A los exgobernadores Roberto Madrazo Pintado, Manuel Andrade Díaz y otros (ya sabe usted quiénes), los hermana el resquemor que le manifiestan al actual mandatario, Javier May Rodríguez, y por eso despliegan una campaña para tratar desestabilizar su gobierno con el pretexto de la inseguridad.
Madrazo y Andrade utilizan el tema de manera recurrente para golpear políticamente a Javier May y el senador (¿Cantón?) lo hace de manera soterrada o a través de personeros y sicarios de la información, que todos los días se regodean y gozan que haya ejecutados, descuartizados y ataques a policías para pegar el grito en el cielo de que Tabasco vive sumido en el terror, la zozobra y está a expensas de delincuentes.
En ese contexto, lanzan toda clase de críticas y le exigen al gobernador lo que ellos jamás hicieron cuando estuvieron al frente del gobierno, carecen de autoridad moral y tienen una cola muy grande que les pisen. Pertenecen a la misma mafia política.
Por lo menos Madrazo y Andrade lo hacen de frente, y hay otros que no dan la cara, como el cicatero que lanza la piedra y esconde la mano. Son los principales responsables de la espiral de violencia que se registra en el estado por haber confiado la seguridad a delincuentes y haber pactado con grupos criminales.
Ahí están los informes de inteligencia gubernamentales que describen las actividades delictivas de quienes estuvieron en la policía estatal y la fiscalía. El tiempo se encargó de confirmar que son ciertos los reportes de la inteligencia militar. Al tiempo.
En el caso de la seguridad, maquillaban las cifras, los homicidios, toda la incidencia delictiva para aparentar que tenían controlada a la delincuencia, pero bastó un desacuerdo o incumplimiento de lo pactado para que todo se les saliera de control y a partir de ahí se sucedieran los episodios de violencia desde ese entonces a la fecha.
LA COLA DEL TÍO NELO
Todos los ahora anti-Javier (y anti Claudia) son de la misma condición: priistas formados en el corrupto y viejo régimen que se niega a morir. Gracias a esa mafia que operó con Gurría, Madrazo y Andrade se coló en el sexenio pasado con el triunfo de Morena en 2018 para regresar por sus fueros delictivos.
Eso explica en cierta medida lo que ha estado pasando en la entidad. Se apoderaron de la fiscalía y de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana para delinquir de manera institucional, como lo hicieron en esos gobiernos priistas.
En la época de Madrazo había policías que participaban en los secuestros y otros ilícitos que florecieron en ese gobierno. Andaban en malos pasos, como el español Ramón Requeijo Abad, que un tiempo fungió como “guardia personal” del exgobernador y que en el 2002 apareció muerto en la cajuela de un carro en Tlalnepantla, Estado de México, junto con otro sujeto.
Cuatro años antes, Requeijo Abad había sido detenido por un incidente de tránsito en la ciudad de México. El carro en que viajaba, un Mercedes Benz, chochó contra un camión distribuidor de cerveza, y como se dio a la fuga fue perseguido y detenido por la policía. Le encontraron armas de alto calibre y una charola que lo acreditaba como “primer comandante de la Policía Judicial de Tabasco”. Argumentó que andaba de “comisión”.
En aquella ocasión El Sol de México refirió “que los dos vehículos detenidos eran blindados y ambos eran propiedad ´del gobernador de la entidad Roberto Madrazo Pintado´. La revista Proceso publicó que, ante ese escándalo, la entonces procuradora de Justicia, Patricia Pedrero, “confirmó que la dependencia mantenía relación ´profesional´ con Requeijo, pero no como ´primer comandante´ de la PJ, sino bajo contrato de ´prestación de servicios´ con la empresa de seguridad Impacto, Seguridad Profesional SA de CV”.
Su socio en esa empresa era nada menos que Hernández Bermúdez Requena, quien en el gobierno de Gurría fue director de Seguridad Pública; en el Madrazo, director del Creset, y en el de Andrade, subsecretario de Prevención Social y ya en esa época “acusado de proteger delincuentes”. Ya saben dónde reapareció el famoso “comandante H” y a quien varios medios señalan como líder de La Barredora.
El expresidente López Obrador reveló en su libro “Entre la historia y la esperanza”, que el 20 de mayo de 1995, con asesoría de Bermúdez Requena, el gobierno de Madrazo “contrató un servicio de seguridad en la Ciudad de México, que incluye un equipo especial de 90 guardaespaldas y un circuito cerrado de televisión y otros componentes, de los más sofisticados y costosos que existen en el mercado mundial.
“Este servicio, principalmente para la residencia oficial Quinta Grijalva, escribió López Obrador, costó 3 millones 566 mil 352 pesos, y fue contratado “con la empresa Nutriónica, cuyas oficinas se ubican en la avenida Edgar Alan Poe 215, de la colonia Polanco La empresa es propiedad del español Ramón Requeijo Abad”.
De acuerdo a Proceso las empresas de Requeijo Abad no sólo prestaron servicios de seguridad al gobierno de Roberto Madrazo, sino también de espionaje político a través del denominado “Proyecto Lerdo”, una sofisticada casa de espionaje ubicada en el centro de Villahermosa y que fue desmantelada presurosamente cuando se reveló su existencia. Ahí estaba la mano de Pechel, el ínclito y colado Florizel Medina.
Con esos antecedentes, ellos sí no pueden negar que se coludieron con delincuentes. Eso explica en gran medida la campaña desmedida en contra de Javier May. Y habrá más.