- Necesario despojarse de las malas prácticas asociadas al viejo PRI y a los priistas
El VI Consejo Nacional de Morena, celebrado el 4 de mayo, aprobó una serie de lineamientos derivados de la carta de la presidenta Claudia Sheinbaum, que varios personajes que no se han despojado de su ideología priista -la llevan en sus genes-, debieron sentirse aludidos por los señalamientos de la mandataria.
Morena aprobó modificar sus normas internas para prohibir la postulación de candidatos que busquen suceder a familiares directos en 2027, con lo que se adelantó a la reforma constitucional que entrará en vigor en 2030.
Se establecen reglas claras sobre el comportamiento de los representantes de Morena, incluyendo austeridad republicana, prohibición de condicionar el voto con programas sociales, y cero tolerancia a la mentira o el influyentismo. Estos principios buscan contrarrestar prácticas que han generado críticas, como el uso indebido de recursos públicos.
El Consejo acordó que el Comité Ejecutivo Nacional definirá en enero de 2026 las reglas para las candidaturas de 2027, que garantizarán transparencia mediante encuestas y tómbolas. Esto busca evitar conflictos como los generados por las campañas anticipadas.
Se prohibió condicionar el voto utilizando cargos públicos, programas sociales u otros apoyos sociales. Morena reafirmó su compromiso de mantenerse libre de influencias de grupos económicos, religiosos o delictivos, un mensaje dirigido a reforzar su imagen de partido popular. Es un movimiento, no un partido corporativo como el vetusto PRI.
Se acordó intensificar la movilización social y el trabajo territorial para mantener la conexión con la ciudadanía, en línea con el llamado de Sheinbaum a volver a las raíces del movimiento, algo que se ha estado perdiendo debido a que el partido se ha burocratizado.
Estos resolutivos reflejan un intento de Morena por recuperar la disciplina interna y proyectar una imagen de coherencia ética, aunque su implementación dependerá de la capacidad de la dirigencia para hacer cumplir las nuevas reglas en un partido con fuertes liderazgos regionales y agendas propias.
La carta posiciona a Sheinbaum como una figura de autoridad moral y política, capaz de disciplinar a un partido fragmentado. Su tono aleccionador, respaldado por la figura de AMLO, refuerza su legitimidad ante la militancia.
Al abordar temas como el nepotismo, la corrupción y las campañas anticipadas, Morena busca contrarrestar las acusaciones de la oposición de que se está convirtiendo en un “nuevo PRI”. Esto es crucial para mantener la confianza del electorado de cara a 2027.
La carta apela a los principios de austeridad, humildad y humanismo que resonaron en el éxito electoral de Morena en 2018 y 2024, buscando un retorno a la mística que atrajo a millones de votantes.
Figuras como Ricardo Monreal y Adán Augusto, con bases de poder propias, podrían resistirse a las directrices de Sheinbaum, especialmente si perciben que limitan sus aspiraciones políticas. La historia de Morena muestra que las tensiones entre facciones son recurrentes.
La efectividad de las nuevas reglas dependerá de la capacidad de Luisa María Alcalde y la dirección para sancionar violaciones. La percepción de una dirigencia débil, como se menciona en algunos análisis, podría socavar estos esfuerzos.
Morena enfrenta el desafío de mantener su narrativa de movimiento popular mientras ejerce un poder casi absoluto. Las prácticas clientelistas o autoritarias, asociadas al PRI, podrían surgir naturalmente en un contexto de hegemonía, como advierte Sheinbaum.
Sheinbaum identifica en la carta un peligro claro: que Morena adopte las prácticas que caracterizaron al PRI, como el clientelismo, el nepotismo, la corrupción y la dependencia de poderes fácticos.
El PRI, durante su hegemonía, se convirtió en un “partido de Estado” que priorizaba la perpetuación en el poder sobre los principios ideológicos, lo que llevó a su descrédito. Morena, con su abrumadora mayoría y control territorial, enfrenta un riesgo similar si no logra mantener la disciplina ética y la conexión con el pueblo.
QUE NO QUEDE EN
PALABRAS
La carta y los resolutivos son un intento de prevenir esta debacle, pero el éxito dependerá de la vigilancia constante y de la voluntad política de sancionar a quienes violan los principios.
Si Morena logra implementar los resolutivos, podría consolidar su proyecto de transformación como un modelo de gobernanza ética y popular, diferenciándose de los partidos tradicionales.
Las reglas para las candidaturas y la prohibición del nepotismo podrían reducir los conflictos internos en la selección de candidatos, pero también generar tensiones con liderazgos regionales que dependen de redes familiares.
La carta y los acuerdos buscan proyectar una imagen de rectitud, pero cualquier escándalo futuro, como nuevos casos de corrupción o campañas anticipadas, podría dañar la credibilidad de Morena y reforzar la narrativa de que se asemeja al PRI.
La carta de Claudia Sheinbaum y los resolutivos del Consejo Nacional de Morena son un intento ambicioso de preservar la identidad del partido como un movimiento de transformación, en un contexto de poder abrumador y tensiones internas.
Al enfatizar la unidad, la austeridad, la humildad y la prohibición de prácticas como el nepotismo y las campañas anticipadas, Sheinbaum busca evitar que Morena replique los vicios del PRI. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad de la dirigencia para hacer cumplir las nuevas reglas, de la disposición de los liderazgos a subordinarse a los principios del partido y de la habilidad de Sheinbaum para equilibrar los desafíos internos con las presiones externas.