La combinación lluvias-ríos ha hecho de Tabasco el receptor sistemático de una crisis geológica y meteorológica -con graves consecuencias sociales y económicas sin precedentes en la historia del país- que, desde hace cuatro años, ha generado más de 2 millones de damnificados.
Después de la inundación del año 2007, una de las peores en la historia de Tabasco, el gobierno puso en marcha lo que se le conoce como Plan Hídrico, un proyecto que contempla la construcción de 160 kilómetros de bordos en las orillas de los ríos, dos carreteras y dos puentes en los municipios de Nacajuca y Cunduacán.
El río Grijalva es el segundo más caudaloso del país y el mayor productor de energía hidroeléctrica. Nace en la sierra norte de Chiapas y de sur a norte fluye a través de todo Tabasco pasando a un costado de Huimanguillo y en medio de la capital Villahermosa, para finalmente desembocar en el golfo de México en la barra de Frontera, en el municipio de Centla.
El Usumacinta nace en Guatemala, recorre parte de Chiapas y Tabasco hacia el noroeste; pasa por los municipios de Tenosique, Emiliano zapata, Jonuta, Macuspana, se esparce en la zona de los pantanos y desemboca en San Pedro, también en el Golfo de México, aunque buena parte de sus aguas se unen al Grijalva por vía de los humedales.
Brindar la mayor protección posible a los principales centros urbanos en la entidad era el objetivo del Plan Hídrico.
En entrevista, el vocero de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Gilberto Segovia Quintero, ataja las críticas de quienes cuestionan el costo social de salvar Villahermosa. “Si no tuviéramos la infraestructura de protección en la capital, donde está la mayor concentración de población, ya estaríamos reeditando lo de 2007”.
No obstante, 16 de 17 municipios quedaron bajo el agua. Subejercicio y mala planeación
Para el 2012 está contemplada la conclusión del Plan Hídrico, pero, a la fecha, apenas se tiene un avance del 25 por ciento conforme al programa de obras establecido en coordinación con el gobierno de Tabasco y el instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Entre las abras más avanzadas esta la construcción del canal de la margen derecha de la estructura de control del río Carrizal, conocido como El Macayo, la cual se inició en octubre de 2010 .
Para el secretario de la comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados, Francisco Burelo, las inundaciones se deben a la falta de planeación tanto el gobierno federal como del estatal en la construcción de lo que se conoce como El Espigón en Macayo, cuyo objetivo es desviar el 70 por ciento del caudal que baja de la presa del Alto Grijalva a ciudad Chontalpa. Pero la obra se hizo sin ningún estudio técnico y “se inundaron más de 10 mil hectáreas de dicha región que abarca los municipios de Cárdenas, Cunduacán, Nacajuca, Jalpa y Centro, zonas indígenas, en su mayoría rancherías”.
En el Macayo, ubicado en Huimanguillo, está la “Y” que divide al Grijalva. En esta el año pasado la Conagua construyó una compuerta (del Macayo) que tiene como finalidad impedir escurrimiento del río Carrizal hacia Villahermosa. La segunda etapa consistió en un espigón, una barricada artificial, con toneladas de piedra que vaciaron para formar un islote de arena dos metros por encima del nivel, que tiene la misión de cortar 30 de los 100 metros de ancho que tiene el río. Así se impide el paso del agua a Villahermosa pero se inunda a la Chontal, la más afectada por el desfogue de las presa.
Esta temporada las lluvias asolaron la entidad principalmente del 14 al 17 de octubre, cuando no paró de llover. El nivel del río Samaria creció 38 centímetros y alcanzó los 15.30 metros, desbordándose a todo su largo. Después dejó de llover pero los niveles no han bajado o lo hacen muy lentamente. En el caso de los otros ríos, en vez de que las aguas bajen, suben. La causa: el desfogue de las presas que siguen vaciándose sin importar que Tabasco se inunde.
Francisco Burelo asegura que las inundaciones que afectan a miles de tabasqueños no se producen por la falta de presupuesto para realizar obras, sino por falta de visión y estudios de viabilidad en las obras correspondientes, por que el 70 por ciento de las obras ejecutadas, incluida la compuerta de El Macayo, sólo fueron orientadas a proteger a la ciudad de Villahermosa.
El legislador anticipa que la comisión de recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados citará a los funcionarios de la Conagua para que implique el subejercicio que existe en el caso de Tabasco, pues en el plan Hídrico sólo se han invertido 3 mil 176 millones de los 9 mil 376 millones de pesos programados. Este subejercicio incluso aumentó este año en 400 por ciento, al pasar de 400 millones a mil 649 millones 748 mil pesos.
El subejercicio de la Conagua en este año en Tabasco alcanza un 53 por ciento del presupuesto, indicó el legislador el legislador del partido de la Revolución Democrática, lo que pone en riesgo la partida presupuestal destinada a este rubro en 2012 porque ye se plantea un recorte del 65 por ciento.
LA POBREZA SE AGUDIZA
A diferencia de hace cuatro años, los afectados de 2011 ya no son los grandes centros comerciales ni las zonas hoteleras. Ahora los únicos y los más afectados son las casas de cartón, los hogares con paredes de madera, las viviendas de los pobres que ahora son más pobres.
Las comunidades que están en las riberas del rio samaria han advertido que después que la inundación de 2007, sus afectaciones han sido mayores porque las obras hidráulicas sólo han atendido lo problemas de las áreas urbanas con mejores recursos y a ellas no se les incluye en la prevención de las inundaciones.
