Paulatinamente se diluye el régimen neoliberal mexicano, cuya base es la distinción de clases sociales, sostenida en la educación y la política… La educación supeditada a formación de hombres y mujeres, de acuerdo a las exigencias de clase y del mercado… Para el pueblo la enseñanza pública limitada, sin enlaces entre realidad y práctica docente, discriminada en su cultura, sin promoción para el crecimiento personal y familiar por medios propios, sin opciones de cambio social en el futuro.
Para las clases medias y la oligarquía, la enseñanza de continuidad del régimen político-económico, de emprendimiento, gran gerencia, cultura y negocios. En todos los casos: sin enseñanza tecnológica para creativos-emprendedores; con excepción de la industria del petróleo, la electricidad, y otras muy pocas empresas nacionales, que trataron, -pero no lograron- rematar a particulares al estilo Carlos Salinas.
En la política mexicana, el régimen neoliberal, se sostuvo en dos partidos (PRI-PAN fundamentalmente y otros como sus extensiones); la figura de un presidente autoritario… y militantes (ciudadanos) provenientes de una clase media codiciosa, avara, admiradora/aplaudidora a ciegas del libre mercado estadounidense y de la cultura europea, dueña de un marcado déficit de la personalidad burguesa, siempre en busca de reconocimiento de las oligarquías… Que a la postre, se desempeñaron como súbditos de los económicamente poderosos, alcahuetes de extranjeros saqueadores- explotadores de los recursos nacionales.
Grupo que afortunadamente se reduce en número de integrantes, como consecuencia de la politización emprendida a partir de la victoria electoral del 2018, y la continuidad del proyecto mexicano que propone y trabaja en recuperar la identidad nacional, redimensionando la visión de la política patrimonialista por la de beneficios colectivos; e identificando los factores económicos públicos, a diferencia de todo aquello que corresponde al mundo de las empresas y sus intereses.
Proceso de cambio, que en este momento continúa empujando el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), desde lo que llama “revolución de las conciencias”, como el fenómeno que avanza y forma culturalmente al nuevo mexicano, mas identificado con su gente, más interesado en su soberanía, conscientes y testigos de un genuino desarrollo incluyente, donde ve y siente que los cambios son posibles para bien de todos.
Se impulsan becas económicas en la educación pública básica y media básica, y se relanza la educación tecnológica con miras a recuperar la capacidad de fabricar productos mexicanos tal y como propone el Plan México; en lo político, la presidenta Claudia Sheinbaum, se mantiene firme en abandonar la figura presidencial autoritaria, y enfocarse en trabajar por un país desarrollado.
Atrás va quedando la guerra contra el socialismo y comunismo teórico. Usado por los conservadores más radicales para imponer la mentira de un sistema político- económico destructor de sociedades y economías… Mentira que ha caducado, luego que los llamados países socialistas como Rusia, China, Korea del Norte, y otros conocidos, son líderes industriales, y en proceso de situarse en los primeros lugares de las economías del mundo, por encima del beligerante, intervencionista, manipulador y saqueador Estados Unidos.