De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de 1994 a 1996 el porcentaje de personas en pobreza patrimonial creció del 52.4 por ciento al 69 por ciento de la población total. Casi 17 millones de personas perdieron su patrimonio en sólo dos años.
La pérdida de capacidad adquisitiva para cubrir vestido, salud, educación y esparcimiento aumentó de 30 por ciento en 1994 a 46.9 por ciento en 1996; es decir, aquellos que no tenían patrimonio que perder, pero que sí vieron seriamente menguados sus ingresos, representaron 16 millones 536 mil 086 de personas.
Pero no fue todo, un número similar de habitantes de este país perdieron su capacidad de compra para lo más indispensable: la canasta básica, y pasaron a formar parte del estrato denominado en “pobreza alimentaria”, que en palabras llanas significa que no cubrían sus necesidades alimenticias.
El porcentaje de la población con este tipo de carencia pasó del 21.2 por ciento en 1994 al 37.4 por ciento en 1996, representando un aumento de 15 millones 636 mil 246 nuevos pobres en 24 meses. Ese fue el trágico desenlace del “error de diciembre” en el periodo Salinas-Zedillo.
Pero, ¿a dónde fueron a parar los responsables? A continuación, un recuento de los principales personajes de dos administraciones priistas, la de Zedillo y Salinas, que llevaron a los mexicanos a la ruina, comenzando con los dos expresidentes que decidieron exiliarse del país y volver solamente de forma ocasional, sobre todo para criticar el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ahora el de Claudia Sheinbaum.
Se trata del último Presidente priista consecutivo en el poder. Gobernó México desde diciembre de 1994 y hasta el año 2000, cuando, al igual que su antecesor, eligió la discreción y el exilio autoimpuesto fuera del país. Es recordado principalmente por la crisis financiera que marcó su gobierno, el endeudamiento generado para rescatar a la banca mediante el Fobaproa y la privatización del sistema ferroviario. Sin embargo, su mandato también está asociado con masacres y crímenes de lesa humanidad, como la masacre de Acteal y la de Aguas Blancas.
Al terminar su administración, trabajó en una de las empresas de trenes a las que su Gobierno dio concesión y, también, fue consejero en Citigroup hasta enero de 2023, en el marco de la venta de Banamex. Además de los millones que generó con esos cargos en la iniciativa privada, obtiene una pensión vitalicia de 131 mil pesos al año por parte de Banxico, aún cuando durante su Gobierno impulsó una Ley con la que miles de mexicanos no tendrán un retiro asegurado.
Luego, se unió al Centro para el Estudio de la Globalización de la Universidad de Yale, como su director,? y participa en la Fundación Bill & Melinda Gates, del multimillonario Bill Gates, como uno de sus consejeros.
Apenas en septiembre pasado, cuando la Reforma Judicial que permite la elección popular de jueces, magistrados y ministros se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), Zedillo Ponce de León puso fin a un veto autoimpuesto para no hablar sobre la situación política del país y se posicionó en contra de esta reforma, al calificarla como “una felonía histórica” y señalarla de ser un instrumento cuyo fin es la destrucción del Poder Judicial de la Federación (PJF).
Salinas de Gortari llegó al poder en 1988 de la mano del fraude que se cometió aquel año contra el candidato de izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas, y dejó el poder a Zedillo después de haber llevado a cabo un proceso intenso de privatizaciones de empresas públicas, el impulso del primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Tras el final de su mandato y el “error de diciembre”, Salinas dejó el país en un autoexilio que él mismo explicó en el año 2000 al diario El País, donde además acusa a su sucesor en la Presidencia de ser el absoluto responsable de aquella debacle económica, una ruptura que nunca sanó. “Yo me fui de México por decisión mía, en virtud de que en los primeros meses de 1995 era tan grande la inestabilidad política y económica que todo lo que ocurría se me atribuía a mí y a mi gestión”, le dijo al periodista Antonio Caño.
“Tomé esa decisión como una manera de contribuir a recuperar la estabilidad del país. Claro que la campaña de desinformación decía que era una salida obligada por el Gobierno o por el temor a una decisión judicial, cuando lo cierto es que he regresado a México más de cinco veces”, presumió entonces.
En efecto, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa y Carlos Salinas de Gortari se han refugiado en España por diferentes vías, como antes lo han hecho personajes buscados por la justicia como Emilio Lozoya Austin, exdirector general de Petróleos Mexicanos (Pemex), y el empresario acerero Alonso Ancira Elizondo, estos últimos dos extraditados a México.
El expresidente fue visto en público el pasado 26 de junio durante la fiesta del empresario Juan Antonio Pérez Simón en Madrid, en la que apareció junto al Embajador mexicano en ese país, Quirino Ordaz Coppel.
En el sexenio pasado, Carlos Salinas también fue captado en la llamada “boda maldita” de Mar Collado Dot, hija del abogado Juan Collado Mocelo, preso por presunto lavado de dinero y crimen organizado, quien es además defensor de Salinas.
