A Joel Alfonso lo acompañaba Javier Ernesto López Lara, integrante de la misma célula delictiva.
Se tiene conocimiento que el 23 de marzo, en Carrizalejo, Sinaloa, ordenó un ataque con drones armados contra soldados, en represalia por una incautación previa.
Además, fungía como encargado de la fabricación de cristal en laboratorios clandestinos ubicados en Sinaloa y Puebla (cerca de Chachapa).
También utilizaba casas del Fraccionamiento Los Héroes, Puebla como bodegas.
Al momento de su detención, se les aseguró un arma corta, un cargador, nueve cartuchos útiles, una bolsa de plástico con metanfetamina, una tablet, dos identificaciones, dinero en efectivo y equipos telefónicos.