• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 26 de Abril de 2024

¿CONTRA LA CORRUPCIÓN?


EMMANUEL RUIZ SUBIAUR


La corrupción no sólo es un asunto de desviación de recursos o sustracciones de bienes; también es corrupción la falta de eficiencia, de probidad y el mal desempeño en el servicio público; lo es, el solicitar prebendas o “regalías” a cambio de realizar un servicio que por ley y obligatoriamente se debe de realizar, o por asignar un contrato.
    También lo es el vender plazas o privilegiar a los amigos –o amigas- que no tienen los méritos ni los conocimientos suficientes o necesarios para contratarles por encima de quienes si tienen esos merecimientos.
    Es corrupción el no sancionar al servidor público que cometió una falta –más si esta es grave- u ocasionó daño o perjuicio a la administración gubernamental.
    El salir día a día a dar cifras y datos que son falsos, que no son avalados por la realidad, solo para aparecer en los medios en franca búsqueda de los reflectores y convertidos en adoradores de su personalidad -culto a la personalidad se denomina sociológicamente-, no sólo es desinformar, sino, centralmente corromper.
    Por lustros se ha insistido en que el más grande daño que se hace a la nación y a la sociedad es la corrupción, que se refleja desde el tráfico de influencias hasta el desvío de fondos públicos, el peculado, el abuso de autoridad y otra decena de actos que se han tipificado como delitos o como faltas graves o infracciones.
    Recientemente salió un listado de acciones que habla de más de 3 mil 300 formas de corromperse; largo listado de actos de corrupción; ¡pobre espíritu de los mexicanos expuestos a tan atractivos desvíos!
    Hay frases ya hechas que se refieren a actos de corruptelas: le dio una “mordida”; se puso “la del Puebla”; se “resolvió ”con un “moche”; le toca su respectivo “diezmo”; le “rento” la plaza; te consigo un “testigo”; hay que “aceitar la maquinaria” con una “catorce”; hay que pagar la “tarifa”; y así, cientos de expresiones, que denotan que en el ser del pueblo mexicano la corrupción se ha convertido en una subcultura.
    La corrupción es un delito en todos los países y en todos los idiomas: en Inglaterra la expresión: “You scratch my back, and i´ll scratch yours” (Ráscame la espalda y yo te rascaré la tuya); la frase común en Portugal: “¿Será que näo tem um jetinhjo? (¿Será que no podamos llegar a un arreglillo?, también la usan en Brasil); en el programa de Los Simpson, quinta esencia de la vida en Estados Unidos, se lee con frecuencia en el pecho del Jefe de la policía de Springfield (Clancy Wiggum o Jefe Wiggum –en México Jefe Górgory, por Celso Górgory-, que representa al estereotipo de policía estadounidense: obeso, incompetente, aficionado a las rosquillas y perezoso), una insignia o escudo que reza: “Cash bribes only” (Sobornos ¡sólo en efectivo!).
    En francés se usa la expresión “pot-de-vin” (Un pote de vino), para ocultar que a alguien se le dé un soborno; en Italia se usa la expresión “Una mano lava l´altra (mano)” (Una mano lava la otra –mano-), aunque en Turín –Piemonte- se complementa la frase: “Una mano lava l›altra e tutte e due lavano il viso», como queriendo decir “Si tú no dices nada de lo que yo hago, saldrás beneficiado”.
    Los romanos usando el latín vulgar decían en la Roma Antigua: Manus manum lavat (Una mano lava a la otra mano); y en Estambul –la segunda Roma –Constantinopla- se usa la expresión en turco: “gór beni, góreyim seni” (Si tú me haces este favor, yo te haré otro).
    En todas partes del mundo y en todos los idiomas, la corrupción es un delito o practica nociva que atenta contra la democracia.
    Si esto es así: ¿Por qué no luchar contra la corrupción? ¿Por qué no estatuir un buen sistema anticorrupción y nombrar un Fiscal General Contra la Corrupción?
    En varios Estados del país, donde sí hay voluntad de lucha frontal contra la corrupción, la Fiscalía Anticorrupción ha sido creada como órgano constitucional autónomo (no solo con autonomía de decisión y de gestión y patrimonio propio), como es el caso de Nuevo León. Quedarse un paso antes es una idea chata y sin brillo.
    Mucho bien se haría. Aunque, a esta altura, viene a cuento la frase de Mijail Bakunin: Ejercer el poder corrompe; someterse al poder degrada.