• La Verdad del Sureste |
  • Viernes 26 de Abril de 2024

Ecuador: al rescate del progresismo en la Región


Víctor Manuel Barceló R.


2ª Parte                       


Lenín Moreno guarece la vía del progresismo-democrático en América Latina y el Caribe, reteniendo, con votos, el poder del Estado transformador, frente a la andanada de denuestos y malas artes de una poderosa oligarquía, que pretende “descorreizar” al país, lo que en el lenguaje político representa buscar la vuelta al pasado de ignominia en que vivían la mayoría de ecuatorianos. La estrategia de la ultraderecha ecuatoriana, se integra a las formas que asume en su lucha contra el progresismo liberador, la internacional derechista, que dados los recursos financieros y de otro tipo de que echa mano, aún no entiende de derrotas definitivas. Tanto en Ecuador (Lasso logró el 48.84% de la votación) como en Venezuela con el acoso brutal de la OEA –en sus últimos estertores- buscan probar las estrategias que les dieron resultado en los dos más grandes países del Sur del continente: Argentina y Brasil; pero fueron vencidas en Nicaragua, El Salvador y ahora en Ecuador, quienes asumen el compromiso, no escrito, de armar nuevas maneras sociales, democráticas para mantener el poder en el pueblo, preservar a sus gobiernos  de “golpes blandos” y otras lindezas que detienen, y retrasan el crecimiento del bienestar en la Región.
    En Ecuador, Lenín Moreno (51.16% de votos), con mayoría en la Asamblea Nacional; cuenta con una década en que Rafael Correa avanzó en logros sociales, proceso económico, participación del Estado e institucionalización de la democracia. Tras su gobierno en formación, estarán los organismos regionales que pueblos y gobiernos se han dado –CELAC, UNASUR, COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES (CAN), ALADI, CARICOM y otros- además de contar con el soporte de diversos gobiernos y sectores progresistas. Que actúan en todos los países de América Latina y el Caribe.
    Moreno puede tener un gobierno muy bien constituido, en un proceso de negociaciones y alianzas, incorporando incluso a personeros de la otra izquierda que caminó por senderos extraños en la contienda electoral, pero que en la calma de la constitución del nuevo gobierno, enmienden sus pasos y entren de lleno al apoyo de la consolidación de la democracia que impulsa la Revolución Ciudadana, con nuevo liderazgo, cooperando a la contención y solución de diversos asuntos fundamentales, que requerirán de reformas radicales, mismas que solo pueden inclinarse a la superación de una serie de problemas que igualmente se heredan.
    Debe observarse que la economía ecuatoriana, dolarizada y todo, tiene aspectos macroeconómicos de estabilidad concreta. La institucionalidad democrática de este país andino, muestra fortaleza en las recientes elecciones presidenciales. Ahora tendrá que ocuparse de contrarrestar la doctrina que emplea el Imperio para preservar sus intereses en su aún “patio trasero”. Solo los gobiernos progresistas, de izquierda, sufren constantes ataques desestabilizadores o golpes de estado. No enfrentan una oposición democrática, sino a una oposición que busca subvertir el orden constitucional e institucional logrado de forma democrática en sucesivas lides electorales. La doctrina de los contra –en la acepción que se les denomine- es integral, con un coctel espinoso de las deleznables formas para sabotear, debilitar y dificultar el habitual desarrollo de esos procesos.
    La historia explica que toda revolución expía su contrarrevolución. En veces errores y distenciones éticas de los procesos de cambio son tantos y tan ampliamente documentados, que facilitan el actuar del enemigo, abre la puerta a ser vencidos sin luchar. Ver: “El arte de la guerra”.
    La doctrina de la contra democracia incluye entre otras tácticas: el golpe suave o blando, el continuado, sabotaje económico, presión diplomática, procedimientos psicológicos y extraños, terrorismo mediático o directo, corrupción por infiltración interna, penetración en pueblos y comunidades mediante ONGs  expertas en incrustarse en instituciones u organismos del estado, capaces de actuar puntualmente, asesinatos selectivos muy tecnológicos, esto es matar con una espada que no se manifieste como tal.
    La política es el alma de esa estrategia en el contexto de las democracias latinoamericanas. No se descarta que la contra democracia pase a lo que estrategas occidentales llaman el “caos creativo”, hasta llegar a la agresión militar, lo que podría suceder en Venezuela.
    Pero la prioridad es la política como estrategia. Es sintomático que el departamento de Estado de los E.U. felicite al candidato ganador en Ecuador, cuatro días después de producirse el triunfo electoral, cuando ya políticamente nada se puede hacer, por el momento.
    Con su triunfo, Ecuador asume el compromiso, no escrito, de construir nuevas maneras sociales, democráticas, para mantener el poder en el pueblo, preservar a sus gobiernos  de “golpes blandos”, cooperar al proceso de integración regional y enfrentar otras lindezas que detienen, y retrasan pendularmente el crecimiento del bienestar en la Región. (Continuará)

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