuncian agresión armada en su contra

Sufren amenazas e intimidación por parte de las autoridades estatales a quienes acusaron de perpetuar la violencia en el lugar

«Cobijan a esos grupos y propician asesinatos y posibles masacres», denunció la organización

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En lugar de que la Fiscalía investigara la agresión, criminalizaron a uno de sus integrantes y lo incomunicaron por varias horas, según informó la organización, desde el pasado 30 de abril

Integrantes de Las Abejas de Acteal y los habitantes de la comunidad Tzajalch’e en Chiapas dieron a conocer la agresión armada que sufrieron el pasado 8 de junio y tras dar a conocer los hechos, las familias de la zona han comenzado a sufrir amenazas e intimidación por parte de las autoridades estatales a quienes acusaron de perpetuar la violencia en el lugar: «Cobijan a esos grupos y propician asesinatos y posibles masacres», denunció la organización.

 

En lugar de que la Fiscalía investigara la agresión, criminalizaron a uno de sus integrantes y lo incomunicaron por varias horas, según informó la organización, desde el pasado 30 de abril, cuando se celebraron 50 años de su fundación, se han denunciado las diferentes omisiones del Estado por la inseguridad que ha vivido la comunidad en la zona, por la cual tuvieron que realizar una jornada de ayuda y oración por la Paz para pedir un alto a la violencia en agosto del 2024.

 

En un resumen de los hechos, el pasado 8 de junio, aproximadamente a las 6 de la tarde, ocurrieron varias detonaciones de fuego desde un monte ubicado a 400 metros de la escuela e iglesia católica de la comunidad Tzajalch’en. En consecuencia, las balas alcanzaron el techo del domo de la cancha de basquetbol donde se encontraban reunidas autoridades de la comunidad. Posteriormente, el ataque también fue dirigido al atrio de la iglesia católica en donde estaban integrantes e infancias de la organización Las Abejas de Acteal.

 

Posteriormente, un grupo de personas armadas llegaron a la comunidad Tzajalch’en y se dirigieron al sitio de donde salieron los disparos. Al mismo tiempo, se dio aviso a las autoridades municipales y en su lugar la Guardia Nacional y el Ejercito mexicano arribaron. Mientras se dirigían a otro lugar, los habitantes escucharon disparos de armas.

 

Desde 1997 se ha presentado intervención militar en la zona, recordemos que ese año se llevó a cabo la Matanza de Acteal a raíz de una incursión paramilitar en la localidad de Acteal, municipio de Chenalhó, en la región de Los Altos de Chiapas.

 

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el contexto represivo y violento contra la comunidad chiapaneca surgió porque en el interior de esta había miembros afines a los ideales del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El conflicto surgió debido a los problemas políticos e intercomunitarios en la región entre los miembros del consejo municipal de Chenalhó, dirigido por el PRI, y los simpatizantes del EZLN, quienes representaban al Consejo Municipal Autónomo de Polhó y a Las Abejas, sociedad fundada y registrada como organización sin fines de lucro en 1992.

 

El 24 de mayo de 1997 se presentaron en Chenalhó varios homicidios, desapariciones de personas, daños y robos a casas en los ejidos de Los Chorros, Polhó y Majomut. Debido a esto, 12 mil personas, aproximadamente, abandonaron sus comunidades por temor a represalias. El contexto violento continuó los siguientes meses hasta el 17 de diciembre de 1997, cuando falleció Agustín Vázquez Secum, militante del PRI, en una emboscada por parte de un grupo integrado, se creía, por simpatizantes del EZLN.

 

Días después, el 22 de diciembre, un grupo de 60 paramilitares, vestidos de negro, dispararon con armas exclusivas del Ejército contra Las Abejas –conformado por indígenas tzotziles– mientras se encontraban orando dentro de una ermita. La masacre comenzó a las 11 de la mañana y se prolongó hasta las 7 de la tarde; dejó un saldo de 45 personas muertas (18 mujeres –cuatro de ellas estaban embarazadas–, 16 niñas, 4 niños y 17 hombres), así como 26 lesionados graves. Además, 12 víctimas murieron por heridas causadas por armas punzocortantes o por disparos recibidos por la espalda.

 

Hay que recordar que la entidad presenta crisis humanitarias de gran escala, en abril de 2025, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas anunció en su informe «Chiapas, en la espiral de la violencia armada y criminal», diferentes escenarios en los que se ejerce violencia contra las mujeres de la entidad siendo algunos de los más importantes el desplazamiento forzado y desapariciones.

 

Cimacnoticias documentó en «Soy una niña desplazada». Infancias como víctimas de conflictos armados en Chiapas, cómo desde hace tres años la disputa del territorio fronterizo de Chiapas por parte de distintos grupos criminales han vuelto comunes los enfrentamientos armados a lo largo de municipios de la región Sierra Mariscal y Frailesca, comprometiendo la integridad de las 161 mil 570 niñas, niños y adolescentes de la región.

