El químico Granier fue a “Telereportaje” una vez más a victimizarse y a decir una sarta de mentiras. Una de ellas, que gobernó Tabasco “hablando con la verdad a la gente sobre la realidad adversa que vivía” el estado.
Si en verdad hubiera hablado con la verdad, habría tenido el valor de reconocer que sus principales colaboradores saquearon literalmente el presupuesto, que pisó la cárcel por corrupto y si la libró no fue por su inocencia sino por decisiones políticas y por el entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia, Enrique Priego Oropeza, que maniobró para que Eda Ferrer decretara su liberación.
Priego Oropeza quitó a Guadalupe Cadena Sánchez, quien le había impuesto una pena de 11 años prisión por el delito de peculado, y nombró a Eda Ferrer, priista que posteriormente contendió por la alcaldía de Balancán y perdió de calle.
De modo que miente al decirse víctima de una venganza política del exgobernador Arturo Núñez Jiménez. Es un bandido y corrupto, que toleró los desenfrenos y francachelas de su hijo Fabián Granier, quien utilizó la Quinta Grijalva para organizar fiestas con sus amigas y amigos donde corría no solo el alcohol sino también otras sustancias y algunas veces terminaron en orgías, dicho por quienes formaban parte del equipo de logística que se encargaba de la seguridad de la que fuera residencia oficial de los gobernadores en turno.
Este tipo que se cree un santo, un alma de Dios, cuando es un ladrón y sinvergüenza. Ahí está su confesión de los cientos de camisas y zapatos que presumía en una tarde de borrachera sin saber que uno de sus escoltas lo estaba grabando, audio transmitido, por cierto, por ese programa noticioso de la XEVT.
Esa “realidad adversa” a la que se refiere el exgobernador más corrupto que ha tenido Tabasco, fue propiciada por su gabinete, como la crisis hospitalaria que generó al final de ese desastroso sexenio. No gobernaron; saquearon.
Ahí están Héctor Peralta López, José Carlos Ocaña, Marcela González, José Manuel Sáiz Pineda y otros como ejemplo de la corrupción que imperó en su administración.
Cuando inicia su administración la organización criminal Los Zetas lo presionó para pactar como lo hicieron con antecesor, Manuel Andrade Díaz, ese que tanto vocifera en contra del actual gobierno con el tema de la inseguridad.
En la entrevista, Granier le da un llegue al gordo Andrade al decir que en su quinquenio ocurrió el bazucazo en el ayuntamiento de Cunduacán y el asesinato del alcalde de Huimanguillo, Walter Herrera, en las postrimerías de su gobierno.
No era que se garantizara la seguridad de los tabasqueños en esa época sino los acuerdos pactados en los oscurito por Andrade y encima tenía a la “Hermandad” que controlaba la seguridad pública con Juan Cano a la cabeza, entre otros negocios ilícitos, el tráfico de migrantes.
El químico reveló en la entrevista que “una mañana, pasa un comando y con ametralladora, con fusiles de alto poder, balacean la casa de una de mis hijas”. A raíz de ese incidente, se entiende, dobló las manos y permitió que Los Zetas dominaran la plaza.
En la inundación tampoco dijo la verdad. Ocultó que se robaron la mayor parte de la ayuda que llegó del extranjero, principalmente ropa, calzado y otros artículos no perecederos que, en el mayor de los descaros, se vendían en oficinas públicas por quienes se quedaron con ellos, como en el DIF Tabasco.
Dice que el poder no lo cambió. Claro que lo cambió, que estuvo abierto a todas las fuerzas políticas de ese tiempo. La única oposición que había era el PRD cuando ese partido era realmente opositor no el remedo en que está convertido ahora.
MAYANS, ALIPIO Y GRANIER, CONSPIRADORES
El entrevistador, hábil como es, le preguntó sobre su relación con Javier May Rodríguez, en ese tiempo alcalde de Comalcalco. Dice que lamentó que el hoy gobernador “nunca se abriera al diálogo”. Falta a la verdad. Le resultaba incómodo y por eso quiso presionarlo e inclusive quitarlo a la mala de la presidencia con la compra de regidores que se vendieron por unas cuantas monedas.
Lo hicieron a través del Alipio Ovando, adversario político de Javier. Humberto Mayans, el poderoso secretario de Gobierno, fue quien operó esa intentona. No pudieron y se les arrugó cuando Andrés Manuel López Obrador, líder del movimiento opositor, en la plaza pública advirtió que si tocaban a Javier no se la iban a acabar.
En las elecciones locales de 2009, Mayans Canabal operó también en contra del candidato del PRD a la alcaldía de Comalcalco, Óscar Rosado. La víspera de la jornada electoral policías estatales, enviados por el secretario de Gobierno, detuvieron a varios operadores electorales de ese partido, a quienes les iba indicando Alipio Ovando.
Durante la jornada electoral, utilizaron la fuerza pública y grupos de choque para intimidar a los votantes que simpatizaban con el PRD y pese a ello, le costó al candidato del PRI, Alejandro Medina Custodio, ganar la presidencia municipal. Esa fue la venganza del químico ejecutada a través de Mayans Canabal, un político siniestro y perverso, que se da sus ínfulas de demócrata.
Y lo que son las cosas. El marqués no pudo ser candidato a la gubernatura, que era su sueño dorado, porque como dijo el químico en Telereportaje no despuntaba en las encuestas “ni por equivocación”. Eso sí debió haberle dolido mucho a Humberto.
Caído en desgracia, preso por defraudación fiscal, Granier buscó a su “amigo” Mayans y se llevó un chasco.
Le pregunta el entrevistador a Granier en qué momento se rompe la relación con Mayans, y este le responde: “Se rompe cuando yo estoy desesperado que me leen cargos y cargos, y me llevan al Reclusorio Oriente, y le digo al abogado: ´Vete al Senado a ver a mi hermano, Humberto Mayans, dile que necesito su ayuda´. Regresa y me dice, ´Creo que no te va a gustar´”.
Dice que su mayor satisfacción fue haber gobernado y que su principal aspiración actual es ser senador. Pues yo creo que se le pasará lo mismo que Andrade, verá frustrado ese sueño.
Aunque usted no lo crea, hay colaboradores muy, muy cercanos a Granier rescatados” en cargos de decisión.