Tras el frenesí de las compras navideñas, la capital de Tabasco vivió un 25 de diciembre con calles despejadas, mercados semivacíos y saldo blanco en seguridad.
Tras la efervescencia de las compras de última hora y la calidez de las cenas familiares, la capital tabasqueña amaneció este jueves sumergida en una atmósfera de serenidad poco habitual.
Lo que hace apenas 24 horas era un hervidero de gente y vehículos, se transformó en un escenario de calles despejadas, donde el silencio y la seguridad fueron los protagonistas de esta jornada navideña.
Un respiro para las avenidas y centros de abasto
Durante un recorrido realizado al mediodía, se pudo constatar que las arterias viales más importantes de Villahermosa lucieron prácticamente vacías.
Sin el congestionamiento vial que define a la ciudad, el tránsito fluyó sin contratiempos, mientras que en las aceras solo se observaban transeúntes ocasionales que disfrutaban de la quietud del asueto.
Los emblemáticos mercados públicos, como el José María Pino Suárez, La Sierra, Tamulté de las Barrancas y el 'Tabasco Avanza' de Atasta, presentaron una cara radicalmente distinta a la del día anterior.
Las multitudes que abarrotaban los pasillos en busca de los ingredientes para la cena han dado paso a un ambiente relajado, donde solo algunos locales —principalmente de comida preparada— abrieron sus puertas para atender a quienes buscaban el tradicional "recalentado".
Voces del pueblo: Entre el "caldito" y la nostalgia
En los pasillos del mercado Pino Suárez, el ambiente era de camaradería. Don Ángel Romero Rodríguez, proveniente de la ranchería Anacleto Canabal, recorría los puestos de pescadería en busca de robalo y camarón.
“La ciudad se siente en paz, se puede caminar tranquilo y disfrutar el día sin prisas”.
"Vamos a preparar un caldito para recuperar fuerzas tras la desvelada", comentó con humor mientras elegía el producto en compañía de su suegro.
Don Ángel no ocultó su asombro ante el vacío de las calles: "Ojalá así estuviera la ciudad siempre, se siente una paz verdadera y se puede caminar a gusto".
Por otro lado, la tradición se hizo presente en la voz de Doña Romana Villegas Castro, una institución en el mercado de Tamulté con 46 años dedicados a la venta de tamales de chipilín y masa colada. Para ella, este escenario es familiar pero reconfortante.
"Es normal que el 25 de diciembre y el 1 de enero baje la clientela, pero lo importante es que estamos en paz. Anoche celebré con mis hijos y nietos, y hoy aquí seguimos, viendo que todo transcurre sin incidentes", relató con la sabiduría que dan las décadas de trabajo.
Seguridad garantizada y visitantes sorprendidos
La tranquilidad que se respira no es casualidad. Elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) mantuvieron una presencia constante mediante patrullajes y vigilancia estacionaria en los alrededores de la Zona Luz y los centros de abasto, asegurando que el saldo blanco de la Nochebuena se extendiera al día de Navidad.
Esta imagen de orden y armonía cautivó incluso a quienes visitan la entidad por primera vez. Un grupo de estudiantes procedentes del estado de Puebla, quienes arribaron a Villahermosa para participar en un congreso, expresaron su admiración por la belleza urbana de la capital.
"Nos sorprendió mucho la tranquilidad y lo bonito que se ve todo. Es un gusto estar en Tabasco y ver este ambiente tan familiar", señalaron los jóvenes mientras recorrían el primer cuadro de la ciudad.
Así, entre persianas cerradas por el descanso obligatorio y el aroma de la cocina tradicional, Villahermosa refrenda su espíritu hospitalario, cerrando un ciclo de celebraciones en un marco de completa seguridad y felicidad compartida.
