• La Verdad del Sureste |
  • Lunes 19 de Mayo de 2025

CARTA DE MA. TERESA PRIEGO A GERARDO PRIEGO

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Me parece una enormidad que Gerardo Priego Tapia, después de los niveles de violencia y daño que me infligió, sobre todo, al correrme con violencia (“te voy a romper la madre”) de la casa de mi padre (en ese mes se estaba haciendo donar sus bienes), a la que sólo puedo llegar de visita unas horas desde verano del 2015 (mi padre tiene 92 años), pretenda ahora vivir en esos grados casi psicóticos de negación: “aquí no ha pasado nada”.
    Hizo pedazos a una familia, ese señor.
    Me parece el colmo que ahora, en sus intentos de lavado de nombre y ansias de legitimidad, busque a mis amigas cercanas sobre todo en los feminismos, (sí, caray, a mis amigas), a las personas a quienes conoció por mí, al padre de mis hijos (¿lo pueden creer? Al despojarme, despojó a mis hijos, al acorralarme, los alejó de sus abuelos. ¿Cómo puede siquiera pensar que el padre de mis hijos no sabe lo que ha sucedido?).
    ¿Cómo qué parte es la que no ha entendido, este panista ejemplar?).
    Esa omnipotencia ciega.
    Me parece el colmo que vaya por allí usando mi nombre en los mundos que son míos: “Sí, soy su hermano”, “Ay, mi hermanita”, “Tuvimos un problemita pero ya casi lo resolvemos”.
    ¡Qué barbaridad!
    Discúlpenme, pero me siento muy, muy indignada.
    No tengo ninguna relación con él, ni la tendré jamás. Lo que ha hecho es más que imperdonable.
    No quiero nunca volver a escuchar que me usa entre las personas a las que quiero.
    Gerardo Priego Tapia es un mitómano y digo lo que de otra manera nunca hubiera dicho: las tres cuartas partes de su curriculum son falsas.
    No estuve en su campaña a gobernador, porque no me gusta el PAN, pero también porque tuve mucho miedo (por él, en ese momento): las tres cuartas partes del curriculum con el que se promociona son falsas.
    Jamás trabajó en la ONU.
    Jamás la ONU lo mandó en “misiones especiales” a ningún lado.
    (Más de cincuenta ciudades en cinco continentes, dice él)
    No es ni doctor, ni candidato a doctor.
    Inventa dos o tres veces nombres de empresas donde fue “director” que son alharaca alrededor de lo que fue de mi padre.
    No te atrevas Gerardo Priego Tapia a volver a usar mi nombre.
    Ni el de las personas a las que amo.
    Ni secreto, ni silencio: me despojaste de mi padre.
    Creo que hasta el más borderline debería poder reconocer los límites.
    Te falló el cálculo: yo era el hilo más delgado hacia adentro de esa casa, pero no acá en el mundo.
    No acá.
    ¿No te cae el veinte de que no soy ni muda, ni ágrafa? Si no he querido darte un empujoncito, Gerardo: es porque los seres como tú, se hunden solitos.
    (Ah, por cierto, el millón de pesos que tan honestamente regresó al final de su gestión en la cámara de diputados, ¿qué les diré? Me lo cobró con creces).