El lunes pasado, el gobernador Javier May Rodríguez, presentó su primer informe trimestral de este año, segundo en lo que va de su gestión, que él ha calificado como un ejercicio de “transparencia y rendición de cuentas”.
Sus críticos dicen que solo hubo cuentas alegres y que no hay nada que valga la pena en su amplia exposición. Hablan más con el hígado que con la razón. Carecen de argumentos y por ello recurren a la descalificación.
Lo que se ve no se juzga, está a simple vista y la gente lo puede corroborar. Así como a los periodistas lo avalan los hechos, al gobernante también. Como decía don Enrique González Pedrero, el mejor gobernador que ha tenido Tabasco, hablarán los hechos. Y sí, ahí están, avalan los dichos de Javier May.
Este gobierno sí los toma en cuenta, sí se preocupa por su bienestar. Lo pueden decir los ciudadanos. Todos ellos han recibido por lo menos un beneficio directo y sin intermediarios.
Les ha acercado el gobierno y los servicios que ofrece en su propio terruño. En lo que va de su gobierno, le ha dado tres vueltas completas al Estado, “visitando 51 centros integradores en los que se ha proporcionado atención a casi 100 mil familias”.
No son cuentas alegres, como dice el PRD-Tabasco; son cuentas claras.
Su informe se trató de un recuento sucinto de lo que su gobierno ha realizado en los primeros seis meses, lapso en el cual se ha notado que en Tabasco hay una forma distinta de gobernar. Ahora, señaló en su discurso, se manda “obedeciendo” y se profundiza en Tabasco, como en todo el país, el segundo piso de la 4T.
Se gobierna “con la gente y para la gente”, no hay divorcio entre gobierno y sociedad, como sí lo hubo en pasadas administraciones por la indolencia que mostraban los gobernantes ante los problemas del estado y las necesidades de la gente.
Esta administración ha puesto como una prioridad a los pobres. Son ellos los principales beneficiarios de los programas sociales puestos en marcha este año y que de acuerdo a las cifras oficiales, suman más de 335 mil personas.
Esto significa que por lo menos un programa social llega de manera directa y sin intermediarios a la mitad de los hogares tabasqueños. Ningún gobierno anterior había desplegado una política social como el actual.
El universo de beneficiados es amplio: mujeres, hombres, pescadores, sembradores, ganaderos, jóvenes deportistas, estudiantes, personas con discapacidad permanente, jefas de familia, niñas y niños, en general, los más necesitados y vulnerables.
“Además, nuestras obras y programas significan este año una derrama económica superior a los 6 mil millones de pesos, y la generación de más de 44 mil empleos”, dijo el mandatario en su discurso.
Destacó que todo esto es posible por el combate a la corrupción, el trabajo con austeridad, el orden administrativo, la disciplina financiera y las contribuciones de los ciudadanos.
CONVICCIONES, NO CONVENIENCIAS
Nada de esto sorprende para quien conoce muy bien a Javier May. Así lo hizo las dos veces que fue alcalde de Comalcalco. Gobernó por y para la gente. Siempre ha sido cercano al pueblo, no como un acto propagandístico, sino por convicción.
Mucho tiene que ver su compromiso con la gente más vulnerable, el trabajo comunitario desarrollado en las comunidades eclesiales de base durante su juventud.
La pastoral social desplegada por la iglesia católica, que se caracterizó por el empeño de quienes estaban a cargo de esa labor, en hacer que los pobres se vuelvan sujetos activos de los procesos de cambio.
No era fácil promover la justicia social en los gobiernos priistas autoritarios y corruptos, que veían la opción preferencial por los pobres como una amenaza a su hegemonía política, y por eso la combatieron.
Ese es el origen de la política social desplegada por su gobierno y por eso pone en primer lugar a los pobres, a los más necesitados, a los que por años fueron olvidados y marginados por los gobiernos en turno.
Por eso su gobierno trabaja día a día con el “propósito (de) garantizar el bienestar de todas y de todos los tabasqueños”, para “transformar la realidad de Tabasco asegurándonos que nadie se quede atrás ni nadie se quede afuera”.
Con hechos, estamos demostrando que se puede gobernar con honestidad, con resultados y con amor a nuestra tierra, dijo May Rodríguez. Al final eso es lo que cuenta, lo que legitima a un gobernante; sin ellos, el discurso es hueco, vacío, se torna propagandístico.
Hoy Tabasco tiene finanzas sanas, sin más deuda, con ingresos propios a la alza y con una planeación del gasto orientada al bienestar del pueblo.