Se tardó 30 años en dar una explicación de esa maquinación que idearon para repudiar la decisión del presidente Ernesto Zedillo de obligar a Roberto Madrazo de dejar la gubernatura ante el innegable fraude electoral cometido en 1994.
¿Qué de nuevo podrá decir este siniestro personaje conocido como “Pedro Porro”?, quizá revele entretelones de lo que urdieron para entronizar, a sangre y fuego, en Palacio de Gobierno a Madrazo ese aciago día para la democracia tabasqueña.
Hay que recordar que Jiménez León era líder de los diputados del PRI y presidente de la Gran Comisión, hoy Junta de Coordinación Política, y que cuando se enteró, por voz de Madrazo de lo que habían forzado a pedir licencia porque las huellas del fraude electoral eran muy evidentes, fraguó la rebelión junto con otro siniestro personaje llamado Gustavo Rosario Torres.
Tomada Plaza de Armas por perredistas, el Congreso no podía sesionar en su sede legislativa, por lo que declararon recinto alterno la biblioteca “José María Pino Suárez”. Ahí planearon con la clase pudiente tabasqueña, enriquecida hasta la médula por los gobiernos priistas corruptos, la defensa contra la imposición del “centro”.
¿El libro contará acaso detalles de esa conspiración? Probablemente Jiménez León quiera vanagloriarse y en ese deseo de justificación por esa vandálica y cobarde acción organizada, alentada y promovida por los “bien nacidos” en contra de los “mal nacidos”.
¿A poco dirá quién les pagó a los pandilleros traídos de las colonias más peligrosas de la ciudad en ese tiempo? ¿Cómo planearon la toma de la XEVA para silenciar los micrófonos de “Telereportaje” o de cómo se adueñaron de la Corat para crear una percepción favorable en la sociedad tabasqueña a la represión que preparaban la víspera en contra de los perredistas plantados en Plaza de Armas, en demanda de la enuncia de Madrazo, después del mayúsculo fraude electoral que lo llevó a la gubernatura?
LA MONA AUNQUE SE VISTA DE SEDA
Es muy cínico este priista ahora disfrazado de naranja, franquicia que regentea desde México con el cargo que le otorgó el dueño de la misma y que contrala aquí en el estado como buen cacique que es.
Jiménez León es un tipo deshonesto que ahora pretende lavarse la cara por aquella actuación autoritaria y perversa. No hay nada que justifique esa violenta represión. No hubo ninguna dignidad parlamentaria en ese hecho, sino la ruindad de quienes se sentían dueños del estado e impunes, que podían actuar como delincuentes y poner en riesgo la integridad de quienes legítima y pacíficamente defendían la democracia.
Pedro Jiménez siempre se ha caracterizado por ser un político taimado, cicatero. Lo demostró cuando también se impuso como alcalde de Comalcalco de la misma manera en que impusieron a Madrazo: a punta de chingadazos.
Los antecedentes de este político lo delatan también. Fue subcoordinador de Giras Presidenciales del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. Su jefe era Gustavo Rosario Torres, con quien hizo mancuerna durante la rebelión priista-empresarial para sostener contra viento y marea a Madrazo.
Hay una fotografía del diario La Jornada publicada en junio de 1996 durante una protesta de perredistas en contra de la visita del presidente Zedillo. La acción se desarrolla sobre la carretera a Frontera, porque decía que iba a llegar a ese lugar proveniente de Campeche adonde había ido de gira de trabajo.
Así como el 19 de enero utilizaron pandilleros y grupos de choque para desalojar a los perredistas de Plaza de Armas, recurrieron a ellos para romper esa movilización. En fotógrafo de La Jornada captó la imagen: Pedro Jiménez, líder del Congreso, blandiendo un garrote para golpear a perredistas.
Ese es él, su verdadero rostro autoritario, y no lo que él dice que es. Lo suyo no fue la defensa de las instituciones, mucho menos de la democracia, sino imponer a Madrazo para sacar ganancia política y económica con su entronización.
LA DANZA DE LOS
MILLONES
Tampoco hay que olvidar que fue secretario de Desarrollo Agropecuario, Pesquero y Forestal en el gobierno de Arturo Núñez. Por eso hay que recordarle que él operó con el entonces gobernador que se le otorgará un crédito de 30 millones de pesos a la ganadera, cuyo tesorero era su cuñado, hermano de su actual esposa.
El dinero fue para beneficiar a unos cuantos y que nunca pagaron los ganaderos. Muchos se beneficiaron, entre ellos, César Raúl Ojeda Zubieta, secretario de Gobierno y socio de la ganadera.
Jiménez León operó para que se prorrogara hasta el infinito el pago de ese empréstito. Convenció a Núñez para que se les condonara el adeudo. Obvio, tenía que beneficiar a su cuñado y a otros socios como Ojeda.
El gobierno de Adán Augusto López Hernández solicitó la devolución de esos 30 millones de pesos y al no cumplir fue a la cárcel el dirigente de los ganaderos, Baltazar Sánchez Fuentes, luego de prensar una demanda penal y otra civil, para obligar a pagar a quienes solicitaron el préstamo que no pagaron, pero al cuñado de Jiménez León no lo tocaron, sigue impune hasta la fecha.
Una caso de corrupción denunciado en 2014 en la secretaría que dirigía Jiménez León. Hubo un robo millonario de recursos de la entonces SAGARPA destinados a la capacitación agrícola.
Falsificaron la documentación para quedarse con el dinero. A un beneficiario le robaron casi dos millones de pesos.
La denuncia la hizo Fernando Falcón Duarte, secretario general de una agrupación denominada Proveetab. A él le dijeron que el proyecto se había cancelado y poco después al revistar el listado de beneficiados, se dio cuenta que su asociación le habían otorgado esos casi dos millones de pesos.
No fue el único. Hubo varios casos y nadie pagó por ese acto de corrupción. Ese robo descarado no pudo haberse realizado sin el desconocimiento de Jiménez León, que cuando supo de las denuncias se hizo pato y junto con Carlos Reyes Hernández, delegado de la SAGARPA en ese tiempo, justificaron el atraco.
Así que no se puede esperar nada digno en el libro “Dignidad Parlamentaria”, escrito por un político indigno que se tardó en tres décadas para justificar la represión más violenta que el movimiento democrático ha sufrido en Tabasco.
No es casual que se presente este día. Es un acto de provocación en contra del gobierno de Javier May, uno más de los tanto que sus enemigos políticos han orquestado en su fallida intentona de derrocarlo como si el gobernador, dijera el clásico, estuviera manco y tullido y no contara con el respaldo mayoritario del pueblo y de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Es una advertencia de que estos señores conspiran pública y subrepticiamente, que le quieren hacer la vida imposible a Javier May, pero él no está solo ni son los tiempos en que los priistas autoritarios eran mayoría.