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  • Domingo 29 de Septiembre de 2024

Vuelta Continua

AMLO, líder histórico; logró una revolución pacífica

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En una carta dirigida al pueblo de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo adiós a la vida pública en la que ha sido una figura destacada como líder opositor y como gobernante. Hay un antes y un después a partir de su mandato.
Es el final de una lucha política y social iniciada hace más de tres décadas en su tierra, en su agua y que culminó con la obtención del máximo cargo político en el país: la Presidencia de la República.
De ese tiempo a la fecha hay un largo recorrido, un periplo no exento de adversidades, complicaciones, tragos amargos, derrotas, represión y traiciones. Costó sudor, lágrimas y sangre llegar hasta la cúspide del poder.
Nada le fue regalado, sino escamoteado, robado por quienes lo vieron como “un peligro para México”. Su gestión demostró que esa frase propagandística era una falacia, una más de las tantas mentiras que se dijeron acerca de su talante político.
Hace más de tres décadas, cuando inició el movimiento democrático, eran unos cuantos los que se atrevían a escucharlo, reunirse con él por temor a las represalias del gobierno priista autoritario de esa época.
A López Obrador no le importaba si en la plaza pública se congregaban dos o tres personas para escucharlo hablar de la importancia de luchar por ideales y por la democracia. Lo importante era ir creando conciencia, despertar al pueblo de su letargo y defender las causas justas.
Una lucha iniciada con escasos recursos, pero con mucha voluntad y convicciones y, sobre todo, “amor a nuestra patria”.
“No nos desanimaron el sol inclemente ni los aguaceros ni la indiferencia de muchos, ni tampoco las feroces campañas de difamación lanzadas en nuestra contra por la mayoría de los medios. Ni las trampas ni las artimañas con las que la mafia que se había apoderado de México saboteaba nuestros eventos o lanzaba provocaciones”, evoca el tabasqueño en su carta de despedida.
Hoy son millones que lo siguen y lo reconocen como líder indiscutido que es del movimiento de transformación. Creen fervientemente en su palabra, dan incluso la vida por él. El país es otro, ya no es el mismo de hace seis años.
“En pocos años logramos alcanzar la presidencia para iniciar una transformación que ya está en la historia”, dice su texto de despedida, y agrega:
“Muy pocas veces en la historia, o tal vez nunca antes, un partido político había logrado producir cambios tan profundos, extendidos y perdurables, y hacerlo de manera pacífica, democrática y legal, sin romper un solo vidrio y sin perder la dignidad ni traicionar nuestros principios”.
El reto ahora es para quienes estarán al frente del movimiento si podrán profundizar y hacer más perdurable la llamada cuarta transformación de la vida pública nacional en los mismos términos en que lo logró López Obrador, pero sobre todo sin traicionar principios y sin perder la dignidad.
PRIMERA PARADA
Se dice que hay quienes no están acostumbrados a las supuestas alturas del poder. Que se marean hasta trepados en un ladrillo. Entre líneas, de manera directa y con su ejemplo, Javier May está diciendo que el mandante es el pueblo; que más vale que los futuros funcionarios no se crean ungidos por un poder divino. Me dice un lector que resulta curioso que sea más sencillo acercarse al gobernador electo que a muchos de quienes tendrán cargos de responsabilidad. Aguas.
SEGUNDA PARADA
Equivocados están quienes esperan una ruptura entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador en cuanto ocurra el relevo en la Presidencia. Habrá que recomendarles un poco de historia. Pero no tienen que ir tan lejos, sólo revisar lo sucedido del 2000 a la fecha en la que tanto Claudia como Andrés Manuel han estado en las mismas trincheras, con una visión de izquierda y en favor de los despojados y marginados.