 

Según la Organización de las Naciones Unidas, las niñas tienen un 90% menos de probabilidad de tener acceso a la educación que los niños en zonas de conflicto. También son víctimas de matrimonios infantiles, de trabajo esclavo o de ser reclutadas como niñas soldados.

 

La organización MeLel Xojobal que trabaja con niñas, niños y adolescentes tsotsiles y tseltales en Chiapas, señala que este es uno de los estados más violentos para las niñas y adolescentes debido a que es la entidad con el mayor número de embarazos adolescentes y matrimonios infantiles en el país.

 

Pese a que las niñas, niños y adolescentes nunca inician las guerras, son quienes se encuentran en mayor exposición a sus consecuencias. Se ven obligados a huir de sus hogares por la fuerza, a ser testigos de violencias o incluso a cometer ellas y ellos mismos crímenes de guerra.

 

En este sentido cabe mencionar que a finales de julio del 2024, la situación de violencia en el territorio fronterizo de Chiapas se agravó para la población civil, hubo bloqueos en sus calles y cortes de electricidad, hasta ataques directos y reclutamiento forzado.

 

Datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) señalan que, a nivel nacional, 127 mil 445 personas han desaparecido; mientras que en Chiapas son 7 mil 163 personas desaparecidas, de las cuales 3 mil 833 son mujeres y 3 mil 330 hombres. Del total, cerca de mil 997 son adolescentes entre 15 y 19 años (mil 492 mujeres y 485 hombres) y mil 735 infantes de entre 0 y 14 años (mil 91 niñas y 644 niños).

 

A partir de 2006 a 2018 se observó un aumento en las desapariciones de mujeres en Chiapas logrando superar la cifra de los hombres. Además, la edad más frecuente de desaparición de las mujeres es de 15 años provocando que tres de cada diez personas en este rango de edad continúen desaparecidas.

 

Bajo este clima, se ha desgarrado el tejido social de las comunidades y pueblos originarios, afectando sobre todo a los grupos más vulnerables como las mujeres, ya que al desplazarse pueden enfrentarse a restricciones de servicios de salud como la sexual y reproductiva o la violencia sexual en campamentos o albergues.

 

A las 8 de la noche, las personas armadas regresaron a Tzajalch’en en donde talaron árboles para bloquear el camino que conecta la comunidad con otros sitios como Tzanembolom y Cruzton. Para la mañana del 9 de junio, la Fiscalía Indígena de los Altos de Chiapas, a cargo Lorenzo López Méndez, y elementos de las Fuerzas de Reacción Inmediatal Pakal (FRIP), llegaron a la comunidad bajo el argumento de proporcionar seguridad e investigar por los ataques ocurridos.

 

Se solicitó a las autoridades de la comunidad que asistieran a Tzanembolom para llevar a cabo una inspección y a petición de la autoridad comunitaria, asistió un integrante de la organización Las Abejas de Acteal para ser traductor del agente comunitario; sin embargo, a su regreso a las 6 de la tarde, se dio aviso que el integrante estaría preso bajo el delito de secuestro.

 

El evento referido por el que se detuvo al integrante de Las Abejas de Acteal fue la retención de una mujer, habitante de Tzajalch’en que se llevó a cabo por las autoridades comunitarias días antes. Esto sucedió al descubrir que la mujer se dedicaba a vender droga en la comunidad y se encontraba en proceso de investigación para conocer la procedencia de la mercancía y tomar acciones.

 

«Señalamos que la actuación de las autoridades comunitarias y su asamblea es con base a los acuerdos comunitarios o sistemas normativos reconocidos en el artículo 2 de la Constitución», señaló Las Abejas de Acteal en un comunicado. No obstante, la Fiscalía y los Pakales retuvieron e incomunicaron por horas dentro de una camioneta oficial al integrante de la organización hasta que fue liberado, en vez de investigar la agresión efectuada un día antes.

 

El historial de violencia contra Las Abejas de Acteal

 

La agresión cometida contra Las Abejas de Acteal no es un acontecimiento actual y tampoco un hecho aislado. Se trata de un acto represivo que da continuidad a la detención del mismo integrante en 1992 junto con otras cuatro personas «por buscar justicia y oponerse a la violencia en esos años«. En ese año, tres hermanos -Agustín, Catarina y María Hernández López- heredaron un terrero de 120 hectáreas ubicado en la comunidad de Tzajalch’en, municipio de Chenalhó, en Los Altos de Chiapas.

