El único desastre de Tabasco son sus mal habidos gobernantes. (Foto: Pericles)
La nota decía ‘Tabasco se declara insolvente: Granier’. No obstante, la realidad es que Tabasco declara insolvente a Granier moralmente.
Este hombre no tuvo el menor empacho para asegurar que ‘ya no es posible para el Estado cubrir sus aportaciones para los programas federales’ para la contingencia se entiende. Lo dijo como si estuviera anunciando que van a pintar el Palacio de un color distinto.
Vaya descaro. Anuncian sus inmundicias contra el pueblo, con la frescura de Poncio Pilatos.
Nunca me imaginé llegar a presenciar tan increíble bajeza de parte de un gobernador. Sobre todo, habiendo presenciado que el gobernador Leandro Rovirosa Wade hizo visitar a Tabasco, al mismísimo Presidente del Banco Mundial, Robert MacNamara.
Lo único que atinan a hacer, es gimotear al gobierno federal que vuelva a declara a Tabasco, zona de desastre. El único desastre de Tabasco son sus mal habidos gobernantes.
Si la tesorería de Tabasco es insolvente, se debe a las trapacerías de los tesoreros, de quienes les dieron el encargo y de los demás beneficiados, a quienes les continúan llamando ‘señores’, siendo en verdad delincuentes impunes.
Este hombre no tuvo el menor empacho para asegurar que ‘ya no es posible para el Estado cubrir sus aportaciones para los programas federales’ para la contingencia se entiende. Lo dijo como si estuviera anunciando que van a pintar el Palacio de un color distinto.
Vaya descaro. Anuncian sus inmundicias contra el pueblo, con la frescura de Poncio Pilatos.
Nunca me imaginé llegar a presenciar tan increíble bajeza de parte de un gobernador. Sobre todo, habiendo presenciado que el gobernador Leandro Rovirosa Wade hizo visitar a Tabasco, al mismísimo Presidente del Banco Mundial, Robert MacNamara.
Lo único que atinan a hacer, es gimotear al gobierno federal que vuelva a declara a Tabasco, zona de desastre. El único desastre de Tabasco son sus mal habidos gobernantes.
Si la tesorería de Tabasco es insolvente, se debe a las trapacerías de los tesoreros, de quienes les dieron el encargo y de los demás beneficiados, a quienes les continúan llamando ‘señores’, siendo en verdad delincuentes impunes.
