La presidenta los definió muy bien: son carroñeros, hipócritas, falsarios. Hoy se desgarran las vestiduras por lo ocurrido en el tristemente célebre rancho de Izaguirre del que quieren sacar raja política señalando como culpable al gobierno federal cuando todo apunta que fue el de Jalisco, gobernado por Movimiento Ciudadano, el que toleró y protegió a los que convirtieron esa propiedad en un campo de adiestramiento y exterminio: el Cártel Jalisco Nueva Generación.
La apertura de ese predio a los medios de comunicación se convirtió en un circo mediático, en un deplorable espectáculo en el que no importaba describir el horror y las huellas de lo que ahí sucedió con cientos de personas que fueron llevadas a ese lugar con engaños, sino tomarse la foto para el “feis” o el “TikTok” por tipas o tipos superficiales, autodenominados “influencer” o celebridades de internet.
Y mientras eso pasaba en el rancho Izaguirre en el Senado de la República la oposición, mejor dicho el PRIAN, quiso llevar agua a su molino, con su propuesta de crear “un grupo interdisciplinario e independiente” integrada por “expertos” internacionales para que “para que incorpore asistencia técnica con perspectiva de derechos humanos en la investigación de Teuchitlán”.
Fue el exdirigente nacional del PAN, Marko Cortés, quien presentó el punto de acuerdo de “urgente resolución” que se topó con la negativa de Morena y aliados de hacerle el caldo gordo a los prianistas.
Al PAN y al PRI no les interesa llegar hasta las últimas consecuencias en este doloroso caso que ha conmocionado a la opinión pública nacional, sino aprovecharse de esta circunstancia para azuzar al gobierno estadounidense en su pugna con el mexicano para que tome represalias en su contra por su falsa acusación de que tiene alianzas con el crimen organizado.
Esa estrategia es reforzada con la guerra sucia desatada en contra de la presidenta y del expresidente Andrés Manuel López Obrador con tendencias infladas en la plataforma X con las calumniosas etiquetas de “narcopresidenta” y narcoexpresidente” que con dinero y cuentas falsas han posicionado esa realidad virtual.
Y como en el Senado no les siguieron el juego a la oposición, Marko Cortés, con el cinismo que lo caracteriza, acusó a Morena de no querer “que se sepa la verdad”, por lo que esa negativa “los hace cómplices de los campos de exterminio y de los criminales”.
Hace 14 años, el PRIAN guardó silencio y no propuso crear un grupo como el que ahora propone con la masacre de Allende, ocurrida entre los días 18 y 20 de marzo de 2011.
En ese municipio de Coahuila se perpetró una matanza ordenada por el Zeta40, Miguel Ángel Treviño, uno de los capos de la droga extraditados recientemente a Estados Unidos, donde se encuentra recluido a la espera de que sea enjuiciado y sentenciado por sus crímenes.
Esa carnicería se cometió en el gobierno de Felipe Calderón, quien le declaró la guerra al narco como una forma de legitimar su llegada a la presidencia luego del fraude electoral con el que se la robó a López Obrador en las elecciones de 2026.
Ahí no hubo ni comisión de la verdad ni nada parecido. Tampoco la hubo con la matanza de San Fernando, Tamaulipas, donde fueron asesinados, también por los Zetas, migrantes centroamericanos.
Muchos menos el PRI exigió que un grupo de expertos del exterior investigara la matanza de Aguas Blancas, en el estado de Guerrero, ocurrida en el gobierno de Ernesto Zedillo en junio de 1995 y perpetrada por el gobernador priista Rubén Figueroa Alcocer.
Ese crimen quedó impune como muchos otros cometidos por el PRI-gobierno.
Está claro que al PRIAN no le interesa hacer justicia ni les importa el dolor y sufrimiento de cientos de familias que desesperadamente buscan a sus seres queridos desaparecidos por organizaciones criminales con las cuales han establecido relaciones de complicidad.
A ellos lo que les importa es hacer escándalo para tratar de sacar alguna rentabilidad política electoral, pero a menudo se les olvida que esa narrativa yo no impacta en el sentir de la ciudadanía, pues ya sabe, conoce de que pie cojean y por eso le ha dado la espalda en las urnas, porque representan lo peor que le ha tocado vivir al pueblo durante más de 70 años y definitivamente ya no quieren regresar a ese pasado.
Como bien lo dijo la presidenta, estos señores no tienen autoridad moral para hablar de este asunto. Su pasado los condena.