En la base militar Elmendorf-Richardson de Anchorage, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se reunieron durante casi tres horas para abordar el conflicto en Ucrania.
Ambos destacaron el carácter “muy productivo” del diálogo, pero coincidieron en que todavía no se logró un acuerdo firme para un alto el fuego.
Trump subrayó que, aunque hubo avances significativos, “no hay acuerdo hasta que lo haya” y defendió que su papel no fue negociar en nombre de Ucrania sino lograr que los líderes involucrados se sienten a dialogar.
Añadió que informaría tanto al presidente ucraniano Volodímir Zelenskiy como a los aliados de la OTAN sobre el estado de las conversaciones.
“No hay acuerdo hasta que lo haya”, advirtió Trump después de describir la cumbre como “muy productiva”.
Putin, por su parte, expresó expectativas de que Ucrania y sus aliados europeos respalden los avances alcanzados y no socaven el proceso. Además, planteó la posibilidad de una segunda reunión, probablemente en Moscú, para continuar con las negociaciones.
La conferencia de prensa posterior fue inusual: breve, sin espacio para preguntas, y con un ambiente bastante controlado.
La cumbre, más allá de su contenido diplomático, tuvo alta carga simbólica, ya que marca el primer encuentro entre Trump y Putin como presidentes desde 2019, y la primera visita de Putin a territorio estadounidense en una década.