Claudia Sheinbaum durante la conferencia de prensa en Palacio Nacional, al responder con firmeza a las declaraciones del expresidente Calderón desde Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo criticó duramente las recientes declaraciones del expresidente Felipe Calderón Hinojosa. Desde Estados Unidos, Calderón había expresado su sorpresa y desaprobación de que la reforma judicial en México se aprobara "a pesar" de la supuesta oposición del embajador estadounidense.
Sheinbaum calificó estas palabras como "indignantes", argumentando que es inaceptable que un exmandatario mexicano sugiera una intromisión extranjera en los asuntos internos del país.
La presidenta subrayó que este tipo de comentarios no solo son una afrenta directa al principio de soberanía nacional, sino que también evocan momentos oscuros de la historia de México, como el golpe de Estado de 1913 contra el presidente Francisco I. Madero, un evento trágico en el que el embajador estadounidense Henry Lane Wilson jugó un papel clave.
La mandataria fue contundente en sus críticas, y se refirió a Calderón como un "expresidente espurio, entreguista, vendepatrias".
La presidenta Sheinbaum argumentó que los asuntos constitucionales de México deben ser resueltos con total autonomía, sin injerencias diplomáticas ni la necesidad de un "aval externo".
Con esto, la presidenta reafirmó su compromiso con la autodeterminación del país y la independencia de sus decisiones políticas.
Este intercambio verbal resalta las profundas diferencias ideológicas entre la actual administración y la oposición, especialmente en temas de soberanía y política exterior.
La postura de Sheinbaum se alinea con la doctrina histórica de no intervención de México, que busca proteger la autonomía de la nación de cualquier tipo de influencia externa.
