Cultura Política y Democracia

El atentado terrorista ocurrido en Manchester, Inglaterra, además de dar pie para condenar esa práctica, es la prueba fehaciente para demandar de la comunidad internacional una serie de esfuerzos que conduzcan a la humanidad a sentirse segura
    El terrorismo es una práctica cruel, degradante e inhumana que a diario cobra un mayor número de víctimas, sin importar que sean niños o adultos inocentes, y a estas alturas de la vida moderna lo único incuestionable es que la masacre y el charco de sangre siguen creciendo en el mundo entero.
    El atentado terrorista ocurrido en Manchester, Inglaterra, además de dar pie para condenar esa práctica, es la prueba fehaciente para demandar de la comunidad internacional una serie de esfuerzos que conduzcan a la humanidad a sentirse segura y menos expuesta a la barbarie que pretenden implantar grupos extremistas plenamente identificados.
    El terrorismo debe ser combatido y sancionado, y las medidas que se adopten para prevenirlo o eliminarlo por completo deben surgir de un consenso universal, quizás a instancias de la ONU como un organismo que tiene la imperiosa obligación de asumir un papel determinante frente a ese fenómeno en ascenso.
    La lucha contra el terrorismo exige una amplia cooperación que permita desvertebrar sus ramales en el mundo, cortar las fuentes de financiamiento de los grupos que lo alientan y evitar, a toda costa, que esas agrupaciones sigan fortaleciendo su estructura.
    Es claro que la humanidad está llegando, si es que ya no llegó, a una encrucijada sin precedentes. Las imágenes del atentado en Manchester, en un escenario al que asistían personas cuyo único propósito era tener un poco de diversión, deja en el ambiente un olor a muerte que solo puede sobreponerse con acciones contundentes.
    El terrorismo asuela y amenaza con tomar posesión perenne en el mundo, bombardea sin piedad, destruye pueblos y asesina a centenares a hombres, mujeres y niños inocentes por el único delito de estar en el lugar menos indicado.
    Es hora de asumir una determinación inquebrantable frente al extremismo demostrado por grupos como ISIS, que son capaces de permear las sociedades del llamado Primer Mundo, logrando nuevos adeptos, y pasar por encima de los más intrincados esquemas de seguridad.
    Si bien Estados Unidos cumple con un papel relevante, contribuyendo al clima de paz internacional, no es menos cierto que una labor solitaria no tiene los mismos alcances de aquellas tareas que concitan la fuerza y la voluntad de los países amigos de esta potencia. Tengamos presente que en la unión está la fuerza.