El 1 de noviembre, en un artículo en The Washington Post, Ernesto Zedillo criticó a la Presidenta Sheinbaum por “redoblar su apoyo al plan antidemocrático de AMLO”, y emular sus tácticas de calumniar, insultar y amenazar al Poder Judicial. La Presidenta le respondió al recordarle su papel en las matanzas como la de Acteal y el rescate bancario del Fobaproa.
Y apenas hace un par de semanas, Salinas de Gortari reapareció en el podcast “La Invención de América del Norte” que realiza la revista Nexos, de Héctor Aguilar Camín, uno de los opositores a los gobiernos de Morena. “Me llamo Carlos Salinas de Gortari y soy desempleado, porque pensionado ya no, ahora que alguien nos quitó las pensiones”, relató con sorna.
Serra Puche fue el efímero primer Secretario de Hacienda con Zedillo en aquel primer turbulento y desastroso mes de diciembre de 1994. Antes, había sido Secretario de Comercia en el sexenio de Salinas de Gortari. Duró 29 días en el cargo: antes de fin de año de aquel 1994, renunció y nunca volvió a ocupar un puesto en el servicio público mexicano.
Con Salinas, al frente de Comercio, Serra Puche encabezó las discusiones y negociaciones del TLCAN, que entonces se celebró como “la entrada de México al primer mundo”, y que acabó como un fiasco cuando el EZLN se levantó en armas y mostró que el país estaba lejos de lo que presumía su gobierno.
Luego, tras el “error de diciembre”, se reveló que el entonces titular de Hacienda y su equipo revelaron ante el empresariado la debilidad de la moneda mexicana el 19 de diciembre, por lo que los hombres de negocios advirtieron inmediatamente una devaluación y, según cuentan quienes estuvieron en la reunión del pleno, que se realizó esa misma noche y en distintos turnos, algunos empresarios se salían de la junta para instruir a sus empleados y familiares que sacaran dinero del país o compraran dólares porque se avecinaba una devaluación: eso arrastró aún más al país al abismo.
Desde 2018, un par de meses antes de la toma de protesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador, Serra Puche fue nombrado como presidente del Grupo Financiero BBVA México, cargo en el que permanece desde entonces.
Serra Puche tuvo que esfumarse después de haber sido, en el sexenio anterior, el artífice de un cambio estructural en la parte comercial, ya que fue responsable de las negociaciones del TLCAN, y uno de los secretarios más poderosos. Por su manejo de las finanzas del país se le apodó como “El Cete”, en referencia a que sólo duró 28 días en su puesto, mismo que fue entregado a Guillermo Ortiz Martínez.
Ortiz Martínez se mantuvo en el cargo desde el 29 de diciembre de 1994 hasta el 31 de diciembre de 1997, durante toda la primera mitad del sexenio de Zedillo. En aquellos días finales de 1994, fue ascendido de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a Hacienda, debido a la renuncia de Serra.
Desde el 1 de enero de 1998 y hasta el 31 de diciembre de 2009, Ortiz Martínez se desempeñó como Gobernador del Banco de México, y desde marzo de 2011 hasta el último día de 2014, fue presidente del Grupo Financiero Banorte.
El actual Embajador de México en Estados Unidos fue el primer Secretario de Gobernación de Zedillo. Duró en el cargo desde diciembre de 1994 hasta junio de 1995, pero es más recordado por la campaña contra el EZLN que por el “error de diciembre”, principalmente atribuido al gabinete económico y a Zedillo mismo.
Entre 1997 y 1998, Moctezuma fue Senador y ese mismo año retornó al gabinete de Zedillo, pero como Secretario de Desarrollo Social, puesto en el que se mantuvo hasta agosto de 1999. Entre diciembre de aquel año y mayo de 2001, fue Secretario General del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Fue entonces que se retiró de la política temporalmente, y asumió un cargo directivo en la Fundación Azteca, parte del conglomerado del Grupo Salinas, propiedad del magnate Ricardo Salinas Pliego, uno de sus más cercanos.
Pero en 2018 retornó a la política, de la mano de López Obrador: fue titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) hasta febrero de 2021, para luego dar paso ese mismo mes a la Embajada en Washington, que ocupa desde entonces, incluso en los primeros meses de Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum.
Lozano Gracia tiene el mérito de ser el primer Procurador General de la República que no es de extracción priista. Fue nombrado por Zedillo a pesar de ser una figura del entonces opositor Partido Acción Nacional (PAN), cercano a Diego Fernández de Cevallos. Llegó al gabinete priista como muestra de “apertura” del entonces flamante Presidente mexicano, asediado también por el asesinato de Colosio, de Ruiz Massieu y de otras figuras, como Juan Jesús Posadas Ocampo.
Lozano Gracia, sin embargo, acabó en la deshonra. Fue removido del cargo en diciembre de 1996, junto con Pablo Chapa Bezanilla, luego de la polémica por la investigación fallida del asesinato de Ruiz Massieu, en donde incluso hubo la participación de una supuesta “vidente”.