 

En un contexto social donde las mujeres aún eran excluidas del derecho a poseer tierras, Agustín intentó adjudicarse en exclusiva la propiedad, negando a sus hermanas el derecho legítimo a su parte de la herencia. El conflicto familiar escaló a una disputa política al involucrarse grupos ideológicos y organizaciones civiles que defendieron los derechos agrarios de las mujeres.

 

La tensión incrementó hasta desembocar en un acto de violencia en donde Agustín abrió fuego contra tres hombres -Lorenzo, Nicolas y Vicente Hernández López- dejando dos heridos y un muerto. Posteriormente, acudió a un juez municipal y responsabilizó del conflicto a cinco personas; Mariano Pérez Vázquez, Sebastián Pérez Vázquez, Felipe Hernández Pérez, Antonio Pérez Gutiérrez y Manuel Pérez Gutiérrez, quienes fueron a dar al CERESO No. 5 en San Cristóbal de Las Casas. La detención fue provocada por el ayuntamiento de Chenalhó en complicidad con el entonces Gobernador de Chiapas José Patrocinio González Blanco y Garrido.

 

En consecuencia, 400 tzotziles de distintas comunidades del municipio de San Pedro de Ch’enalvo’, organizaron marchas para exigir la liberación de los detenidos donde posteriormente se convirtieron en una fuerza ante la injusticia y se constituyeron como sociedad civil en diciembre de 1992 bajo el nombre de Las Abejas de Acteal con 200 integrantes de 8 comunidades.

 

Ahora, es un grupo autónomo en resistencia que se dedica a lucha de los derechos humanos como la tierra y los territorios de la comunidad de manera pacífica. Tienen presencia en la comunidad de Acteal, Chenalhó y abarca 4 municipios de los Altos de Chiapas, la mayoría hablantes de la lengua maya tsotsil y una parte maya tseltal.

 

Durante su camino, han dado testimonio de paz, justicia, libertad, y también de denuncia y protesta. Ha hecho presencia en diferentes lugares del país y del extranjero, buscando que su acción aporte algo para la causa de los demás pueblos organizados y también con el fin de articular esfuerzos por el objetivo común: La construcción del Lekil Kuxlejal (buen vivir).

 

Violencia contra mujeres defensoras

 

La criminalización contra las personas defensoras de la tierra o del territorio no es un hecho aislado, se trata de una práctica que atenda contra sus derechos a salvaguardar la vida de la naturaleza, el agua, los ríos, las montañas, los bosques, la semillas y la diversidad de especies animales.

 

La Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (Im-defensoras) apunta que la mayoría de quienes defienden la tierra son mujeres indígenas, garífunas o afrodescendientes que viven en zonas rurales, por lo que les ha tocado trabajar la tierra a la par de que históricamente fueron excluidas de poder ser prioritarias de estas y de tomar decisiones sobre los territorios ante las políticas coloniales que han terminado por eliminar las cosmovisiones de varios pueblos originarios.

 

Sin embargo, su lucha es perseguida por intereses económicos que busca la apropiación de tierras y territorios obligándolas a vivir distintas violencias. Datos de Im-Defensoras señalan que entre 2012 y 2024 se contabilizaron 9 mil 629 agresiones contra defensoras y organizaciones que defienden la tierra en Mesoamérica, siendo que 35 mujeres fueron asesinadas.

 

También apuntaron que México, El Salvador y Guatemala las agresiones contra mujeres representaron 13.4%, 12.7% y 12.3% respectivamente, pero en Honduras tuvo un alza de 62%. En ese mismo periodo, se documentaron 738 agresiones vinculadas acciones de defensa de los derechos de los pueblos indígenas, afrodescendientes y otros grupos etnias.

 

En 2023, el informe de Global Witness informó que México, Honduras, Guatemala y Nicaragua están entre los 10 países del mundo con mayor cantidad de asesinatos por defender la tierra y el medio ambiente.

 

En adherencia, en Centroamérica el 80.2% de los conflictos socioambientales están relacionados con minerales y materiales de construcción, uso de la tierra para actividades de agricultura, pesquería, ganadería y forestería; la gestión del agua, el combustible fósil y el cambio climático, según mencionó el Estado de la Región.

 

Por ello, Las Abejas de Acteal apunto que:

Hermanas y hermanos de buena voluntad, defensoras y defensores de derechos humanos de México y del mundo, no dejen morir a nuestros compañeros de la comunidad Tzajalch’en, que no sea asesinado cualquier hombre a mujer en todo Chenalhó, No nos dejen morir. No queremos más asesinatos, no queremos más mártires. Les pedimos su voz, su fuerza, su acompañamiento y exijan a los gobiernos de Chiapas y de México a actuar con justicia verdadera y no sigan protegiendo a los criminales como lo han hecho hasta ahora.