“Ningún Gobierno, ni la Iglesia, ni ninguna institución que esté al servicio del pueblo tiene que ver nada con ellos”, declaró el vocero de la Diócesis de Tabasco, Denis Ochoa Vidal, en la conferencia dominical que acostumbra a dar el obispo Gerardo de Jesús Rojas López y cuando él está ausente lo suple el padre Denis, pero sus dichos reflejan sin duda la postura del prelado.
Es decir, no hay posibilidad de que el vocero se vaya por la libre. Esa es la postura de la iglesia católica en un asunto tan delicado y preocupante como las relaciones peligrosas con la delincuencia organizada que, se sospecha con fundamento, las hubo en el pasado reciente.
Por eso le pareció importante y fundamental al padre Denis que el mandatario haya dejado muy en claro su posicionamiento en torno a la espiral de violencia que desde diciembre del año pasado y hasta la fecha se ha registrado en el estado, a partir de que esas relaciones de complicidad, entre la autoridad y delincuentes, se haya roto.
Ya no se puede tapar el sol dedo. Todo a está saliendo a la luz. Las complicidades, los negocios sucios. Se han ido confirmado poco a poco los reportes confidenciales que el Centro Regional de Fusión de Inteligencia (CERFI) región Sureste, creado por el gobierno de López Obrador en 2018, para identificar y ubicar objetivos generadores de violencia.
Lo que se dijo en esos documentos acerca de las autoridades inmiscuidas con el crimen organizado al grado de que actuaban más como jefes mafiosos y no como policías, desde octubre de 2022, es cierto y no como dijeron los involucrados una “calumnia”.
Eso fue en el fondo lo que exigió el mandatario la semana pasada. Que salgan a dar la cara y expliquen qué hay de cierto de todo esto. Pero en lugar de hablar, mantienen un silencio ominoso. El principal sospechoso no ha dicho ni una palabra, ni se le ha visto por ninguna parte, ni ha ido a la tribuna donde siempre acudía para presumir sus logros. Desde que fue destituido del cargo, se volvió ilocalizable. Como dice el dicho, el que nada debe, nada teme.
Lo cierto es que los adversario políticos de May Rodríguez no dan abiertamente la cara, algunos se excusan con declaraciones sin sentido. Prefieren seguir alborotando el avispero de la violencia para sacar provecho del caos y la zozobra en la que están empeñados en mantener a la ciudadanía en su afán de desestabilizar al Gobierno del Pueblo.
No actúan de frente porque están acostumbrados a operar en las sombras y a enviar mensajes a través de periodistas afines y coludidos con ese grupo político; machacar con insistencia de que el gobierno de Javier May ha resultado fallido, cuando es todo lo contrario.
El del político comalcalquense, es un gobierno democrático, que llegó con el respaldo del 80 por ciento de la población tabasqueña, no tiene cola que le pisen ni establece relaciones de complicidad con nadie. Es gente de cuna humilde, ha caminado siempre del lado del pueblo, un hombre de palabra y que dice las cosas como son.
SE ACABAN LAS COMPLICIDADES
Como bien dijo el jueves pasado la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, se están tocando intereses y por eso la campaña mediática en contra del gobernador. El único pacto que establece el mandatario, es con el pueblo, con nadie más. Lo ha dicho ante la incesante campaña que pretende enlodar su nombre para que quiénes sí pactaron con delincuentes puedan decir, a voz en cuello, que es igual a ellos, que nada ha cambiado, que son lo mismo.
En esta lucha contra la delincuencia y de la colusión de autoridades supuestamente encargadas de garantizar la seguridad de los tabasqueños, el gobernador no está solo, tiene el respaldo de las fuerzas federales y estatales, de la presidenta Claudia Sheinbaum a pesar de lo que digan los amarra navajas a nivel nacional, de amplios sectores de la sociedad e instituciones tan representativas como la iglesia católica, y, sobre todo, del pueblo.
Llevará un poco de tiempo pacificar el estado, pero se va por el camino correcto. El cochinero que dejaron los que anteriormente gobernaron en el pasado inmediato no se limpia tan fácilmente.