La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, presentaron el timbre postal conmemorativo “México-Tenochtitlan. Siete Siglos de Legado de Grandeza”, en honor a los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan. Esta emisión busca ser un testimonio gráfico, cultural y simbólico del origen y grandeza de la antigua ciudad mexica.
Durante la conferencia matutina “Las mañaneras del pueblo”, encabezada por la presidenta Sheinbaum, Clara Brugada destacó que el timbre representa una invitación a recordar y reflexionar sobre el legado de las civilizaciones originarias que florecieron en el territorio que hoy es la capital del país.
“Agradezco profundamente a Correos de México y al Gobierno de México por hacer posible esta emisión de timbres. Su trabajo no solo preserva la memoria, sino que la hace circular, la vuelve parte de nuestra conversación cotidiana. Este timbre es un puente entre generaciones, un recordatorio tangible de que el mito vive”, expresó Brugada.
Agregó que conmemorar los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan es también una forma de renovar el compromiso con los pueblos originarios que enriquecen la diversidad cultural de la Ciudad de México.
La directora de Correos de México, Violeta Abreu González, informó que se pondrán en circulación 200 mil estampillas en todo el país, las cuales incorporan un código QR que permitirá acceder a información adicional sobre esta histórica celebración.
Asimismo, explicó que el Servicio Postal Mexicano opera con 12 mil trabajadoras y trabajadores en más de mil 500 oficinas, cuenta con una cobertura del 96 por ciento del territorio nacional y tiene presencia en 191 países.
Por su parte, José Alfonso Suárez del Real, asesor político de la Coordinación General de Comunicación Social de la Presidencia, señaló que el timbre es parte fundamental del Legado de Grandeza. Incluye elementos simbólicos como el águila que representa al sol, el nopal que brota del Corazón de Copil, así como las águilas del agua y del fuego, que en náhuatl representan la guerra.
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