• La Verdad del Sureste |
  • Sábado 07 de Junio de 2025

Soy madre lesbiana: Atenea Martínez

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Villahermosa, Tab., 09 de agosto.- Desde muy temprana edad, en la primaria, me di cuenta que sentía cosas por la niñas y no por los niños, pero no sabía lo que me pasaba, entonces no conocía a nadie que dijera “soy diferente”, así que guardé mis sentimientos en secreto, los abracé y enterré por largo tiempo.
    No conocía ninguna palabra para definirme, para saber qué es lo que me estaba pasando,  porque la familia, la sociedad, los medios de comunicación, todo el mundo te mete en la cabeza, a quién debes amar, cuenta Atenea Martínez, oriunda de Orizaba Veracruz, dedicada al comercio, madre de una adolescente y gran lectora.
    Como consecuencia de todo eso, recuerda, me hice una niña y una adolescente muy solitaria, luchando a contracorriente con mis sentimientos, sentía que estaba mal y que era yo la que estaba mal, afirma en más que una entrevista una plática alrededor de una taza de café y en presencia de su compañera sentimental.
    Aprendí a vivir así hasta que me casé, prosigue,  y aunque todavía disfruto la soledad, creo que la raíz de esa conducta fue guardar mi secreto.
    Me casé, expresa, sin la más mínima intención romántica; con quien fue mi esposo mantuve un noviazgo de cuatro años, quedé embarazada y entonces todo el mundo me aconsejó que lo mejor era contraer matrimonio.
    No quería casarme y así se lo decía a todo el mundo, incluso él sabía que para mí tener hijos era una cosa y el matrimonio otra, contraje matrimonio por bienes separados, creo que desde ese momento, de manera inconsciente, estaba planeando un divorcio, sin embargo accedí.  
    Un día no aguante más, recuerda, dejé a mi esposo y me fui a la casa de mi mamá, ella aparentemente no comprendía lo que me sucedía, porque a la vista de todos nuestro matrimonio iba bien, el padre de mi hija fue un gran amigo, como pareja nos divertíamos, íbamos juntos a todos lados, no teníamos problemas de infidelidades ni de celos, lo típico de un feliz matrimonio heterosexual.
    Entonces un día llego a la casa de mi mamá y le digo que no regresaría más con mi esposo y que necesitaba su ayuda y alojamiento en su casa.
    Te voy a decir cuál es la causa, le expuse, aunque creo que tú la sabes; se quedó callada unos momentos que para mí fueron eternos, y para mi sorpresa respondió,  creo que te gustan las mujeres.
    “Fue una respuesta que no me esperaba, en ese momento sentí un nudo en la garganta como si se me hubiera atravesado una piedra, ni siquiera pude contestarle, solo asentí con la cabeza  y de manera explosiva comencé a llorar; de inmediato me abrazo y me dijo: no te preocupes te quiero igual, todo saldrá bien”.
    Ella se comportó  diferente a muchas madres cuando se enteran que su hija es lesbiana o gay, sostiene Atenea Martínez, no imaginó lo que sienten aquellos a los que sus madres les han gritado: hubiera preferido abortarte a que hayas salido p… como me lo han contado amigos homosexuales”
    CVS-¿Tu esposo sabía la causa del abandono del hogar?
    AM- No se lo dije, pero creo que un hombre inteligente como lo es, seguramente entendió mis  señales, mis indirectas directas durante nuestra relación de amistad, de camaradería, porque a esas alturas de nuestra relación, no hacía mucho por ocultarlo.
    Cuando llegó el momento, no fueron agradables las cosas, incluso me amenazó con quitarme a la niña, pero creo, más que nada, porque se sentía dolido, humillado y por no saber qué explicación daría a su familia, a sus amigos, porque yo fui la que lo abandonó.
    Ya libre conocí a una mujer de Tabasco y me vine a vivir a este estado con ella y mi hija, esa relación se acabó hace tres años.
    CVS-¿Tu hija mantiene relaciones con su padre?
    Nunca puse yo límites a esa relación, al principio él fue renuente e incluso hubo un poco de violencia económica, después de alguna manera aceptó la situación y ahora mantenemos una relación de matrimonio divorciado, las vacaciones mi hija se las pasa con su papá, su nueva esposa y dos niñas más que tiene.
    CVS-¿En qué momento se enteró tu hija de tu preferencia sexual por las mujeres?  
    AM- Desde muy niña, antes de que entrara a preescolar le hice ver que hay familias diferentes , no solo las que integran dos mujeres o dos hombres, sino las que se componen de una abuela y niños o una madre o padre solo, luego le fui ejemplificando con películas, libros y lo que se veía en la calle.
