Recluido dos meses y medio en el Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (CREST), acusado de asociación delictuosa, Hiram Llego Latournerie recobró su libertad, no porque el delito que se le imputa no se le haya probado, sino gracias a amparo.
Sigue siendo presunto responsable de ese ilícito. La suspensión definitiva decretada por un juez federal le permitirá llevar en libertad el proceso legal, y si en el curso de la investigación, a cargo de la Fiscalía General del Estado, se aporta más elementos de prueba será nuevamente recluido en el penal de Villahermosa.
No es inocente como los adancistas han propalado falsamente. Tampoco se trata de una exoneración. La acusación sigue vigente, pues la defensa del indiciado no ha podido demostrar su inocencia, esa que tanto vociferan los gatilleros a sueldo del grupo adancista.
Hiram Llergo, asesor del grupo parlamentario del PT de la 65 Legislatura tabasqueña, se ha querido presentar públicamente como una víctima de una venganza política. Cobijado por el dirigente estatal, Martín Palacios Calderón, y por el coordinador de los diputados federales petistas, Reginaldo Sandoval Flores, se declaró perseguido político.
Su reaparición pública no fue en el Congreso local, sino en el recinto legislativo de San Lázaro para darle mayor connotación política a su versión de inocencia, y para demostrar que cuenta con el respaldo del PT, partido aliado de Morena.
Su presencia en el Congreso federal ha sido interpretada como una medida de presión del PT hacia el partido gobernante y para dejar claro el mensaje de que es uno de los suyos y, por lo tanto, no se le debe tocar.
Eso explica el por qué acusó una persecución política en su contra. En el actual periodo ordinario de sesiones, hay varias iniciativas de reforma constitucional pendientes de sacar en el Congreso de la Unión, los votos del PT cuentan para lograr la mayoría calificada para aprobar la agenda legislativa de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Conociendo cómo se las gastan los dirigentes nacionales del PT se podría decir que se trata de un vil chantaje. Por eso el tono retador y socarrón de Hiram Llergo. Ese partido de todo se aprovecha para sacar raja política.
Aquí en el estado Martín Palacios Calderón ha dado muestras de que es un mercenario de la política, ambicioso y taimado. Ha sido acusado en más de una ocasión de ser un trácala, pero ha corrido con mucha suerte, porque sigue en el cargo como si nada, a pesar de la mala fama pública acumulada.
¿Qué tanta importancia puede tener un simple asesor parlamentario y excandidato a una alcaldía tabasqueña como para merecer tanta atención e interés por parte del PT nacional? Entran en juego otros factores e intereses políticos relacionados con cierto grupo político, que ha demostrado que lo menos le interesa es sacar sin complicaciones la agenda presidencial. Aprovecharon la coyuntura para ejercer presión y salirse con la suya. No deben cantar victoria, porque del otro lado no están mancos ni tullidos, como dijera el clásico.
UN CRIMEN, UNA DENUNCIA, UNA INVESTIGACIÓN
Hiram Llergo no es un perseguido político, sino presunto responsable del delito de asociación delictuosa. El juez de esa causa judicial no ha decretado su inocencia ni ha desechado las pruebas presentadas por la fiscalía.
Él asegura que la acusación es producto de una “denuncia anónima”. Sin embargo, su detención se deriva de la carpeta de investigación que abrió la fiscalía por el asesinato de Maxi Pérez Alvarado, el exdirector de Tránsito del ayuntamiento de Teapa, que presidía su entonces esposa, Alma Espadas, ocurrido el 16 de mayo pasado.
Según las pesquisas, Pérez Alvarado fue designado en ese cargo por mediación de Hiram Llergo, quien quiso suceder a su excónyuge en la alcaldía, primero por Morena, y como no lo consiguió, se postuló por el PT.
De acuerdo a informes de la Comandancia de la 30 Zona Militar, el exfuncionario municipal asesinado estaba involucrado en actividades ilícitas y pertenecía a una organización delictiva. Según ese reporte, su muerte fue ordenada por los líderes al enterarse de que Pérez Alvarado pretendía separarse de ellos.
El 12 de junio, el portal de la revista Proceso, publicó una nota en la que reportó que, la captura de Hiram Llergo, ese mismo día, se derivó de una declaración rendida por uno de los sicarios que ultimaron al exdirector de Tránsito, de acuerdo a una información extraoficial obtenida por ese medio.
“El pasado 20 de mayo, el comandante de la 30 Zona Militar, general Miguel Ángel López Martínez, informó (que) el exdirector de Tránsito de Teapa, Maxi Pérez Alvarado, ejecutado cuatro días atrás, era líder de una banda criminal. Ese "personaje", dijo el militar, estaba involucrado en actividades criminales”, refirió Proceso.
De modo que hay mucho por investigar y aclarar. No basta con decir que es perseguido político y que se le fabricó un delito, hacerse la víctima. Él está obligado a probar su inocencia y, hasta ahora, no lo ha hecho. Sigue siendo un indiciado bajo proceso legal.