
“Considero que el gobierno evalúa la situación con estadísticas y estrategias, y sin duda presentará soluciones que contribuyan a reparar el tejido social que hoy está fracturado”, afirmó.
El prelado hizo referencia a la tragedia ocurrida el pasado viernes 2 de mayo, cuando cinco personas perdieron la vida en un ataque armado durante una fiesta en una palapa de Villa Parrilla, Centro. Asimismo, señaló que la violencia no solo se manifiesta en estos actos, sino que está presente a nivel personal y familiar, lo que se refleja en la incidencia de feminicidios.
Respecto a los disturbios registrados en torno a la Feria Tabasco, el obispo lamentó los excesos observados durante el desfile de carros alegóricos, donde el consumo desmedido de alcohol derivó en conflictos. También mencionó el desorden en el concierto de la Arrolladora Banda ‘El Limón’, en el que asistentes derribaron vallas de seguridad y dañaron la protección perimetral del Parque Tabasco ‘Dora María’.
En su reflexión, enfatizó que la responsabilidad no recae únicamente en las autoridades, sino en la conducta que asume cada ciudadano. Criticó los excesos en el consumo de alcohol y drogas, destacando que la construcción de un tejido social estable depende de la acción individual.
“Si queremos una sociedad sin violencia, debemos empezar por nosotros mismos”, subrayó.
Como ejemplo, relató la experiencia de una pareja que asistió al desfile con sus hijos y, al intentar salir por una calle bloqueada por personas en estado de ebriedad, fueron amenazados con agresiones físicas.
“No podemos exigir orden cuando nuestra propia vida es un desorden. Pedimos paz, pero no la generamos, sobre todo cuando hay alcohol y drogas de por medio”, concluyó.