En los cuatro años que fue coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia de la República con Calderón, Cortázar Lara asignó discrecionalmente 34 mil millones de pesos para los medios —de los 56 mil millones presupuestados en el sexenio—, una práctica de control que materializó también en los gobiernos de Rafael Moreno Valle en Puebla y Francisco Javier García Cabeza de Vaca en Tamaulipas.
Cortázar Lara tiene experiencia también en las campañas de guerra sucia, como la que ejecutó en 2006 contra Andrés Manuel López Obrador, “Un peligro para México”, diseñada por el consultor estadounidense Dick Morris y el español Antonio Sola Reche.
Estas prácticas de hacer campaña política las ejerció también con Moreno Valle y García Cabeza de Vaca, de quienes fue coordinador de comunicación social, una carrera que inició de la mano de Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado de Calderón.
Igualmente, estuvo a cargo de la estrategia de la llamada “guerra contra el narcotráfico” en uno de sus frentes, como recordó el periodista Ernesto Núñez, en su libro Crónica de un sexenio fallido (Grijalbo).
Para Leopoldo Maldonado, director regional de Artículo 19 para México y Centroamérica, la incorporación de Max Cortázar a la campaña de Xóchitl Gálvez representa, en cierto sentido, un regreso al pasado, “y no es porque en términos del presente, la comunicación social haya mejorado mucho o haya cambiado sustancialmente, particularmente en lo que tiene que ver con el gasto de publicidad oficial”.
“Estoy revisando las cifras históricas, quien cometió un despilfarro absoluto de publicidad oficial fue Enrique Peña Nieto, con casi 70 mil millones de pesos, pero Calderón gastó 38 mil millones de pesos en la publicidad gubernamental, estuvo muy por encima incluso de lo que gastó su antecesor, Vicente Fox, prácticamente un 40 por ciento”, apuntó en entrevista.
RESPALDADO
POR EL PAN Y
CALDERONISTAS
El martes 13 de julio de 2010, recuerda Ernesto Núñez en su Crónica de un sexenio fallido, Calderón reunió a su equipo en Los Pinos para informar que había aceptado tres renuncias, la de Fernando Gómez Mont, en Gobernación, la de Patricia Flores a la Oficina de Presidencia, y la de Max Cortázar.
Una vez fuera del Gobierno, en donde la censura y el uso discrecional de recursos fueron los señalamientos constantes, a Max Cortazar no le fue difícil encontrar trabajo. César Nava, entonces dirigente nacional del PAN, lo nombró vocero del partido.
“(Es) un hombre que tiene todas las credenciales y la confianza para desempeñar esta responsabilidad”, dijo en esa ocasión.
Dos años después saltaría dentro del PAN a la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota, la candidata oficialista a quien el Presidente Calderón le quitó el respaldo en beneficio del priista Enrique Peña Nieto, quien llevaría al tricolor de regresó a la Presidencia después de 12 años de ausencia.
“Juan Ignacio Zavala y Max Cortázar propusieron cambiar radicalmente de estrategia: dejar de golpear al PRI y lanzar todas las baterías contra López Obrador.
Tenían listo un spot en el que se editaba su discurso en Tlatelolco para presentar aislada la frase “‘la vía armada, una posibilidad para lograr la transformación de los pueblos”’.
El mensaje mostraba además videos y audios de 1996 en que el perredista advertía que impediría la apertura de pozos petroleros como protesta por el fraude electoral en Tabasco, y otros de 2006 con el bloqueo de Paseo de la Reforma”, escribió al respecto Ernesto Núñez sobre esa campaña.
Y agregó: “Otros integrantes del comité de campaña, principalmente Rafael Giménez, argumentaron que el PAN no podía dejar de censurar al PRI, pues eso sería tanto como regalarle la presidencia a Peña Nieto.
Además, ya se había enviado al IFE otro anuncio, uno en que aparecían Romero Deschamps, Humberto Moreira, Tomás Yarrington y la leyenda: “Éste es el PRI de Peña. No caben más corruptos porque está lleno”. Sin embargo, Maximiliano Cortázar afirmó que la estrategia anti-PRI sólo estaba beneficiando a López Obrador y advirtió que lo peor para el PAN sería que el tabasqueño siguiera creciendo.”
El resultado de esta estrategia llevó a Josefina Vázquez Mota a un tercer lugar y permitió que Enrique Peña Nieto retornara junto con el PRI a Los Pinos.
Ya durante el peñismo y tras un paso fugaz por el Congreso, Cortázar encontró refugio en el Gobierno del fallecido Rafael Moreno Valle, cuya gestión estuvo marcada por el dispendio de recursos y la represión a la protesta social.
El trampolín del calderonista no acabaría ahí. Cortazar encontró cabida en la llegada de Francisco García Cabeza de Vaca a Tamaulipas, estado que perdió recientemente el panismo debido a los escándalos de corrupción que protagonizó el exgobernador y que lo tienen en la mira de la justicia.
Ahora de nueva cuenta, en otro proyecto presidencial, y con todos estos antecedentes a cuestas, Maximiliano Cortázar Lara pretende llevar la relación entre los medios y Xóchitl Gálvez, quien arrastra en las últimas semanas un tropiezo tras otro.