“Desde enero estamos pidiendo tres espigones para que el rio no se lleve la carretera; nunca nos hicieron caso”, dijo Griselda Suárez magaña, ex delegada del ejido San Pedro Cumuapa, del municipio de Cunduacán, quien narra las tragedias en que se ha convertido vivir en Tabasco: “ahí fue donde el río entró con fuerza y se llevó tres casas (la de Javier Hernández Farías, Tiburcio Hernández Vasconcelos y Walter López de la cruz); esa gente se quedó sin nada”
Enrique Hernández de León, campesino del ejido Plátano, 1ª sección, también de Cunduacán, reprocha la actuación de las autoridades federales y estatales que ven en las rancherías inundadas un mal menor. “en la ciudad se recuperan pronto de los daños, pero aquí se acaban los cultivos, los cuales representan años y años de trabajos y sufrimiento y otros tantos más para recuperarlos. Aquí no se tiene qué comer ni qué vender para comprar comida y el que no tiene un pedacito de tierra y le trabaja a otro, no tiene ahora dónde trabajar para ganarse lo que van a comer sus familias. Nos están ahorcando y quién sabe qué hacen con los recursos del fondo de desastres naturales (Fonden) que nunca llegan”, indica.
ACCIONES LENTAS
En el municipio de Centla la población también se queja de la falta de apoyo y de engaños por parte de las autoridades municipales, estatales y federales. Un grupo de señoras de la ranchería de Los Chilapa y habitantes del poblado Simón Sarlat denunciaron que desde hace un mes, cuando se inundaron, ni el alcalde Aquiles Reyes Quiroz ni ninguna otra institución gubernamental se acercó para proporcionarles algún tipo de apoyo.
“La gente se va al camellón hace cosas provisionales y esperan; no hay más. Yo estoy arrepentidísima de vivir ahí”, dice impotentemente doña Martina García Hernández, habitante del ejido Colima, en Cunduacán.
Desde 2007 tanto protección Civil como la Conagua, el gobierno del estado y el instituto de viviendas de Tabasco (Invitab)han insistido para que muchas familias que se encuentran en los márgenes de los ríos dejen sus viviendas y sean reubicados en el “corredor viviendístico Parrilla-Playa del Rosario”, donde actualmente existen los fraccionamientos 27 de octubre, Gracias México, entre otros, y donde las empresas casa GEO invierte 4 mil millones de pesos en la construcción de 12 mil 500 casas que serán habitadas por los reubicados.
Por si fuera poco, los vasos reguladores naturales que contenían las precipitaciones y aguas negras, hoy se han perdido para convertirse en las zonas donde se han instalado grandes cadenas de tiendas comerciales como Soriana, Wal-Mart , Chedraui, Bodega Aurrera o las franquicias Oxxo y gasolineras, que se han expandido por Villahermosa y varios municipios de Tabasco.
Una guerra de cifras por parte de los tres órdenes de gobierno demostró que el daño era inconmensurable. Mientras que el presidente de la república, Felipe Calderón dio a conocer que tras las lluvias de mediados de octubre eran 100 mil y 120 mil los afectados; la coordinadora de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Laura Gurza, los calculó en 175 mil y el gobernador Andrés Granier en más de 200 mil. Hasta el momento se mantiene en los 350 mil damnificados dados a conocer por la protección civil.
NI A SACARSE LA FOTOS
Ahora que tuvieron la oportunidad de ganar fama como Andrés Granier hace cuatro años o huir como Evaristo Hernández cuando era presidente del municipio de Centro, optaron por esconderse de las gentes. Los testimonios recogidos señalan que el presidente municipal de Jonuta, Armando Correa Peña; el de Macuspana Alfonso Pérez Alvares; y el de Centla entre otros, no le han dado la cara a la gente en su desgracia.
“No hemos tenido apoyo de ningún gobierno y la única tienda que hay ya está agotado sus productos; ni siquiera ha pasado una brigada médica, hay muchos niños que padecen calentura y tos.
Los de Protección Civil si pasan, pero sólo por el rio a fin de tomar fotos como si fueran turistas”, indicó la señora Maricela Morales Martínez de Los Chilapa.
Macuspana, al igual que Jonuta, sufren la indolencia de los funcionarios de los tres niveles que no han querido hacer fluir los apoyos de emergencia con la premura necesaria. “No han venido del ayuntamiento ni la gente del gobernador. Nosotros tenemos más de 30 días con el agua en las casas y nadie nos ha visitado ni nos ha ofrecido ningún tipo de apoyo”, dijo Iluminada Jiménez cruz, de la colonia La Florida del municipio de Macuspana.
Las rancherías a la orilla del río Puxcatán (delta del Usumacinta que atraviesa Macuspana) y las colonias más pobres de la cabecera, son las que menos han figurado en los reportes de las autoridades. Nadie está seguro de cómo va a terminar el temporal, pero de lo que está segura gran parte de la población afectadas es que tendrán que volver a iniciar de cero.
Ésa es la fotografía de una entidad que, contradictoriamente, es una de las productoras más importantes de la riqueza nacional, porque concentra el 80 por ciento de los recurso hídricos del país con apenas el 1.3 por ciento del territorio nacional; el 33 por ciento de toda el agua dulce del país; tiene la zona petrolera más importante para México el sexto productor de gas. Pero cuando se trata de levantarla de la pobreza en que yace debido a la indolencia de los funcionarios, todo el mundo le da la espalda.