El anuncio del proyecto del Museo Nacional Olmeca, que se planea construir en un anexo del Parque-Museo La Venta, ha generado una intensa controversia que ha dominado la conversación pública desde principios de junio. Hay una preocupación legítima, a veces intolerante por quienes creen tener la verdad, pero también intento de ganancia del PRI, PAN, PRD y otros partidos en el río revuelto.
La cobertura de este tema, tanto en medios tradicionales como en redes sociales, ha estado marcada por una mezcla de información oficial, preocupaciones legítimas de la ciudadanía, desinformación y una notable intromisión de actores políticos que han contaminado el debate.
La cobertura del proyecto del Museo Nacional Olmeca ha estado polarizada desde su anuncio el pasado primero de junio, cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el gobierno de Tabasco presentaron la iniciativa, a cargo del director del INAH, Diego Prieto Hernández, y respaldada por el gobernador Javier May Rodríguez.
Los medios locales y nacionales, destacaron inicialmente los objetivos del proyecto: posicionar a Tabasco como un referente cultural, proteger piezas arqueológicas olmecas expuestas al deterioro en el Parque-Museo La Venta y revitalizar el legado del poeta Carlos Pellicer Cámara, quien diseñó el concepto original del parque en 1958.
Sin embargo, la narrativa oficial pronto chocó con una fuerte oposición ciudadana, reflejada tanto en manifestaciones físicas como en plataformas digitales.
Hubo protestas los días 7 y 8 de junio, donde activistas y ciudadanos expresaron su rechazo al proyecto, argumentando que la construcción de un museo de 14 mil 700 metros cuadrados en el Parque-Museo La Venta implicaría la tala de árboles, la afectación a la biodiversidad y la alteración del legado cultural de Pellicer.
La cobertura mediática ha reflejado esta división. Mientras algunos medios han enfatizado los beneficios culturales y turísticos del museo, otros han dado voz a las críticas ambientales y culturales, a menudo sin profundizar en los detalles técnicos del proyecto, como los estudios de impacto ambiental o las medidas de conservación propuestas por el INAH.
Esto ha contribuido a un panorama informativo fragmentado, donde la falta de claridad ha alimentado percepciones encontradas.
El gobernador, Javier May Rodríguez, y la secretaría de Cultura de Tabasco, Aida Elba Castillo Santiago, han señalado repetidamente que gran parte de la oposición al proyecto se basa en desinformación.
El gobernador afirmó que no se talará ningún árbol y que el proyecto será sometido a consulta pública para garantizar la transparencia.
Castillo Santiago desmintió rumores sobre el desmantelamiento del Parque-Museo La Venta, aclarando que el proyecto no implica la destrucción del Parque Museo ni del Parque Tomás Garrido Canabal, sino que se trata de un anexo diseñado para proteger las piezas arqueológicas y cumplir con las recomendaciones de la UNESCO para su conservación.
Sin embargo, las narrativas en redes sociales y algunas plataformas han exagerado o distorsionado aspectos del proyecto.
A LA CAZA DE MAY
Un punto de distorsión ha sido la confusión sobre la ubicación exacta del museo lo que ha sido aprovechado por quienes perdieron las elecciones, tanto en la candidatura presidencial de Morena como en las elecciones formales del estado y del país.
Mientras las autoridades han aclarado que se construirá en un anexo del Parque-Museo La Venta y no en el Parque Tomás Garrido, muchas críticas han asumido que ambos espacios serán directamente afectados, lo que ha generado una narrativa alarmista.
La politización del proyecto ha sido un factor clave en la distorsión del debate. Figuras de oposición, como la excandidata del Movimiento Ciudadano a la gubernatura, Minés de la Fuente, participaron en las protestas, lo que generó críticas por parte de los organizadores, quienes pidieron evitar la intervención de los partidos políticos.
La también excandidata a la gubernatura del PRIAN, Lorena Beaurregard, ha estado muy activa en distorsionar la información, como la del traspaso de los animales que están en el Parque Museo La Venta, al Yumká, para que estén bajo su cuidado y custodia, porque esa no es tarea de la Secretaría de Cultura.
Ha manejado de manera tramposa lo que dice el acuerdo publicado en el Periódico Oficial del Estado, para acomodar su narrativa de que se está desmantelando el Parque Museo La Venta y otras mentiras más, como la de que el proyecto Museo Nacional Olmeca ha sido impuesto por el gobierno federal por presiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Los adversarios políticos se han dedicado a propagar mentiras para desacreditar el proyecto. Esta intromisión ha desviado la atención de los aspectos técnicos y culturales del museo hacia un terreno de confrontación política.
La participación de actores políticos ha generado desconfianza en la ciudadanía, especialmente porque el proyecto aún está en fase preliminar y no se han presentado públicamente los estudios de impacto ambiental ni los detalles técnicos completos. Esto ha permitido que narrativas emocionales, como la defensa del legado de Pellicer o la protección de la biodiversidad, dominen sobre un análisis objetivo de los costos y beneficios del museo.
Claro que en todo esto debe haber transparencia y dejar claro que no hay ningún negocio oscuro detrás de lo que puede ser uno de los proyectos más importantes de la museográfica nacional.