La hazaña de sacar con vida a los 33 mineros de Chile que estuvieron 69 días bajo tierra evidenció que en México “el gobierno intentó salvar a la empresa Grupo México –propietaria de IMMSA– pero no a los trabajadores”, afirma Carlos Rodríguez Rivera, investigador del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal) y asesor de la organización La Familia de Pasta de Conchos, que agrupa a los deudos de los 65 fallecidos.
Rodríguez Rivera dice que el rescate en Chile fue más barato que lo que se gastó en Pasta de Conchos: el salvamento chileno costó 22 millones de dólares mientras que, afirma, Grupo México invirtió 30 millones de dólares en el rescate interrumpido, en las indemnizaciones y en la elaboración de informes falsos.
El obispo de Saltillo, Raúl Vera López (impulsor de la organización La Familia Pasta de Conchos) considera que a los mineros simplemente se les dejó morir. Rescatistas consultados por Proceso en 2006 atribuyeron el fracaso del rescate a las decisiones erróneas adoptadas por directivos de la empresa con base en consejos de asesores estadunidenses de dudosa confiabilidad.El gobierno mexicano –que ya cerró la averiguación previa, devolvió la mina a los patrones para que la echen a andar y dio pensiones por debajo de la ley a las viudas– enfrentará el próximo mes dos procesos impulsados por los deudos ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