    No creció con los ojos vendados por la vida, asegura, así que cuando ella se dio cuenta de mis relaciones con mujeres, ya no le fue difícil entenderlo.
    Hoy la hija de Minerva Martínez tiene trece años, y en la última marcha del Día contra la Discriminación y la Homofobia que se celebró en Villahermosa, era la única adolescente que portaba una pancarta en la que expresaba su orgullo de tener una madre lesbiana.
    CVS- ¿Laboralmente has sufrido discriminación por tu preferencia sexual?
    AM- No porque tengo un negocio propio, una tienda-papelería, es decir soy mi propia patrona y en el primer empleo que tuve, en una fábrica de Orizaba,  encontré a más mujeres que les gustaban las personas del mismo sexo, así que no padecí discriminación.
    CVS- ¿Existe una agrupación de lesbianas en Villahermosa llamada Comunidad Femenina por la Diversidad (Cofemdi)?
    AM- Parecía que la Cofemedi daría resultados, pero no ha sido posible, no es fácil, muy pocas lesbianas nos visibilizamos, hay mucho miedo, en los trabajos muchas veces hay represalias, conozco parejas que han acordado: “en el trabajo tú y yo somos amigas y solo besito en la mejilla porque no quiero problemas”.
    Por esa actitud nos mantenemos atascadas en lo mismo, dos o tres que hemos salido del clóset, en las marchas,  la mayoría caminamos pero en bola, pero sin dar la cara, sin dar nuestros nombres, sin prestarnos a una entrevista o para realizar un taller.
    CVS- ¿Es más difícil la organización entre lesbianas que entre homosexuales?
    AM- Ya de por si las mujeres enfrentamos algún tipo de discriminación por nuestro género, seguimos recibiendo un trato desigual, pero como lesbianas vivimos con más miedo, de ser víctimas de homofobia en el trabajo, la familia, los hombres homosexuales son como más seguros que nosotras, por lo menos se refleja en la cantidad de compañeros trabajando abiertamente por la diversidad.
    Iniciamos una organización y yo he colaborado a veces en la organización de un taller, pero quienes están arriba en la dirigencia se han cansado de jalar permanentemente sin respuesta, es muy agotador se invierte tiempo y dinero.
    Mi caso es distinto, hasta me siento más libre desde que soy abiertamente lesbiana, me digo esta soy yo, no tengo porque ocultarlo, no estoy haciendo algo ilegal, toda la gente que me rodea lo sabe, incluso mis vecinos, mis clientes y nunca he recibido de su parte actitudes de rechazo o discriminación.
    CVS-¿Para que una organización, qué problemas tendría que abordar?
    AM- Para empezar tendría que proyectar apoyo para las lesbianas, una agrupación a la cual acudir en busca de ayuda cuando enfrentamos algún problema, como la violencia de pareja, porque para las mujeres de una relación heterosexual existen instituciones a las cuales acudir cuando surge este problema, pero en nuestro caso, qué hacer, para dónde jalar, cuando el agresor es una mujer.
    CVS- ¿Es decir en esas relaciones también impera el machismo?
    AM- Las mujeres agresoras en una relación de lesbianas viven el machismo porque así lo aprendieron, es algo tal vez inconsciente, y existe mucha violencia. Así que por ahí debiera empezar un círculo de respaldo.
    Y ese solo es uno de los problemas, otro más el de las que son rechazadas por su familias cuando les dices que tienes una preferencia sexual diferente, imagina el tamaño de la violencia cuando prácticamente te están echando de la casa y desechan. También enfrentamos problemas de salud, desde mi experiencia personal puedo decir que en la adolescencia, el no visibilizar mi     preferencia sexual,  el no saber qué me pasaba me mantuvo en una depresión tan profunda que me enfermé en mente y cuerpo, porque no sabía qué hacer conmigo, una cosa fue enamorarme a los siete años de una niña, que tener quince años, con la hormona en alta y tener que tragarte tus deseos, por no poder decírselo a alguien. Caí en cama, me enfermé a tal grado, que perdí un año en la prepa, hoy me doy cuenta que padecí una fuerte depresión, fue tremendo levantarme sin ayuda, porque además ni estaba consciente de lo que me sucedía. No veo cercana la posibilidad de levantar la Cofemdi ni otra organización o red de lesbianas,  somos muy dispersas, cada quien inmersa en sus problemas, es algo que no está en la agenda de las compañeras, cuando las cosas podrían ser de otra manera, agrega Atenea Martínez.