• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 26 de Abril de 2024

CÁNDIDO Y JACQUES: LA “AMISTAD” Y LAS EJECUCIONES

Concluyo hoy el tema de los actos delictivos del 14 pasado.


EMMANUEL RUIZ SUBIAUR



En la época del movimiento cultual y filosófico de La Ilustración –que dio nuevas y luminosas ideas al mundo desde Francia-, la literatura sirvió muy bien para exponer los problemas sociales, políticos y económicos y presentarlos descarnadamente a la luz pública sin correr peligro de terminar en el cadalso. Dado que imperaba la censura (Censure royale), no había forma más habilidosa de escapar de ella que escribiendo novelas, cuentos o sátiras. De dos de ellas hablaré hoy, para usarles en la circunstancia nacional.
    Cándido, o el optimismo (en francés: Candide, ou l›Optimisme) es un cuento filosófico publicado por el filósofo ilustrado François Marie Arouet, mundialmente conocido como Voltaire, en 1759. La obra está firmada con el seudónimo «Monsieur le docteur Ralph» (literalmente, «el señor doctor Ralph»).
    Desde un punto de vista sardónico, la obra sigue las peripecias del protagonista Cándido en su primer encuentro con el precepto del optimismo leibniziano de que “todo sucede para bien en este, el mejor de los mundos posibles” y en una serie de aventuras subsecuentes que refutan de forma dramática el famoso precepto a pesar del obstinamiento con el que el personaje se aferra a este. La novela satiriza la filosofía de Leibniz y es un muestrario de los horrores del mundo del siglo XVIII. En Cándido, Leibniz está representado por el filósofo Pangloss, tutor del protagonista. A pesar de observar y experimentar una serie de infortunios, Pangloss afirma repetidamente que “tout est au mieux” (“todo sucede para bien”) y que vive en “le meilleur des mondes posibles” (“el mejor de los mundos posibles”).
    Voltaire, demuestra su pesimismo moderado. Este pesimismo se basa en la tesis de Voltaire de que: “Il faut cultiver notre jardín” (“Hay que cultivar nuestro jardín”). Con esto se refiere a que el mundo tal cual nunca cambiará, y que es imposible cambiarlo, pero si nos preocupamos de lo que nos rodea más íntimamente, podemos hacer por lo menos nuestra vida más próspera.
    Voltaire escribió en esa gloriosa época –la Ilustración Francesa-: “…sólo entre hombres de bien puede existir la amistad, ya que los perversos sólo tienen cómplices, los voluptuosos compañeros de vicio; los interesados, socios; los políticos, partidarios; los príncipes, cortesanos; únicamente los hombres honrados tienen amigos”.
    Enfrente o en la acera contraria, discurre el libro Jacques el fatalista, de otro grande de la Ilustración y padre de La Enciclopedia, Denis Diderot, quien fuera figura decisiva de la Ilustración como escritor, filósofo y enciclopedista. Reconocido por su empuje intelectual y su erudición, por su espíritu crítico así como su excepcional genio, marcó hitos en la historia de cada uno de los campos en los que participó; alentó, supervisó la redacción, editó y compiló una de las obras culturales más importantes de la centuria: L›Encyclopédie, obra magna compuesta por 72 000 artículos, de los cuales unos 6000 fueron aportados por el propio Diderot.
    En Jacques el fatalista, Diderot inserta estos dos textos: Jacques preguntó a su amo si no había advertido que, por grande que fuera la miseria de la gente pobre, sin tener pan para ellos, todos tenían perro… De donde concluyó que “todo hombre quería mandar a otro; y que al hallarse el animal en la sociedad inmediatamente debajo de la clase de los últimos ciudadanos mandado por todas las demás clases, aquéllos tomaban a un animal para poder mandar también a alguien… Cada cual tiene su perro. El ministro es el perro del rey, el primer funcionario es el perro del ministro…”.
    Y en otra parte de Jacques el fatalista, Diderot hace otra pregunta al protagonista de su obra: “¿Cuál es en vuestra opinión el motivo que atrae a las ejecuciones públicas? ¿La inhumanidad?” Y el protagonista le contesta: “Os equivocáis: el pueblo no es inhumano; a ese desgraciado en torno a cuyo cadalso se agolpa, lo arrancaría de las manos de la justicia si pudiera. Va a buscar a la plaza de Grève una escena que pueda contar a su regreso al arrabal, ésa u otra, le da igual mientras tenga un papel, junte a sus vecinos y se haga escuchar de ellos. Dad en el bulevar una fiesta divertida y veréis que la plaza de las ejecuciones está vacía. El pueblo está ávido de espectáculos y acude a ellos porque se divierte cuando los disfruta y se divierte también cuando los cuenta a su regreso.”
    Este pasado 14, se pusieron en práctica en territorio tabasqueño al menos tres expresiones del argot criminal y delictivo. Quizá por celebrase el día de la “amistad” o a causa de tenerse relaciones con ciertas “amistades”, arrancó lo que no sabemos a ciencia cierta si es una retaliación, o una “limpia” de opositores o “piratas”, o una “eliminación de cabos sueltos”.