• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 23 de Mayo de 2025

LOS DE ABAJO

Durmiendo con el enemigo ¿Riesgo latente?

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- Se dicen colaboradores leales, pero en el fondo no son más que vulgares ambiciosos
- Oscuros personajes que quieren recuperar el poder a costa de lo que sea

En el gabinete de Javier May Rodríguez hay varios colaboradores muy cercanos que han trabajado con él en otras responsabilidades administrativas. Otros, por distintas circunstancias y coyunturas políticas se sumaron a su equipo de trabajo, y unos más fueron sumados inexplicablemente a pesar de tener una cuestionada trayectoria salpicada de escándalos y corrupción.
Esa mezcla no garantiza una lealtad a toda prueba, sino advierte fisuras. No todos han entendido que en octubre pasado no solo hubo cambio de gobierno sino también de régimen, de estilo de gobernar. Antes había un divorcio con la sociedad, con el pueblo, porque al gobernante en turno no le interesaba atender ni ocuparse de las necesidades básicas y apremiantes de sus gobernados.
Hoy se ejerce una política de puertas abiertas y de contacto directo con la gente, lo que se ha denominado gobierno de territorio, más que de escritorio. Es ahí donde el gobernador se siente más cómodo y en su ambiente, despliega toda su fuerza. Eso se entiende porque la base social es su principal soporte.
Pero no todo se resuelve en el territorio, también se requiere poner atención desde el escritorio para que las cosas caminen mejor. Y es en este ámbito donde no todos los colaboradores han estado a la altura de las circunstancias. Les han delegado responsabilidades y con sus actuaciones han demostrado que no eran los más idóneos.
Algunos por falta de capacidad y otros porque no tienen más compromiso que cuidar su parcela de poder, el hueso, “nadan de a muertito” y no se inmutan ante los embates que desde la oposición o el “fuego enemigo” desde el interior del movimiento contra el llamado “Gobierno del Pueblo”.
Quiérase o no, la inexperiencia o falta de capacidad de algunos, pega a la administración y es parque abundante para que los detractores lancen abuses con la intención de minar la confianza y la credibilidad de este gobierno.
Hemos visto, leído y escuchado en estos días, en voz de una autoridad educativa, desafortunadas decisiones que, lejos de ayudar perjudican enormemente la imagen del gobernador, por tener él la responsabilidad de haber designado a tal o cual colaboradora o colaborador en áreas muy importantes del quehacer gubernamental.
Cuando no se resuelve sino se complican las cosas, quiere decir que no fue la mejor designación que pudo hacerse y el costo es muy grande para el gobierno, porque se agota con más celeridad el bono de confianza otorgado por el pueblo en las urnas.
Hay quienes no siguen al pie de la letra los principios del movimiento de no robar, no mentir y no traicionar. Inclusive, secundan las versiones malintencionadas esparcidas por los enemigos del gobernador de que lo quitarán del cargo pasado los dos años para nombrar a un sustituto que ponga “orden” en el gobierno.
No solo avalan esa falsedad, sino que un personaje recién llegado se auto promociona para sucederlo en el cargo. Lo dicen con una seguridad que hasta se creen con los arrestos, la influencia y la capacidad para completar el sexenio. Se lo confían a sus íntimos.

INFILTRADOS Y
DESLEALES
Otros no dicen semejante barbaridad, pero como buenos infiltrados operan en contra del mandatario, ponen toda suerte de trabas a la administración, filtran documentos o riegan falsos rumores sobre diversos asuntos administrativos que son utilizados por los sicarios informativos para darles revuelo en las redes sociales.
Esos son los más peligrosos, porque no le deben lealtad a quienes los dio una responsabilidad administrativa, sino al jefe político del grupo al que pertenecen. Se dicen colaboradores leales, pero en el fondo no son más que vulgares ambiciosos que quieren recuperar el poder a costa de lo que sea.
Aquí aplica muy bien la frase “durmiendo con el enemigo” a los que se les abrieron no solo la puerta de la casa sino del aposento principal.
Esta situación implica un riesgo estratégico, ya que la cercanía puede llevar a una traición, debilitamiento o pérdida de principios.
Está comprobado que quienes actúan en contra del gobernante pueden aprovechar su confianza para obtener información sensible, influir en decisiones o debilitar su posición.
Analistas políticos han planteado que esto puede culminar en un golpe político, como una destitución, renuncia forzada o pérdida de apoyo interno.
La ciudadanía puede interpretar la confianza en los “traidores” como una señal de debilidad o desconexión con la realidad, lo que reduce la popularidad del gobernante y fortalece a la oposición. Si un gobernante mantiene a un colaborador corrupto que actúa en su contra, los escándalos resultantes pueden alienar a los votantes.
En 2027 los adversarios internos van a intentar ganar la mayoría de las posiciones políticas para cumplir su propósito de sabotear a un gobierno legítimo, al que no han dejado en paz ni un solo día desde el primero de octubre, para tratar de recuperar el poder en 2030. Eso es lo que está en juego, nada más y nada menos.