En Memoria Tabasqueña, hemos explicado cómo las mujeres participaron en algunos procesos de la historia de Tabasco. También se han narrado hechos históricos donde las mujeres irrumpieron en la vida pública y establecieron posicionamientos y demandas ante las instituciones patriarcales de cada época histórica. Hemos rescatado la historia de las mujeres y señalado su presencia en las distintas etapas de la historia; hemos expuesto cómo diversas mujeres participaron luchando por la igualdad, la libertad y la equidad entre hombres y mujeres, desde el siglo XIX hasta nuestros días.
Pero, haciendo un recuento de los cambios significativos que se han dado en equidad de género en la historia de Tabasco. Es necesario decir que: el patriarcado no está herido, ni se encuentra en crisis y, menos, es víctima de una transformación, sigue más vivo que nunca y en permanente reproducción en todas las esferas de la sociedad.
En la historia de Tabasco, del porfiriato hasta nuestros días, las mujeres buscaron momentos coyunturales para expresar sus ideas y discursos, para impugnar la cosmovisión machista y las estructuras patriarcales. En las conmemoraciones públicas, los actos inaugurales de escuelas, en eventos culturales y, en los procesos electorales, las mujeres encontraron coyunturas históricas, para exponer sus ideas de transformación social; por ejemplo, en la Revolución Mexicana, se hicieron escuchar, se organizaron y pugnaron por cambios significativos en sus vidas.
En las escuelas, el trabajo y el periodismo, las tabasqueñas pugnaron por un cambio, realizaron prácticas para modificar la realidad social y las estructuras machistas, que les impedían autorrealizarse con libertad y equidad. De manera puntual, desde 1916, en el Congreso Pedagógico que realizó Múgica, las mujeres buscaron organizarse; con esa perspectiva participaron en el Congreso Feminista de Yucatán y lucharon por el divorcio y mejorar sus condiciones laborales.
Luego, las tabasqueñas irrumpieron en la administración pública, trabajaron en las escuelas e instituciones; lograron el derecho al voto; participaron activamente en la transformación que vivió Tabasco en los años veinte y treinta del siglo XX; lucharon por una nueva educación y el establecimiento de nuevas estructuras sociales que reconocieran su papel en la familia, el trabajo, la política y la escuela.
Pero, la apertura y transformación que significó el Garridismo para las mujeres, fue parcialmente cerrada por el Estado Posrevolucionario y, las mujeres nuevamente tuvieron que replegarse y adaptarse a vivir en una cosmovisión machista, en un sistema social y político que las siguió relegando en todos los órdenes, que solo les permitió incorporarse a la vida pública, bajo relaciones que reproducían al patriarcado.
Ese sistema, incorporó a las mujeres al mundo laboral y la educación superior. En México, con la fundación del PRI y la concesión del voto femenino a nivel nacional, se pretendió burocratizar las demandas y luchas de las mujeres que estaban organizadas; también, se reafirmaron las funciones históricas y sociales que, desde el patriarcado, debían cumplir las mujeres en la familia, el hogar, la vida privada y social.
En esa realidad, en la que los hombres eran los principales protagonistas de las guerras: la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y, las revoluciones en Asia y África, las mujeres fueron incorporadas a nuevas reglas de socialización, bajo la reinvención de sus roles tradicionales. En México, ese sistema les permitió a las mujeres participar en la fundación del PRI y les concedió el voto, mientras difundía y acentuaba su papel hogareño y, las cosificaba en los concursos de belleza y la televisión.
Luego, el sistema político mexicano y sus concreciones regionales: bajo la hegemonía del PRI y el PAN, empezaron a expropiar las luchas y demandas de las mujeres, las volvieron leyes y burocratizaron las organizaciones y grupos, para ahuyentar a las mujeres de las prácticas y posiciones feministas. En ese proceso, el sistema expropio el concepto de equidad, lo reformuló y lo presentó bajo el rostro de la paridad.
Esa dinámica de la historia de México y Tabasco, ha tenido breves rupturas en su devenir inmediato y ha experimentado su fisura más significativa con las movilizaciones de las mujeres en siglo XXI.