Titánico y costoso en todos los sentidos, está resultando reconstruir legal, financiera, administrativa y productivamente a Petróleos Mexicanos (Pemex), luego que con la llamada Reforma Energética de Enrique Peña Nieto, casi consiguen paralizar la exploración, explotación, refinación y transportación del hidrocarburo y gas, hundiéndola en un inexplicable endeudamiento financiero, aunado al mantenimiento de sobresueldos de una alta burocracia interna, con un creciente e imparable “huachicol”, sumado al desconcertante aumento de importaciones, y franquicias en sustitución de las gasolineras de la paraestatal.
Molestia, causa, cuando de enterarse de las mañas que utilizaron en el gobierno de Enrique Peña, para dar por válida “la reforma del 2013”, QUE EN REALIDAD NO ERA REFORMA, sino un engaño iniciado con el cambio del estatus de Pemex de empresa pública a “empresa productiva del Estado”. Un juego de términos y conceptos que “acomodaron” y dieron forma “legal”, para primero: “justificar la forma de intervenirla” y pausadamente hundirla… luego no se sabe que fin le tenían preparado; pero, por fortuna y a tiempo se terminó el sexenio priista y con ello Peña Nieto, se fue…
Este miércoles 12 de febrero, en la conferencia del pueblo celebrada en Palacio Nacional, la secretaria de Energía, Luz Elena González, dio los antecedentes de la situación en las que encontró el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a la paraestatal; destacando: “que del 2013 al 2018 acumuló deuda por 114 mil millones de dólares; la inversión cayó a un 55%; la perforación de pozos se redujo en 87%; la producción de petróleo bajó en un 28% y la de gas en 22%; la producción de gasolina se contrajo en 51% y de diésel en 61%” .
Mencionó que las rondas petroleras anunciadas para atraer inversiones productivas, apenas alcanzaron el 6% de lo prometido. “Es decir, todo lo que se hizo para incrementar vía inversión privada, solo disminuyó la capacidad de producción del Estado mexicano, y puso en riesgo nuestra soberanía”.
La recuperación vino inicialmente con el gobierno de AMLO, con la adquisición de la refinería Deer Park en Estados Unidos, la nueva refinería Olmeca en Tabasco, la adquisición de dos nuevas coquisadoras y estabilizando la producción. Además de bajar la deuda de 114 a 97 mil millones de dólares.
Con el gobierno de Claudia Sheinbaum, se adecúan las reformas constitucionales en Leyes Secundarias para armonizar y complementar las reformas constitucionales aprobadas en noviembre pasado, con lo que se revierte de forma definitiva y se consolida el rescate y fortalecimiento de Pemex; es decir, que se le regresa el estatus de empresa pública, en sustitución de “empresa productiva del Estado”.
Para luego informarnos del Plan de Trabajo del Sector Hidrocarburo 2024-2030, con el cual se proyecta relanzar la producción mediante trabajos de exploración en 12 campos de petróleo y gas ubicados los estados de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz; buscando asegurar la extracción y refinación de 1.8 millones diarios de crudo, y 5 mil millones de pies cúbicos de gas, como meta para abastecer la creciente demanda interna; así como asegurar reservas de 2 mil millones de barriles de petróleo para los siguientes 10 años.
Otras de las metas especiales del Plan, es producir al máximo la refinería Olmeca y mantener el precio de la gasolina regular por debajo de los 24 pesos.
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