Una madre latina que reside en Chicago desde hace 20 años fue convocada por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) mediante un mensaje de texto para presentarse en sus oficinas. Ante el temor de una posible deportación, asistió acompañada por sus dos hijos, ambos integrantes de la Guardia Nacional.
Los jóvenes militares decidieron vestir el uniforme y acompañar a su madre como una forma de respaldo, tanto emocional como simbólico, dejando que su presencia representara el valor de la patria servida. La madre, quien cuenta con un permiso de trabajo, permaneció en calma durante el proceso y finalmente se retiró sin incidentes.
Este gesto ha generado repercusión en redes sociales y medios, destacando la solidaridad familiar y el contraste entre las políticas migratorias restrictivas y las historias individuales dentro del sistema.