No hubo un ganador con la mayoría de dos tercios requerida para suceder al fallecido pontífice Francisco.
Cerca de las 21:00 horas locales en Roma (13:00 horas CDMX), la tradicional chimenea del Vaticano lanzó humo negro, símbolo inequívoco de que aún no hay acuerdo.
Fue la primera jornada del cónclave, que arrancó formalmente a las 17:46 horas de Roma (9:00 CDMX) cuando se pronunciaron las palabras “Extra Omnes”, que indican la salida de todos los ajenos al proceso y el inicio oficial de las deliberaciones.
¿QUÉ PASARÁ TRAS LA FUMATA NEGRA?
A partir del jueves por la mañana, los 133 cardenales menores de 80 años que tienen derecho a voto retomarán las sesiones para continuar con las votaciones.
El plan es realizar dos votaciones en la mañana y otras dos en la tarde. Si en alguna de estas rondas se alcanza el número mágico de 89 votos, se sabrá de inmediato con una fumata blanca.
En cambio, si no hay acuerdo, el humo negro volverá a aparecer alrededor del mediodía y por la tarde, en horarios aproximados a las 12:00 y 19:00 horas locales (04:00 y 09:00 CDMX), aunque esto puede variar según la duración de las deliberaciones.
Una fumata negra en otro horario, por ejemplo en medio de la mañana o la tarde, indicaría que hubo votación, pero sin resultado concluyente, como ocurrió este miércoles.
UN AMBIENTE DE EXPECTATIVA EN LA PLAZA DE SAN PEDRO
Mientras tanto, en el exterior, miles de personas se dieron cita en la Plaza de San Pedro para atestiguar el inicio de este proceso histórico. Según estimaciones de la policía, al menos 30 mil fieles y turistas se congregaron con la esperanza de presenciar una fumata blanca que marcara la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica.
Sin embargo, lo que vieron fue humo negro y el símbolo de que, por ahora, el Espíritu Santo aún no ha inspirado la decisión definitiva.
Curiosamente, durante gran parte de la tarde, una gaviota se mantuvo posada sobre la chimenea de la Capilla Sixtina, como si también esperara atenta el desenlace.
CÓNCLAVE: UN PROCESO ESTRICTO Y EN SECRETO
Previo a que comenzara la primera votación, los cardenales realizaron un juramento solemne ante los Evangelios.
Prometieron mantener absoluta confidencialidad sobre todo lo que ocurra dentro de la Capilla Sixtina, tanto en lo referente a los votos como a las conversaciones y dinámicas del proceso.
Este protocolo tiene como objetivo proteger la independencia de la elección y asegurar que no haya presiones externas ni filtraciones.
El cónclave continuará hasta que uno de los cardenales obtenga los votos suficientes. Hasta entonces, el mundo seguirá esperando entre fumata negra y fumata blanca, atentos al humo que definirá el futuro de la Iglesia.