“El juez ha fijado ahora el 30 y el 31 de enero como días para una audiencia plenaria o de Folsom sobre la nueva sentencia”, dijo a la prensa uno de los abogados de los hermanos, Mark Geragos, a la salida del Palacio de Justicia de Van Nuys, en el distrito de Los Ángeles.
La sesión de este lunes buscaba allanar el camino para cambiar las condenas y sentencias de prisión por el asesinato en 1989 tras existir pruebas recientemente descubiertas de que ambos fueron víctimas de abuso sexual infantil por parte de su padre.
La decisión de revisarlas a finales de enero y no el 11 de diciembre, tal y como estaba pactado, se debe a que el juez Michael Jesic precisa de más tiempo para valorar el caso.
El relevo del fiscal general del condado de Los Ángeles, puesto que hasta las elecciones del 5 de noviembre ocupó el progresista George Gascón, también influyó en el aplazamiento.
Aunque en un principio los hermanos Menéndez iban a comparecer por videollamada, en la que los presentes podrían verles el rostro, se tuvo que cambiar a una intervención por audio debido a problemas técnicos de comunicación.
En la vista, Jesic concedió la petición del equipo legal de los Menéndez de escuchar el testimonio de Terry Baralt, hermana mayor del padre de los hermanos, y Joan Vandermolen, hermana mayor de la madre.
“Me gustaría verlos ir a casa. Han pasado 35 años. Es suficiente“, dijo Baralt, de 85 años.
Por su parte, Vandermolen leyó un comunicado a nombre toda su familia, que excluía a uno de sus hermanos, en el que pedían al juez la liberación de sus sobrinos.
“Ningún niño debería vivir con el miedo de que su padre lo viole, y me rompe el corazón que mi hermana lo supiera y no hiciera nada al respecto”, agregó.
Las mociones presentadas antes de la nueva vista serán recibidas hasta el 17 de enero, y se prevé que la audiencia pactada para el 30 de enero se extienda hasta el 31.
La de este lunes fue la primera audiencia en casi tres décadas y la popularidad del caso tras el éxito de la serie sobre el acontecimiento ocurrido en 1989 generó que la corte anunciara días antes que habría 16 asientos disponibles para el público interesado en presenciarla y que estos serían sorteados por medio de una lotería.
Al juzgado acudieron familiares, periodistas y 16 personas que fueron seleccionadas a través de una lotería en la que alrededor de 70 asistentes se jugaron una entrada con la intención de enterarse del caso y poder ver las caras de Lyle y Erik tras más de tres décadas en prisión.
Los que quedaron fuera, como Nick Bonanno, un compañero de escuela de Erik quien llegó a las 04:00 hora local con la intención de recibir uno de los boletos, esperaban con ilusión que los hermanos obtuvieran una fecha de libertad fijada.
“Es momento de sanar. Siempre he mantenido que son inocentes, me sorprende que esto haya tomado tanto” tiempo, dijo a EFE Bonanno, quien guarda en su cartera una foto del menor de los hermanos.
En la primera comparecencia pública de los hermanos en 28 años, los asistentes iban a poder ver los rostros de Lyle y Erik, de 53 y 56 años respectivamente, pero la videoconferencia que lo iba a hacer posible no se pudo realizar, aunque sí pudieron escuchar sus voces.
La vista también contó con los testimonios de Terry Baralt, hermana mayor de José Menéndez; y Joan Vandermolen, hermana mayor de la madre, Kitty Menéndez, a quien el juez Jesic consideró como testigos.
Las mociones presentadas antes de la nueva vista serán recibidas hasta el 17 de enero, y se prevé que la audiencia pactada para el 30 de enero se extienda hasta el 31.
Los hermanos fueron hallados culpables en un segundo juicio del asesinato de Kitty y José Menéndez en su casa de Beverly Hills el 20 de agosto de 1989, en un controvertido caso en el que los jóvenes denunciaron haber sufrido abusos sexuales por su padre.
Después de 35 años de prisión, los hermanos recobraron la atención pública debido a la exitosa serie de Netflix ‘Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez’, a la que se sumó un documental y el revuelo de una nueva generación que mira con otros ojos a los que antes fueron vistos como asesinos despiadados.